Aisladas, a 3359 km de Buenos Aires
Nueve integrantes de la Fuerza Aérea Argentina concretaron la reapertura de un asentamiento donde vivirán solas durante tres meses.
Por Daniel Gallo
LA NACION - 5 enero 2009
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Parte del grupo de mujeres en la base Matienzo
Foto: Fuerza Aerea Argentina - La Nación
Por primera vez, una base argentina en la Antártida tiene una dotación compuesta exclusivamente por mujeres. Después de dos años de permanecer cerrado, la Dirección Nacional del Antártico decidió la reapertura del campamento conocido como Matienzo y aceptó la propuesta de la Fuerza Aérea, realizada a través del Ministerio de Defensa, de instalar allí un contingente de nueve mujeres que trabajarán durante tres meses en uno de los lugares más inhóspitos del continente blanco.
La vicecomodora Alicia Sedeño está a cargo de la misión, en su primera experiencia en la Antártida. Junto con sus compañeras realizó un período de adaptación en la base Marambio, la de mejores comodidades, y ayer se trasladó con el resto a Matienzo, en un vuelo de noventa minutos en helicóptero.
En esa base las expedicionarias argentinas quedaron prácticamente aisladas, ya que la única forma de comunicación posible es un teléfono satelital para emergencias.
Las precarias condiciones de vida no amedrentan a quienes se presentaron como voluntarias para esta experiencia. "Estoy muy entusiasmada con esta misión", comentó Sedeño a LA NACION durante una comunicación telefónica con la base Marambio, donde días atrás esperaba que mejorara el siempre hostil clima de la Antártida para emprender el viaje rumbo a Matienzo.
No será una tarea fácil, como lo vivieron en los primeros días entre el hielo, cuando una de las voluntarias -en principio debían ser diez en la base- tuvo que ser evacuada por un problema físico y se recupera en Buenos Aires.
Una de las particularidades de esta misión femenina tiene que ver con que fueron las propias mujeres, integrantes de la Fuerza Aérea, las que impulsaron la creación de un contingente con estas características. "Las suboficiales que ya estuvieron destinadas en la Antártida promovieron esta posibilidad como un desafío nuevo y, finalmente, fue aceptado", explicó Sedeño, casada y con dos hijos adolescentes.
"El apoyo de la familia es fundamental para esta actividad", reconoce Sedeño, ingeniera en electromecánica y especializada en sistemas informáticos.
Acompañarán a la vicecomodora Sedeño la suboficial Claudia Gutiérrez, las cabos Vilma Cardozo, Gisela Ríos, María Bárcena, Noelia Lugones, Valeria Fernández y Aldana Funes, y la voluntaria Bárbara Bonzón.
De ellas, sólo tienen el antecedente de haber trabajado en la Antártida la especialista en comunicaciones Cardozo y la enfermera Bárcena, que estuvieron un año destinadas en la base Marambio, mientras que la cabo Ríos tuvo presencias temporarias en los asentamientos argentinos, pero su labor cotidiana tiene que ver con el apoyo logístico de las campañas antárticas.
También la promoción de temas de género fue determinante para decidir está misión inédita, ya que la ministra de Defensa, Nilda Garré, requirió a las fuerzas dar una mayor participación a las mujeres.
Campamento temporario
La base Matienzo es uno de los destacamentos temporarios que tiene la Argentina en la Antártida. Se encuentra en la barrera de hielo Larsen, a 190 kilómetros de Marambio, que será la cabecera del abastecimiento logístico del grupo femenino, con dos helicópteros Bell 212 y un avión de transporte Twin Otter. La base Matienzo fue inaugurada en 1961.
"Matienzo está ubicada en una zona en la que se evidencia un fuerte deshielo de los glaciares, por lo que uno de los trabajos será dar el soporte logístico para el estudio de esa situación", comentó la nueva jefa de la base, que en estos días verá por fin en persona el terreno que analizó, en los últimos años, en su habitual labor con fotografías satelitales.
Al ambiente naturalmente poco favorable para la vida se les suman en Matienzo las incomodidades propias de un campamento transitorio. Las conexiones con Internet que ya son comunes en otras bases no están disponibles en esa zona; tampoco las líneas telefónicas directas que siempre acercan los afectos dejados por un tiempo en el continente.
"Llevamos varias películas", contó Sedeño divertida, cuando se le consultó sobre cómo se encara una convivencia de meses en un lugar tan aislado, a 3359 kilómetros de Buenos Aires. La base cuenta con cuatro edificaciones pequeñas, entre ellas una vivienda para doce personas, y la temperatura media es de unos 10 grados bajo cero.
En ese lugar se da esta singular experiencia de completar una dotación sólo con mujeres, una circunstancia que la transforma en una de las misiones especiales de esta campaña antártica, junto con la compleja operación de abastecimiento a la base Belgrano II.
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