miércoles, marzo 31, 2004

Tierra del Fuego, viernes 26 de marzo de 2004
Edición digital
Nº 2172
www.p23.com.ar

Hernán Pujato
En la eterna paz de los hielos
Las cenizas del general Hernán Pujato, comandante de la primera Expedición Científica a la Antártida Continental, descansarán en la eterna paz de los hielos antárticos.
Esa travesía se concretó gracias a la excelencia profesional y humana del gran marino mercante argentino, capitán de ultramar Don Santiago Ignacio Farrell, quien fue artífice de una verdadera epopeya antártica, al arribar con una vieja barcaza de desembarco, el "Santa Micaela", a la Bahía Margarita, debajo del círculo polar antártico, para permitir que Pujato y sus hombres instalaran la la primera base continental nacional.


Ushuaia (Colaboración de Alejandro Héctor Bertotto) -
Poco se conoce sobre la importancia que adquirió la 1ª Expedición Científica a la Antártida Continental, comandada por Hernán Pujato, la excelencia profesional y humana del gran marino mercante argentino, capitán de ultramar Don Santiago Ignacio Farrell, quien fue artífice de una verdadera epopeya antártica, al lograr arribar con una vieja barcaza de desembarco, el "Santa Micaela", a la Bahía Margarita, debajo del círculo polar antártico, para permitir que Pujato y sus hombres instalaran la Base San Martín, constituyéndose en la primera base continental nacional, por entonces la más austral del mundo.
Quienes hemos tenido el honor de continuar la obra del enorme pionero antártico argentino don Hernán Pujato. Quienes tuvimos la enorme distinción de escuchar de su propia voz las enseñanzas y los compromisos que él, aún a sus 99 años, seguía obsequiándonos a quienes lo estuviéramos escuchando, debemos, en este momento tan particular en donde los sentimientos oscilan entre la tristeza de haberlo visto partir para siempre y la alegría de saber que desde estos días sus cenizas descansarán en la eterna paz de los hielos antárticos de su amada Base San Martín, no podemos olvidar quién fue el Capitán Farrell en la vida de Pujato y de la estrategia antártica argentina. No en vano el anciano general, consciente de que su partida de este mundo estaba próxima, contaba con orgullo la felicidad que para él significaba haber obtenido de la familia del ilustre marino argentino, la autorización para que las cenizas de Farrell lo acompañen en su última morada, para que juntos, desde el confín de la Patria, puedan velar por esa inmensidad por la que tanto esfuerzo y lucha dedicaron en sus vidas.
Es justo, entonces, compartir con nuestra comunidad la semblanza del capitán Farrell, que nos regala el Dr. Jorge Julio Mottet, también compañero de ruta de ambos, en su obra "Reminiscencias".

"Reminiscencias"

JORGE JULIO C. MOTTET (Expedicionario al Desierto Blanco). Editorial EDIVERN. Buenos Aires. Año 2003.
Homenaje al Capitán de Ultramar Santiago Farrell. (Página 246)
Cuando los dos hermanos Pérez Companc ofrecieron su patriótica y desinteresada colaboración, también se comprometieron a dotar al Santa Micaela con el mejor equipo posible, que incluía un poderoso radar para reforzar el puente de mando y todas las reparaciones y reacondicionamiento necesarios para que la nave estuviera en las mejores condiciones operativas posibles. Un rubro al que le prestaron preferente atención fue al de la tripulación. Todos fueron seleccionados entre lo mejor de esa compañía e, incluso, reforzados con otros avezados marinos.
Al frente de ese experimentado plantel, se puso a un sobresaliente y prestigioso capitán de ultramar, el señor Santiago Farrell, quién se convirtió en el verdadero héroe de ese epopéyico viaje hasta Bahía Margarita. A su comando estaba una nave que, por mas que había sido preparada para una travesía en situaciones harto riesgosas, no estaba ni cerca de calificar para entrometerse enmares traicioneros, plagados de hielos flotantes, donde habían fracasado tantos otros navegantes antes que él.
Consciente de su responsabilidad y de la patriótica motivación de nuestra empresa, aceptó el desafío poniendo por delante su pericia marinera y la eficiencia de sus colaboradores para enfrentar los imprevistos de los mares antárticos. El sabía que estaba expuesto a naufragar ante el menor error o por la confrontación con factores imponderables para los que el barco no estaba preparado.
En varias partes de este libro, hemos mencionado su actuación al frente del Santa Micaela y su llegada a Bahía Margarita. Quienes hemos visto actuar a ese capitán en su puente de mando, quienes fuimos testigos de su seguridad, de su aplomo y de su seguridad en momentos difíciles, quienes sufrimos y vivimos con él todas sus inquietudes y lo vimos solucionar uno a uno todos los problemas que se le fueron presentando, nunca lo olvidaremos. Además de ello, su figura firme y enhiesta en su puesto de comando, luchando contra la furia de los mares antárticos como un gladiador ante enemigos superiores, nos transmitía la seguridad de saber que estábamos en las mejores manos. Al evocarlo, lo hacemos con respeto y gratitud y lo saludamos como a un digno sucesor de Piedra Buena, heredero de sus blasones y de sus virtudes marineras.
Neptuno, el hijo de Saturno y hermano de Júpiter y de Plutón, le abrió camino y con él, con sus caballos de doradas crines que arrastraban su carro sobre las olas de los océanos, el capitán Farrell también condujo al santa Micaela en un viaje en el que no muchos creían.
Esa debe haber sido su epopeya más heroica, la que le abrió dignamente el portal de la historia por donde han pasado los mejores navegantes. Varios años después, al comando de la motonave Petromar, encontró la muerte en una catástrofe sin precedentes en la historia fluvial argentina. Su barco, cargado de petróleo, fue embestido por otro que, en un día de espesa niebla, navegaba en sentido contrario por el río Paraná.
El Petromar ardió como una tea interminable a la vista de los pobladores ribereños que, impresionados, contemplaron por varios días la consumación de ese desastre. La nave quedó totalmente destruida por efecto de las llamas, se produjeron ingentes pérdidas materiales y, lo que es mucho peor, la pérdida de preciosas vidas de honestos trabajadores marítimos, entre los que se encontraba el capitán de ultramar Santiago Farrell, aquel heroico marino que llevó al Santa Micaela raudamente hasta el sur del círculo polar.
Su cuerpo fue encontrado luego de una larga búsqueda en el puente de mando, semi destrozado por las explosiones que destruyeron la nave que comandaba y calcinado por el fuego. El río, tributario de los mares, cobraba en esa forma la intrepidez del hombre que había paseado el azul y blanco pabellón de la Patria entre el azul y blanco de mares y hielos polares.
El homenaje que en estas líneas le tributo es en nombre de todos los que nos beneficiamos por su arrojo y determinación. Capitán Santiago Farrell, usted fue una inspiración motivante para quienes lo conocimos y le rendimos este homenaje con profundo agradecimiento. Sin usted al comando de esa barcaza de desembarco, nuestra empresa no hubiera sido posible y las legiones de antárticos argentinos que nos siguieron habrían visto postergado el cumplimiento de sus patrióticos anhelos. Los doctores Jorge y Carlos Pérez Companc confiaron en usted y simbólicamente le dieron la llave para que abriera las puertas del continente blanco para nosotros. Sin alardes ni petulancias, sin reclamar merecidos protagonismos, como sólo lo saben hacer los verdaderos grandes, cumplió su misión. Todos se lo agradecemos.

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lunes, marzo 29, 2004

Boletín del Proyecto Antawa – Marzo de 2004
Información de la Antártida
Temario de este boletín
- EDITORIAL: Un siglo de presencia argentina en la Antártida.
- NOTICIAS: Notas de prensa sobre el centenario de la Base Orcadas.
- HISTORIAS CONTADAS POR SUS PROTAGONISTAS:
Peripecias de la primera Comisión Argentina, fragmentos del libro de Luciano H. Valette.
- NOTICIAS:
- Soledad y salud “Larga vida a los caballeros del desierto blanco”
- Estudian los suelos antárticos
- Honor al científico uruguayo doctor Grillo
- Hallan dos nuevas especies de dinosaurios
EVENTOS:
Simposio sobre investigaciones antárticas


Editorial: 100 años de presencia argentina en la Antártida.
Recibimos un mensaje de Alejandro Bertotto, quien con profundo sentimiento antártico refleja en sus palabra el sentir de nuestros amigos argentinos ante tan importante hecho.
Como homenaje a aquellos pioneros, y por lo bien escrito de esta nota, cedemos el espacio editorial a nuestro amigo Bertotto.

“Una inadecuada difusión de la actividad antártica argentina, ha generado en la sociedad nacional e internacional, y aún en algunos de nuestros antárticos, el falso concepto de que en nuestro país la antártica, es una actividad prioritariamente militar. Creo imprescindible modificar esa creencia y, por justicia y convicción, convertir el compromiso antártico en un icono para todos los argentinos.
Las actuales operaciones logísticas antárticas en manos de nuestras fuerzas armadas, la difusión de imágenes, videos y entrevistas, protagonizadas mayoritariamente por hombres de nuestras fuerzas. La inclusión del organismo antártico por muchos años dependiendo del Ministerio de Defensa, han ido sembrando el subconsciente colectivo con la idea que la antártica es una actividad desarrollada única y exclusivamente por los militares. Eso no es cierto, porque no está escrita así la historia de estos primeros cien años de permanencia antártica de nuestro país y porque el presente y el futuro del continente blanco se fundamentan básicamente en la investigación científica, la cooperación internacional y la protección del medio ambiente.
Haciendo un rapidísimo racconto de los cien años de vida de la Base Orcadas, veremos que durante casi medio siglo la misma dependió del Ministerio de Agricultura de la Nación, que sus dotaciones fueron mayoritariamente civiles y que el sistema de abastecimiento y relevo fuera una combinación permanente de medios de la armada con embarcaciones comerciales que operaban en el atlántico sur. Fue recién el año 1950 que Orcadas pasó a depender del Servicio Meteorológico Nacional, dependiente de la Fuerza Aérea, para luego en el ´52 depender de la Armada. Los primeros cuarenta años de Antártida para la Argentina transcurrieron en un patriótico trabajo de argentinos (y algunos extranjeros) que supieron sentar con su sacrificio y permanencia las bases de nuestra soberanía en el sector.
Y, que en estos días los proyectos científicos de la base son desarrollados por abnegados científicos y guardaparques, entrelazados fraternalmente con nuestros hombres de armas, al igual que en el resto de nuestras bases.
A principios de la década del 40, se crea la comisión nacional del
antártico y la armada argentina efectúa los primeros vuelos antárticos. A mediados de esa década se presenta el primer plan antártico de la armada, el que es corregido y ampliado por el plan estratégico de Don Hernán Pujato a partir del año 1950. Este pionero, adelantándose en sus conceptos a lo que posteriormente sería el direccionamiento mundial de la actividad del hombre en extremo sur del planeta. La ciencia. Es así que organiza y ejecuta la primera expedición científica argentina a la Antártida continental, fundando en 1951, la Base San Martín sobre la misma Península Antártica y dentro del círculo polar antártico. Esto, con presupuesto y bajo la estructura y dependencia del Ministerio de Asuntos Técnicos y con el empleo de medios mercantes al comando del Capitán de Ultramar Santiago Farrell, comandante del Carguero Santa Micaela. También fundador en el ´51, del Instituto Antártico Argentino, organismo científico nacional que alcanzara gran prestigio mundial. Con esto, la Argentina se anticipa a la vocación de paz y ciencia demostrada por los países del mundo que se selló definitivamente con la vigencia del Tratado Antártico en el año ´61.
Hoy y aquí, la Antártida significa para los fueguinos más que un desafío, una verdadera posibilidad de desarrollo genuino. Las 150 operaciones portuarias que por temporada se realizan en nuestro puerto por parte de buques antárticos; la presencia de ese bastión de civilidad y progreso que representa la Escuela Provincial Nº 38, Presidente Julio Argentino Roca, en Base Esperanza, y la consiguiente presencia de la familia fueguina en la persona de nuestros maestros antárticos; el mojón soberano enclavado en los glaciares antárticos de Bahía Margarita, portando orgullosamente el escudo provincial (Refugio ONA – Glaciares de la Base San Martín); el creciente interés de nuestro jóvenes estudiantes por conocer más y más de ese añorado continente blanco, son algunos de los índices que nos marcan que para los fueguinos no es admisible que se considere a la actividad antártica como una cuestión meramente militar.
Han sido y continuarán siendo en el futuro, muy importantes los esfuerzos y la abnegación demostrados por nuestros soldados en el sector. Nadie pretende disminuir o relativizar el encomiable trabajo desarrollado por todos y cada uno de los uniformados que lucharon por mantener con hidalguía la presencia nacional en la Antártida pero, es imprescindible que el juego actualice sus reglas, se abra a la luz de todos los argentinos, la posibilidad de también colaborar con su humilde aporte, en la consolidación de los más altos intereses de la Patria en el sector y fundamentalmente que dejemos de ver los fueguinos a los antárticos como forasteros que pasan raudamente por nuestra ciudad. Para ello, para hacer de la Antártida un icono de todos los argentinos, sin discriminación, ni exclusiones, para hacer de la actividad antártica un polo de desarrollo económico genuino para los fueguinos, para concretar lo que alguna vez soñaron prohombres como Pujato o el mismo hermano chileno y preclaro diplomático Don Oscar Pinochet de la Barra, esa vieja ilusión digo, de ver sobre el continente más helado del mundo, un asentamiento humano complejo y floreciente en las costas de la península antártica, poblada de hombres, mujeres y niños que sobrevivan en tan inhóspitas circunstancias, en bien de la ciencia, el medio ambiente y la colaboración internacional.
Por eso y porque la Argentina necesita, para mejorar su posicionamiento internacional dar idea clara a la comunidad antártica, que la Antártida es un serio compromiso nacional y no un objetivo militar. “Sueño y deseo que trabajemos con todas nuestras fuerzas para que en las dotaciones polares, en este segundo siglo de vida antártico: por cada hombre haya una mujer y, por cada científico, haya un logístico que lo esté apoyando”.

ALEJANDRO HECTOR BERTOTTO (capice21@infovia.com.ar)
Jefe de la Base San Martín - Dotación 1993.
Director de Antártida de Tierra del Fuego 1995 / 2002


100 AÑOS DE PRESENCIA ARGENTINA EN LA ANTÁRTIDA
Tomado de La Nación Line 23 de febrero de 2004
ISLAS ORCADAS.- En pleno furor de principios del siglo XX por los viajes a la Antártida con fines científicos, William S. Bruce encabezó una excursión escocesa que partió de Edimburgo en noviembre de 1902, en el velero Scotia. Necesitados de provisiones, Bruce y sus hombres hicieron escala en las Malvinas, pero los ingleses les negaron asistencia gratuita. Así y todo, siguieron camino al continente meridional y llegaron a unas islas que denominaron Orkney, por el parecido que les encontraron con las que están al norte de Inglaterra. Allí, el congelamiento de las costas los obligó a permanecer hasta el verano siguiente. Construyeron con madera y lona una precaria casa de cuatro por cuatro metros, que funcionaba como observatorio meteorológico y para estudios de magnetismo; en ella vivieron hasta que pudieron volver.
Al arribar al puerto de Buenos Aires en diciembre de 1903, pidieron asistencia al gobierno de Julio Argentino Roca. Dadas las buenas relaciones entre ambas naciones y el cálido acogimiento que dieron los argentinos a Bruce -al reparar su barco-, decidió ceder al país la estación de las Orcadas; también pidió a cambio 5000 pesos para poder regresar a Escocia. Se marchó, y ya no volvería a la Antártida.
Con visión de futuro, Roca aceptó gustoso la base y envió en el verano de 1904 una excursión, para que se quedara por un año. La conformaron los escoceses Robert C. Mossman y William Smith, que pertenecían al grupo de Bruce; el alemán Edgar C. Zmula, el uruguayo nacionalizado argentino Luciano H. Valette y el nativo argentino Hugo A. Acuña, que con sus 18 años estuvo al frente de la estafeta postal de la estación Orcadas del Sud. Por ello el correo argentino también cumplió ayer una centuria de presencia antártica.
http://www.lanacion.com.ar/04/02/23/dg_575566.asp

SOBRE LA ANTÁRTIDA
Publicado en el Diario el País de Montevideo
Domingo 19 de febrero de 2004

"La Nación" de Buenos Aires, ha dado buena difusión al aniversario
número cien de la llegada de la Argentina a la Antártida, fecha que
se recordó en un acto, donde se puso de manifiesto la llegada de una
expedición argentina en 1904 y el establecimiento de la primera base
de ese país en territorio polar. Si el hecho cabe destacarlo, es
necesario agregar que la expedición que a principios del siglo veinte
llegó a la Antártida con fines científicos, era escocesa, encabezada
por William S. Bruce, la cual quedó aislada durante los meses de
congelamiento de las costas y vueltos al puerto de Buenos Aires
pidieron asistencia al presidente Julio Argentino Roca, cediendo la
estación que habían construido al gobierno argentino. Con visión de
futuro el presidente Roca aceptó la base y envió en el verano de 1904
una excursión para que se quedara por un año. Esa expedición estuvo
conformada por dos escoceses del grupo original, un alemán, un
argentino y —aquí lo interesante para nuestro país— por el uruguayo
nacionalizado argentino de nombre Luciano H. Valette. O sea, que
también corresponde el recuerdo del aniversario a los uruguayos en
homenaje a su compatriota

HISTORIAS CONTADAS POR SUS PROTAGONISTAS
Peripecias de la primera Comisión Argentina
En ¨Viaje a las Islas Orcadas Australes¨ publicado en Buenos Aires en 1906, dice el señor Luciano H. Valette: ¨El panorama que nos rodeaba era constituido de cerros escabrosos cubiertos de eterno hielo, témpanos formidables y enormes ventisqueros.
Nuestra habitación revestida exteriormente por una muralla de piedras era, sin ser confortable, muy sólida y debido a su edificación primitiva tuvimos siempre una ventilación natural excelente, tanto más necesaria cuanto que la sola pieza que la constituía era colectiva. Por esa circunstancia, la mala higiene domestica fue inevitable con motivo del amontonamiento de materiales en un reducido espacio, el cual servia a la vez de cocina, dormitorio, comedor, laboratorio, etc.¨
En días de cielo descubierto, a pleno sol, el paisaje es maravilloso. Pero tal cosa ocurre muy rara vez. En aquellas latitudes, precisamente, predominan las tormentas con fuertes vientos y nevadas. Y es lo que tuvieron que soportar nuestros hombres en los comienzos de su vida antártica. Tras una primera tormenta con ráfagas de 95 km. por hora desencadenada a fines de febrero, y que produjo la pérdida de algunas pieles de aves y peces que había coleccionado el señor Valette, encargado de los estudios de zoología, el 8 de marzo un segundo temporal mucho más violento aun llegó a amenazar seriamente a la pequeña vivienda cuyo parapeto de piedras fue derrumbado por el golpe de las olas que llegaron hasta 2 m de la puerta de Omond House. Pasado el temporal comenzó la dura tarea de las reparaciones. Hubo que rehacer el parapeto que servia de protección a la casa, para lo cual se transportaron grandes bloques de piedra utilizando palancas y una considerable cantidad de piedras menores en trineos. Todo el material era de la falda de los cerros que se levantan a unos 100 m de las instalaciones. Casi todo el mes de marzo se empleó en estas tareas que dejaron casi exhaustos a nuestros inexpertos expedicionarios, recién llegados de Buenos Aires. En la madrugada del 4 de abril comenzó a soplar desde el sudeste un viento amenazador, a la hora no quedaba nada del parapeto y las defensas que habían costado un mes de agotador trabajo. Todo cayó bajo los embates del mar que, en sucesivas y violentas oleadas, había llegado hasta el lugar. Y no solo piedras se llevó el mar; también algunos cajones de víveres, lo que fue peligroso para una expedición que permanecería totalmente aislada y sin ningún contacto con el exterior, por un tiempo que no podía ser establecido con certeza, ya que son las condiciones climáticas las que decidirán la fecha del relevo. La pequeña casa-habitación tuvo que se abandonada pues el agua la rodeó totalmente. Con el viento soplando a 110 km. por hora, el frío intenso y la molesta borrasca de nieve, los castigados hombres se dirigieron hacia la costa de la bahía Uruguay, más separada de los vientos del sudeste; llevaban consigo dos carpas para utilizarlas como vivienda temporaria, pero el furioso y enloquecido viento ni siquiera permitió desatarlas. La diminuta casilla de los instrumentos magnéticos fue la salvación. A ella se dirigieron los cinco hombres y en ella permanecieron en incomoda situación, pero al reparo, hasta las diez de la mañana en que amainó el temporal y aprovecharon para penetrar en la vivienda y poner a salvo cuanto pudieron.
Valette mismo relató la situación: ¨Estabamos empapados y con mucho frío, pero el salvamento nos hacia olvidar todo. Mientras nos encontrábamos ocupados en esa tarea oímos unos crujidos terribles. El viento había arrancado el techo del deposito de víveres; la rompiente del mar llegaba a más de 50 metros adentro de la línea de las más altas aguas!
¨Eran las tres de la tarde y a pesar de la bajamar las olas aun alcanzaban al borde de la casita. El viento seguía en su furia.¨
¨Adentro de la cabaña era todo confusión y afuera, en el deposito de víveres, destechado, el cuadro era desconsolador. A pesar de todo esto no podíamos optar por el abandono de nuestra vivienda. A donde iríamos?¨
¨En el desgraciado caso de que el derrumbe de la cabaña se hubiera producido, pusimos un hacha al lado de la ventanita para hacerla saltar y salir luego por ella, pues la puerta hubiera quedado sin acceso¨.
¨Entretanto, llegaba la hora de la otra pleamar y el viento nada había calmado. La noche era horrorosa y el mar bañaba nuevamente los cimientos de la casita. En ese momento la obsesión de aquellos hombres era la siguiente pleamar cuya hora ya se aproximaba. Fue entonces que la Providencia quiso que el mar arrastrara a la playa unos grandes bloques de hielo que sirvieron luego para romper y disminuir así la fuerza de las olas¨, narra Valette.
Al día siguiente, concluido el temporal, comenzó de nuevo la tarea de las reparaciones. Hubo que arreglar el almacén de provisiones que había quedado sin techo y en desorden. Con los mismos cajones de víveres se hicieron las paredes y se utilizaron todos los elementos posibles y todas las artes del ingenio para hacer la mejor construcción posible.
¨A fin de obtener tirantes y gruesos clavos -dice Valette-, tuvimos que deshacer un gran trineo. El techo se cubrió con lona y sobre ésta un tejido impermeable. Luego se fortificaron las paredes exteriormente con una espesa capa de piedra que acarreamos en trineo desde la falda de los cerros más próximos. Muchas de estas obras se hicieron con grandes dificultades, no solo por la falta de elementos, sino debido a los fuertes vientos. La tarea era tanta y tan pesada que nuestros semblantes agobiados se asemejaban a presidiarios condenados a trabajos forzados.¨
Para el 22 de abril se concluyeron los trabajos y el 30 ya cubría la superficie del mar una gruesa capa de hielo, fenómeno tan esperado por los expedicionarios ya que el peso del hielo le hacia perder al mar toda potencia y peligrosidad.
En adelante el peor enemigo seria el hastío. Efectivamente, durante el invierno antártico la actividad es casi nula, salvo las tareas habituales domesticas y, sobre todo, despejar de nieve ventanas y accesos. La inclemencia del tiempo y la oscuridad, excepto unas pocas horas al mediodía, obligan a permanecer en la vivienda días enteros. Si se piensa que la reducida Omond House era utilizada como cocina, comedor, dormitorio y laboratorio, podremos imaginar lo que fue la vida de los cinco integrantes de aquella primera comisión argentina en Antártida durante el invierno de 1904.
Repartiendo el tiempo entre las tareas domesticas, los trabajos específicos de cada uno, las largas caminatas en dos días muy buenos, llego el 31 de diciembre y con él el ¨aguinaldo de Año Nuevo¨, como dice Valette.
¨Gloria y contento -escribió-, era la corbeta Uruguay, la mascota polar de la Armada Argentina, que avanzaba lentamente entre los hielos en demanda del puerto.¨ Con ella llegaba el relevo para el segundo año del observatorio de Orcadas, y para nuestros hombres la hora del regreso.
Publicado en La Auténtica Defensa de Campana
Av. Ing. Rocca 161 (2804) Campana - Provincia de Buenos Aires
Tel./Fax: 03489-423631 - E-mail: info@laautenticadefensa.com.ar


NOTICIAS: Soledad y salud
Bajo el título “Larga vida a los caballeros del desierto blanco” nuestro amigo Daniel (daona@hotmail.com ), nos envía esta nota publicada en BBC Mundo

Masturbarse reduce el riesgo de cáncer. -
BBC Mundo.com - 17 julio 2003.
Los hombres que se masturban con frecuencia tienen menos probabilidades de desarrollar cáncer de próstata, según un estudio de un grupo de científicos australianos.
El informe, publicado por la revista "New Scientist", asegura que los hombres que eyaculan más de cinco veces a la semana entre los 20 y 30 años son un 30% menos propensos a desarrollar un cáncer de próstata.
En estudios anteriores, que no tenían en cuenta la masturbación como dato de estudio, se aseguraba que el sexo frecuente de hecho aumentaba las posibilidades de desarrollar la enfermedad.
Los científicos del Consejo de Cáncer de Victoria, en Melbourne, aseguran que esa creencia podría deberse a que las infecciones venéreas pueden facilitar el desarrollo del cáncer de próstata.
El corresponsal científico de la BBC asegura que otros especialistas en cáncer han descrito estos últimos hallazgos como especulativos.
Para dar mayor credibilidad a la tesis de los científicos australianos habría que repetir y verificar de forma independiente su experiencia, según el corresponsal científico de la BBC.
El cáncer de próstata es una de las formas de esta enfermedad más comunes en los hombres maduros.


NOTICIAS
Estudian los Suelos Antárticos
Por quinta vez y con el objetivo de estudiar los suelos del área de influencia de la Base Esperanza -Antártida Argentina-, el Agr. Rubén Godagnone del INTA Castelar, partió el 5 de enero de 2004. En 1993 se firmó un convenio entre el INTA y el Instituto Geográfico Militar y se emprendió el proyecto "Suelos Antárticos" para la creación de un atlas antártico propio. Desde entonces, se realizaron distintos relevamientos taxonómicos y cartográficos de suelos en Península Potter, Bases Primavera, Marambio, y Punta Armonía (Isla Nelson).
Informes: Ing. Agr. Rubén Godagnone, Instituto de Suelos INTA Castelar, (011) 46211448/2096, rgodagno@cirn.inta.gov.ar

CIENTÍFICOS
Honor a científico uruguayo

Tomado del El País de Montevideo - 4 de marzo de 2004
El doctor Bartolomé Grillo es un científico uruguayo de relevancia
mundial. A lo largo de su actividad profesional se ha ido conformando
un curriculum vitae en el que, además de la doble obtención del Gran
Premio Nacional de Medicina en 1979 y en 1990 y la Mención Gran
Premio Nacional de Medicina en 1989, se agregan veintidós trabajos
científicos como neurorradiólogo y radiólogo vascular, una larga
lista de becas y representaciones oficiales, así como la
participación en diversidad de congresos científicos y su
desinteresado aporte al deporte, entre varios cargos el desempeñado
como vicepresidente del Club A. Peñarol.
Lo que hoy lo destaca netamente en el mundo, es el haber sido el
pionero en el estudio en la Antártida de los pingüinos, estudios que
permitieron resultados enjundiosos, obtenidos por un equipo
multidisciplinario al ubicar la presencia del krill en los estómagos
de los pingüinos y aunque el krill ya era conocido por sus altos
valores proteicos, Grillo y sus compañeros viraron hacia otra
dirección encontrando un alto porcentaje del ácido graso
poliinsaturado: el Omega 3.
Entre los adultos mayores se han probado los beneficios que depara el
tratamiento a corto plazo con ácidos grasos Omega 3, reduciendo la
agregabilidad plaquetaria, bajando la presión arterial y reduciendo
los niveles de triglicéridos. Por otra parte, si bien aún en estado
experimental, es sabido que los ácidos grasos juegan un papel
fundamental en el desarrollo, crecimiento y metástasis de ciertos
cánceres. En cuanto al mejoramiento de la enfermedad de Alzheimer y
otros desórdenes mentales, entre varios factores, se cree que el
aumento de los niveles de ácidos grasos poliinsaturados en los
fosfolípidos es de gran importancia. También los ácidos grasos Omega
3 ayudan en las personas depresivas y la suplementación con Omega 3
retarda el proceso inflamatorio en los reumáticos, siendo los dolores
menos frecuentes en las articulaciones.
Es opinión del Dr. Grillo, que los humanos deben ser alimentados con
Omega 3 desde el nacimiento y así obtendrán una vida mucho mejor,
aclarando que el Omega 3 no es un remedio, sino un complemento
nutricional totalmente natural que no contiene contraindicaciones y
que —en lo que viene pregonando hace ya tiempo con gran insistencia—
aporta a la dieta diaria una notoria mejora en la calidad de vida.
Esto es, en síntesis, la presencia de Bartolomé Grillo, un científico
que hace honor al país por la alta calidad de sus trabajos y su
contribución al ser humano.

DESCUBRIMIENTOS
Hallan dos nuevas especies de dinosaurios en la Antártida.
Publicado en Yahoo! News – 26 de febrero de 2004.
WASHINGTON (Reuters) - Dos nuevas especies de dinosaurios --un carnívoro de rápido movimiento y un gigante vegetariano-- fueron descubiertos en la Antártida, informaron el jueves investigadores estadounidenses.
Los fósiles de 70 millones de años del carnívoro habrían descansado por milenios en el fondo del Mar Antártico, mientras que los restos del hervíboro de 30 metros de largo fueron hallados en la cima de una montaña.
Ambos habrían vivido en una Antártida diferente, templada y húmeda, dijeron dos equipos de investigadores, financiados por la National Science Foundation.
El pequeño carnívoro, de 1,8 metros de alto, fue hallado en la isla James Ross, en la costa de la Península Antártica.
El animal, que aun no fue bautizado, probablemente flotó en el mar después de morir y cayó al fondo de lo que en ese entonces era un área superficial del mar de Weddell, dijo Judd Case del St. Mary's College de California, quien ayudó a encontrar los fósiles.
Sus huesos y dientes sugieren que representaría una población de carnívoros de dos patas, que sobrevivieron en la Antártida mucho tiempo después de que otros depredadores se apoderaron de otras partes del planeta.
"Por alguna razón, aún andaban en el continente Antártico," dijo Case en un comunicado.
Un segundo equipo liderado por William Hammer del Augustana College de Rock Island, Illinois, encontró el fósil del hervíboro de 200 millones de años en la cima de una montaña de 3.900 metros de altura cerca del glaciar Beardmore.
Ahora conocido como monte Kirkpatrick, el área una vez fue un suave lecho de río.
Hammer y sus colegas estuvieron registrando el área en busca de fósiles después de haber encontrado otras especies nuevas allí en la década de 1990.
El equipo incluyó a Peter Braddock, un guía de seguridad de montañas.
"En broma le dije: 'manten la mirada hacia abajo, fíjate en cosas extrañas en la roca,"' dijo Hammer en un comunicado.
"El había marcado cuatro o cinco cosas que pensaba eran extrañas, entre ellas algunas raíces fosilizadas. Pero me di cuenta que una de esas cosas eran huesos: parte de una enorme pelvis."
El animal habría sido un saurópodo primitivo, un animal de cuello largo, cuatro patas similar a los más conocidos braquiosaurios.


EVENTOS
Simposio sobre investigaciones antárticas
Buenos Aires 30 de agosto al 3 de setiembre 2004.
El Director del Instituto Antártico Argentino, Dirección Nacional del Antártico, Ministerio de Relaciones Exteriores Comercio Internacional y Culto, tiene el agrado de anunciar la realización del V Simposio Argentino y I Latinoamericano sobre Investigaciones Antárticas, que se realizarán en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina entre los días 30 de agosto y 3 de septiembre del año 2004.
Estas reuniones, que se vienen realizando desde 1987, forman en esta oportunidad parte de los eventos programados en conmemoración de cumplirse los 100 años de la presencia de Ciencia Argentina en Antártida, a partir de la toma de posesión del Observatorio Meteorológico y Magnético en la isla Laurie, Orcadas del Sur, el 22 de febrero de 1904.
Sea asimismo esta invitación extensiva a todos los organismos del quehacer antártico, tanto nacionales como internacionales, con los que compartimos diferentes programas de cooperación e investigación y, en particular a los investigadores de todos los países antárticos latinoamericanos.
El Director del Instituto Antártico Argentino espera contar con vuestra participación y encontrarlos durante la realización de este evento.
Web: http://www.dna.gov.ar/CIENCIA/SANTAR04/INDEX.HTM
e-mail: simpoantar2004@dna.gov.ar

Otros Eventos
Gentileza de Brendon Grunewald (70South) email: brendon@70south.com
Antarctic News http://www.70south.com/news/

10 de marzo 2004: SCAR Delegates Meeting
26 de marzo 2004 Antarctic Treaty Consultative Meeting
20 de abril 2004 The XV Global Warming International Conference
27 de abril 2004 IAATO 15th Annual Meeting
20 de mayo 2004 2nd Malaysian International Seminar on
Antarctica
27 de mayo 2004 27th Antarctic Treaty Consultative Meeting







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Juan Ways
Editor