viernes, marzo 13, 2009

Chile emite sello por 50 años del Tratado Antártico

SANTIAGO DE CHILE, 12mar09 (ANSA) -

El gobierno chileno inició la conmemoración de los 50 años del Tratado Antártico con el lanzamiento de la emisión postal Expo Antártica Chile 2009, diseñada por el artista Roberto Sepúlveda, quien plasmó la imagen de la base Presidente Eduardo Frei Montalva.

Se trata de 50.000 ejemplares que fueron impresos por la Casa de Moneda. "La presencia chilena en la Antártida es un elemento significativo de nuestra soberanía nacional y representa una política de Estado", afirmó el vicecanciller, Alberto van Klaveren, durante la ceremonia.

Agregó que el tratado "se ha transformado en uno de los instrumentos más notables, más visionarios y más excepcionales del derecho internacional contemporáneo".

GAT 12/03/2009 21:02

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Historias contadas por sus protagonistas

Varados en la Antártida: un viaje de ocho horas que se transformaron en seis días
Por Leonardo Fredes
publicado en : telam.com.ar
12 de Marzo de 2009

Un periodista de Télam que se encuentra en la Base Jubany junto a otros cuatro colegas, relató la aventura que vive en el hielo mientras espera que se den las condiciones para emprender el regreso. Las ganas de volver, mezcladas con el descubrimiento de lugares y nuevas costumbres.
La posibilidad de conocer la Antártida, de pasar algunos días, aunque sea algunas horas, en un lugar al que no llegan vuelos comerciales y donde se pagan fortunas por recorrerlo en cruceros, es casi irrechazable. Pocos se animarían a negarse a este desafío, aún con un importante riesgo incluido en la aventura: quedarse varados en el casi inhóspito continente blanco.
Justamente, lo que nos sucedió a cinco periodistas que llegamos a la Antártida con la idea de permanecer ocho horas y que ya llevamos seis días y casi 18 horas (bien contados, para eso sobra tiempo) en los que se mezclan las ganas de volver con el descubrimiento incesante de cosas, lugares y costumbres nuevas, y que, sabemos, difícilmente se pueda volver a repetir.
Quisieron las condiciones meteorológicas, o la suerte, o la desgracia (según el momento en que nos encontremos), o el destino, o vaya a saber cuál de todas las conjeturas que pensamos en estos largos días, que estemos aún en la base Jubany, una de las seis permanentes que tiene la Argentina en la Antártida y la de mayor desarrollo científico.
Justamente esta última condición le da un matiz distinto a la de la reconocida y difundida Marambio, una base de mayor presencia militar. Aquí científicos de diferentes nacionalidades, con supremacía de argentinos, interactúan casi por partes iguales con la dotación militar y el personal civil que actúa de apoyo.
Tuvimos la suerte de llegar a esta base y de poder compartir “un día en la vida de un poblador antártico” –aunque ya llevamos seis-, algo que es mucho más superador que las dos horas en las que íbamos a ser testigos de la firma de un tratado.
Aquí todo es calidez y buena predisposición por parte de la dotación que encabeza el Teniente Coronel Fernando Isla, dentro de las limitaciones lógicas que implica estar en un lugar semicomunicado y dependiente de las cuestiones meteorológicas.
Todos los habitantes de la base aportan su granito de arena para hacernos las cosas más fáciles, aunque vivir seis días, o quién sabe cuántos más, con un bolso preparado para unas horas, no resulta tan fácil.
La llegada a la base Jubany fue un alivio después de las 20 horas de navegación desde la base chilena en la que nos dejó el Hércules de la Fuerza Aérea, y de la que salimos casi sin pisarla para anticiparnos a la llegada de quienes debían firmar el tratado en la base Argentina.
Veinte horas que fueron casi un bautismo antártico para quien no está acostumbrado a la vida marina –todos nosotros-: un mar tormentoso, grandes olas y un fuerte viento impidieron que el barco pudiera acercarse a la costa para desembarcar, por lo que nos pasamos la mayor parte de la estadía en el buque Olivieri intentando encontrar el sentido de equilibrio y rechazando la posibilidad de alimentarnos.
Antes y después de la vuelta en barco (denominada “circuito hipódromo por la característica del trazado que recorrimos más de cuatro veces), hubo una “interesante” experiencia en gomones para llegar y desembarcar hasta la costa; algo que no recomendamos a quien quiera visitar la Antártida.
Ya en Jubany nos esperaban con chocolate, café y medialunas caseras (nunca más se repitieron), cuartos cómodos y bien calefaccionados, una interesante lista de actividades y lugares para conocer, pero sobre todo, lo más buscado, “tierra, un piso firme”.
Compartimos con los científicos parte de sus trabajos, mucha naturaleza desconocida aún por nosotros, mates y cafés con la gente de la dotación y de la campaña de verano y se armaron buenas guitarreadas a la noche.
Para el esparcimiento no faltan ofertas: una amplia biblioteca, una gran videoteca, cartas, juegos de mesa y hasta un cine, permiten que las horas se pasen más rápido, sobre todo para quienes deben pasar el invierno aquí, porque en verano el trabajo no da mucha tregua.
Igualmente, más allá de la comodidad y de la belleza del glaciar que da un imponente marco al paisaje, llega el momento en que uno comienza a preguntarse “¿cuando volvemos?”. Y la familia, vía MSN o mail pregunta: “¿Cuándo vuelven?”, y los compañeros de la dotación preguntan ¿Cuándo se vuelven ustedes?. Y cada día que pasa hay un amague, y seguimos acá. Las comodidades muchas veces subvaluadas de la vida en la ciudad por momentos se hacen sentir fuerte.
El agua caliente suele no dar abasto en las horas pico, salir a dar ‘una vueltita’ implica someterse a temperaturas bajo cero o apenas por encima, y chocolates y cigarrillos cotizan en bolsa y forman parte de un interesante circuito en que el dinero no cuenta.
“Cuando se abra la ‘ventanita’ salimos”, es la frase que más escuchamos. La ya famosa ventanita es la condición meteorológica ideal para que el avión pueda llegar desde el continente y salir nuevamente hacia allí.
Además esto se tiene que complementar con condiciones de navegabilidad buenas para poder llegar hasta el aeropuerto; algo que, lógicamente, aún no sucedió.
La posibilidad de regresar el domingo se pasó para el lunes, ilusión y desilusión mediante, pasó para el martes, otro día de rumores y de hipótesis, hasta que llegó el anuncio: “el día es el jueves”. Pero no, acá estamos, en la Antártica, y parece que la vuelta es mañana (nos dijeron que es cierto, que no es una broma).
El miércoles, igualmente, fue un día distinto: hicimos un “simulacro” de abandono de la base. Sí, todo comenzó el martes, cuando nos avisaron que “salimos”, nos vestimos con los trajes térmicos naranja fluo –que nos quedan muy lindos aunque parecemos astronautas- y otra vez al agua, para, gomón mediante, embarcar en el buque “Canal de Beagle”.
Este es un barco más grande y más cómodo que nos iba a dejar en la base chilena el jueves para subir al Hércules que nos llevaría a tierra. Incomunicados, ya sin Internet, y con poco espacio por la sobrepoblación del barco intentamos pasarla bien, ayudados por la buena voluntad de la tripulación.
El miércoles lo pasaríamos en el barco, que tenía que realizar algunos trabajos de logística con otros buques que navegan en la zona, una experiencia interesante de presenciar, mucho más sabiendo que al otro día nos volvíamos.
Pero no, la meteorología, la ‘ventanita’ o la ‘pacha mama’ –a esta altura pensábamos cualquier cosa- obligó a un cambio de planes: “No puede llegar el avión a la Antártida, elijan qué quieren hacer, seguir en barco a Ushuaia para llegar en tres días al continente o volver a Jubany”.
Buena pregunta, poco tiempo para contestar y, obviamente para hacerla más difícil, opiniones diferentes, tres querían una cosa y dos la otra, además, las dos opciones tenían su trampita y pesaba un juramento tácito: “moriremos juntos”.
La navegación no nos había dado buenos antecedentes y el viaje a Ushuaia incluía el cruce del siempre bravo estrecho de Drake y la vuelta a Jubany una advertencia: “el avión puede llegar a aparecer por la Antártida en dos, en cinco o en quince días”.
Así y todo, ganó esta última, y aquí estamos, en Jubany. Tierra firme, buena comida (ya pasaron las pizzas, la picada antártica y hoy llega el asado), y oídos bien abiertos esperando escuchar que alguien diga que “se abrió la ventanita”. ¿O seremos demasiado ilusos?.

jueves, marzo 12, 2009

Reportaje sobre Base Esperanza, escuela nueva y museo

El lugar donde el futuro se viste de blanco
Publicado en elargentino.com
08-03-2009 / Antes había sólo bases de investigación, hoy llegan los turistas, pero la preocupación es qué pasará con sus recursos naturales.
Por Mario Valor
Periodista. Desde la Antártida

Los lujosos cruceros que parten de Ushuaia o de Punta Arenas cargados de prósperos turistas europeos o norteamericanos contribuyen a romper la bella monotonía del paisaje helado que rodea el norte de la península Antártica. En la base Esperanza, una de las seis que mantiene en forma permanente la Argentina, militares y científicos están acostumbrados a recibir la visita de turistas. Luego de pedir permiso, los grupos bajan ordenadamente en las lanchas del buque y los asombrados gringos recorren durante un par de horas las vistosas instalaciones, pintadas de un color rojo vivo que destaca contra el blanco del paisaje. Después viene un chocolate o un café caliente en el casino de la base y la compra de algunos souvenires.

Para que el exclusivo tour sea posible, los interesados deberán pagar varios miles de euros correspondientes al viaje en avión hasta la lejana Tierra del Fuego y el crucero de cinco días entre los hielos.

Pero para las bases que la Argentina mantiene en el continente blanco el negocio no existe, sólo se trata de relaciones públicas para exhibir la labor que abnegadamente desarrollan militares y científicos desde hace más de cien años en unas tierras inhóspitas pero hermosas sobre las que el país tiene títulos históricos y geográficos de peso.

El turismo no es la única novedad que se asoma por estas heladas tierras: el calentamiento global, que por estos lares ya se advierte a simple vista, precipitará la pulseada por los recursos naturales entre los países que tiene presencia en el continente. Entre los expertos nadie duda de que la Antártida es el último reservorio de petróleo, gas y minerales inexplotado del planeta.

Por lo pronto, esta semana Esperanza se vistió de fiesta para inaugurar la nueva escuela que reemplaza a la que se incendió hace un año. La ministra de Defensa, Nilda Garré llegó en un viaje relámpago desde Ushuaia para dejar iniciado el ciclo lectivo y con ella arribaron las dos maestras que impartirán clases durante todo el invierno. Dependen del consejo de Educación de Tierra del Fuego, la provincia dentro de cuya jurisdicción se encuentran las Islas del Atlántico Sur y la porción antártica que la Argentina reclama como propias.

La ministra viajó en un Hércules C-130 hasta Marambio, la única base donde pueden aterrizar aviones de gran porte, y desde allí se desplazó en helicóptero hasta Esperanza. La acompañaron la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos y autoridades militares.

Esperanza está emplazada en una bahía rodeada de picos nevados y ventisqueros. Una docena de casitas en las que habitan las alrededor de 80 personas que viven aquí en forma permanente matizan el paisaje, recorrido casi siempre por fuertes vientos.

La ministra de Defensa felicitó al personal militar que reconstruyó la escuela 38, Julio Argentino Roca, en tiempo récord.

El jefe de la base, el teniente coronel Gustavo Gómez, un fanático de la equitación que hace sus
primeras armas en la Antártida, explica que la escuela tiene 200 metros cubiertos y está construida con columnas de aluminio y revestida con chapas de un plástico especial.

No es el único motivo de orgullo que últimamente tiene la base. Hace escasamente un mes se inauguró el museo, el primero de la Antártida, que está a cargo de Rubén Montiel, un veterano de casi 80 años con más de 30 campañas antárticas.

El museo funciona en un antiguo taller mecánico construido en el ’52. “Para la Antártida esto es un lujo”, dice don Montiel, que llegó a la Antártida por primera vez en el ’77, como investigador del Museo de Ciencias Naturales. “En el ’75 me invitó la Dirección Nacional del Antártico (DNA), empecé oficialmente en el ’77 y ya no paré más. Mi misión es siempre la misma, en la selva, en el monte o en la Antártida: trabajar”, reflexiona.

El museo reúne fotos antiguas de expediciones antárticas argentinas y muestras embalsamadas de la flora y de la fauna: pingüinos, palomas antárticas, cormoranes de ojos azules, gaviotas.
En Esperanza hay dos tipos de pingüinos, Papúa y Adelia –muy cerca del museo, en una caleta helada, hay una enorme pingüinera– pero en la Antártida hay cuatro en total, más cerca del Polo Sur habitan el de barbijo y el famoso emperador.

Montiel embalsama animales que fueron encontrados muertos, por el Tratado Antártico está terminantemente prohibido matarlos, cazarlos o pescarlos. Además, el hombre se define como “proteccionista”. En la campaña del ’82-’83 todavía se podía cazar focas para los perros, refiere y lamenta que en el ’99, a consecuencia del Protocolo de Madrid, los perros de trineo, un ícono de la exploración antártica, fueron desterrados de estas latitudes por ser considerados exóticos. “Eran lo más lindo que tenía la Antártida”, recuerda Montiel con nostalgia y refiere algunas anécdotas que dan cuenta de la increíble intuición del mejor amigo del hombre, como una que da cuenta de que en una oportunidad los ingleses establecieron un campamento en la isla Belgrano, sobre el mar congelado, pero un temporal separó los hielos y quedaron a la deriva 35 personas con una cantidad de perros. “Todos murieron y sólo logró sobrevivir un perro que llegó de vuelta a la base”, apunta Montiel.

Ahora los perros siberianos son reemplazados por la moto de nieve o el snow cat, que no se detienen ante una grieta que podría resultar letal para una expedición como hacían los perros.
“Yo estoy muy cómodo acá, con calefacción, acostumbrado a trabajar en los refugios con varios grados bajo cero”, reflexiona el anciano y recuerda que en sus primeros viajes el viento pegaba fuerte, sobre todo en los refugios como el de la isla Nelson, un lugar mínimo que tenía comedor, cocina dormitorio y radio todo en un solo ambiente, en el que estuvo 12 veces.

Montiel ya ocupa un lugar en la filatelia argentina: dos estampillas en las que está fotografiado para siempre en la Antártida están en circulación desde este año. No por nada el hombre define su relación con el continente blanco como “una pasión”.

miércoles, marzo 11, 2009

Finaliza segunda expedición antártica de Venezuela

De regreso a Uruguay expedición antártica venezolana
Basado en lo publicado en prensa-latina.cu, con correciones de Antawa.
Montevideo, 10 mar 09 (PL) - Antawa
La segunda expedición científica venezolana a la Antártida regresa mañana a puerto montevideano a bordo del buque ROU 04 General Artigas, de la marina uruguaya.
El grupo está integrado por siete especialistas en diversas materias que formaron parte de un grupo de 29 que durante casi mes y medio realizó importantes investigaciones en el llamado Continente Blanco.
Los otros 22 ya están en su país, pues viajaron en un Hércules C-130 de la FAU (Fuerza Aérea Uruguaya) (Nota: en la publicación original figura "fuerza aérea venezolana" por error), lo que además permitió a los pilotos entrenarse bajo condiciones extremas.
Una fuente de la embajada venezolana en Uruguay que pudo comunicarse con los expedicionarios dijo a Prensa Latina que la misión dio exitosa continuación a otra similar, pero menos numerosa, enviada el año pasado a territorio antártico.
Los especialistas que fueron por vía marítima se asentaron en la Base Uruguaya "ECARE", en Bahía Esperanza y efectuaron estudios de bioquímica, biología marina, oceanografía e hidrografía. Los que viajaron por avión tuvieron como centro de operaciones la base científica uruguaya “Artigas”, en la Isla Rey Jorge.
De modo general sus proyectos investigativos estuvieron enfilados al estudio de la biodiversidad, el clima, la composición físico-química del medio acuático y la bioquímica de los sedimentos, así como a la cartografía náutica de la zona, entre otros temas.
Estas expediciones tienen sustento en un acuerdo firmado por los presidentes Hugo Chávez y Tabaré Vázquez, a tenor con el cual Uruguay aporta su experiencia y capacidad operativa, y Venezuela el financiamiento.
La nación caribeña es miembro adherente del Sistema del Tratado Antártico (STA) y con esas misiones enriquece su expediente para ser aceptado como Miembro Consultivo de la entidad, de la que Uruguay es uno de sus 28 integrantes.
Firmado el 1 de diciembre de 1959 en Washington, el STA regula aspectos sobre libertad de investigación, no nuclearización y no militarización de la Antártida, así como la explotación racional de los recursos marinos vivos y la defensa medioambiental, entre otros.

antawa
lma/asg
PL-190

Se cierra campaña antártica 2008-2009 del INACH

Se fortalece la cooperación internacional.
CONCLUYÓ XLVª EXPEDICIÓN CIENTÍFICA ANTÁRTICA
Publicado en radiopolar.com
11 marzo 2009

Con el fin de la XLV Expedición Científica Antártica (ECA) se cierra la temporada de verano de una veintena de proyectos que trabajaron en las cercanías de la base "Profesor Julio Escudero", perteneciente al Instituto Antártico Chileno (Inach) y ubicada en bahía Fildes, y en otras bases y buques que acogieron a científicos chilenos y extranjeros.
La expedición 2008-2009 comenzó el 8 de noviembre con el proyecto trinacional glaciológico "Clima de Antártica y Sudamérica, CASA", de Chile, Brasil y Estados Unidos y en el que Chile es representado por el Dr. Ricardo Jaña (Inach). A su vez, este proceso investigativo concluyó con el día 8 de marzo con dos proyectos con investigadores en terreno: uno que dirige Emma Newcombe (Cequa, "Estructura de comunidades bentónicas en arrecifes rocosos antárticos") y otro de Angélica Casanova (Universidad de Concepción, "Respuestas ecofisiológicas de la flora antártica bajo un escenario de calentamiento global").
Patricio Barraza, jefe de operaciones logísticas del Inach, comenta que la XLV ECA contó con el traslado desde y hacia el Continente Blanco de aproximadamente 100 personas. Fue una veintena de proyectos en terreno, de los cuales 60 eran científicos y el resto correspondió a personal logístico e invitados.
Cabe señalar que la actividad 2008-2009 se diferenció de otras expediciones en un aspecto fundamental: la cooperación internacional. Se contó con un mayor apoyo de Brasil, ya que esta nación ha apoyado en forma creciente el traslado de personas hacia el Continente Blanco. Otra novedad fue el flete conjunto con España de vuelos a la Antártica. Esto representa la cooperación internacional que promueve el Inach y que, sin duda, es fundamental para el crecimiento científico y logístico de las futuras expediciones.

Primer Laboratorio Antártico de Biología Molecular
El Inach inauguró en febrero el primer laboratorio chileno de microbiología, bioquímica y biología molecular en la Antártica, en la base Escudero, dando así un importante paso para desarrollar nuevas líneas de investigación en Chile. Además, esta plataforma tecnológica permanente permitirá potenciar aun más la colaboración internacional.
En la ocasión, el Director Nacional del Inach, Dr. José Retamales, destacó que con este nuevo equipamiento se está dando inicio a una nueva era para la ciencia antártica nacional, al fortalecer la única base científica chilena, que durante 14 años ha servido de plataforma de trabajo para científicos de universidades, centros de estudios, organismos públicos y empresas privadas nacionales.
Las instalaciones inauguradas, justamente, serán parte de una red de cuatro laboratorios ubicados en la Antártica (1), Punta Arenas (1) y Santiago (2). La inversión total en la implementación de los laboratorios es del orden de los 230 millones de pesos, de los cuales 24 millones corresponden al laboratorio antártico. En este proyecto participan el Inach, la Fundación Biociencia, Swissaustral Chile Ltda. y VitroGen S.A. Este laboratorio permitirá el estudio de muestras en la misma Antártica, dando un mayor valor científico a su análisis in situ. Así, Chile se suma a la tendencia internacional en esta materia, en la península Fildes.

sábado, marzo 07, 2009

Bienal de Arte Contemporáneo del Fin del Mundo en Sao Paulo

Publicado en ADN.es
EFE Sao Paulo, 7 de marzo 2009
La ciudad brasileña de Sao Paulo acogerá desde mañana la obra de 29 artistas de 16 nacionalidades en lo que será un anticipo de la Bienal de Arte Contemporáneo del Fin del Mundo, que se inaugurará el próximo 24 de abril en Ushuaia, localidad argentina más austral del planeta.
Los artistas brasileños Caio Reisewitz, Thiago Rocha Pitta y Laura Vinci, los argentinos Mika Rottenberg y Diana Lebenson, el belga-mexicano Francis Alÿs, el español Eugenio Ampudia y el estadounidense Reynold Reynolds serán algunos de los que muestren parte de su trabajo en la Oca del Parque Ibirapuera, un centro de exposiciones diseñado por el arquitecto Óscar Niemeyer.
La muestra, que lleva por título "Intemperies. El Fin del Tiempo", estará abierta al público hasta el próximo 12 de abril, según la Alcaldía de Sao Paulo y el Instituto Goethe, dos de los organizadores.
La exposición se presenta a través de grandes proyecciones de vídeos y fotografías en las que se expresa el distanciamiento del hombre ante las transformaciones climáticas que experimenta el planeta.
Estructurada en torno a los cuatro elementos (agua, aire, tierra y fuego), la exposición contará con la curaduría internacional del crítico de arte alemán Alfons Hug y nacional de Alberto Saraiva.
"Antiguamente, el tiempo era simplemente el tiempo. Pero ahora el tiempo llegó al fin y se transformó en clima, una entidad física, anónima y amedrentadora que, en cualquier momento, es capaz de desencadenar una catástrofe", explicó Hug en un comunicado divulgado por la Alcaldía.
Bajo el lema fundacional "Pensar en el Fin del Mundo, qué otro mundo es posible", la Bienal, cuyo anticipo se verá en Sao Paulo, se desarrollará, además de en Ushuaia, en El Calfate, Punta Arenas, Rosario y en la base sudafricana en la Antártida.
La Primera Bienal del Fin del Mundo tuvo lugar también en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en la Patagonia Argentina, entre el 29 de marzo y el 29 de abril de 2007.
Esta edición inaugural se llevó a cabo como parte de las actividades del Año Polar Internacional, para promover la unión de los polos Sur y Norte a través de tres estaciones electrónicas ubicadas en Ushuaia, el norte de Canadá y Finlandia.

Argentina y Chile: unidos por interés común en la Antártida

Argentina y Chile: unión antártica
Diputados de Argentina y Chile rechazaron este viernes las pretensiones territoriales del Reino Unido en la Antártida, a dos meses de que las Naciones Unidas decidan sobre un reclamo británico para explotar un área de aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados en el continente blanco.

Fuente: BBC Mundo.com
7 de marzo de 2009

"Reafirmamos, con nuestros colegas argentinos, que rechazamos categóricamente, de forma definitiva y decisiva (dichas pretensiones)", dijo el presidente de la Comisión de Exteriores de la Cámara de Diputados de Chile, Renán Fuentealba.

Fuentealba agregó que las delegaciones de ambos países, que visitaron la base chilena Presidente Frei y el centro argentino Jubany, lograron "afianzar las relaciones bilaterales, especialmente ante las declaraciones del gobierno británico en las que se reserva su derecho sobre la plataforma continental".
En octubre de 2007, el Reino Unido reclamó una región que se sobrepone con áreas que Chile y Argentina se adjudican como propias. Se prevé que la ONU se pronunciará en mayo de este año.

Ver: Londres le pone el ojo a la Antártida

Tratado Antártico
De favorecer los reclamos británicos, la ONU le dará al Reino Unido acceso a una zona donde se cree que existen depósitos de minerales valiosos, además de gas y petróleo.
Los diputados sudamericanos destacaron, en una declaración, que el reclamo es improcedente en el marco del Tratado Antártico, suscrito 50 años atrás por 46 países, entre ellos el Reino Unido.
El artículo 4º del Tratado Antártico expresa que no se reconocen reclamos territoriales ni se aceptan disputas al respecto.
Además, comprende un conjunto de principios y objetivos vinculados a la cooperación internacional y la investigación científica, incluyendo la protección del medio ambiente y la utilización de la región para fines pacíficos.
En ese contexto, los diputados chilenos y argentinos dijeron en la declaración que "apoyan las acciones que impulsen sus gobiernos para reservar sus derechos sobre la plataforma continental antártica y se comprometen a continuar impulsando el uso pacífico del continente antártico, así como los estudios y la cooperación para el desarrollo de la investigación científica y la defensa de su medio ambiente".