martes, enero 27, 2009

Experimento LOHAFEX en marcha

Proyecto polémico
Alemania fertilizará el mar para absorber más CO2
Fuentes:
Elmundo.es - AFP BERLIN Actualizado martes 27/01/2009 18:10 horas
Publico.es GUILLEM SANS MORA - Corresponsal en Berlín - 26/01/2009 21:33
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El Gobierno alemán ha dado luz verde a una polémica misión científica que aspira a esparcir hierro en el mar para fertilizar el mar y hacer proliferar el fitoplancton (algas microscópicas) con el objeto de aumentar la absorción de dióxido de carbono.
Las algas capturan CO2 en su proceso de fotosíntesis.
"Con el informe de expertos que se ha presentado, estoy convencida de que no hay ninguna objeción científica o legal (...) al experimento LOHAFEX", afirmó la ministra alemana de investigación, Annette Schavan. "De modo que he decidido poner en marcha este experimento", añadió en un comunicado.
La idea, como muchas otras de geoingeniería, ha sido criticada por científicos y ecologistas por los peligros de sus consecuencias, al menos si el experimento es a gran escala.
Pero el Gobierno alemán adoptó finalmente una decisión tras un debate entre los ministerios de Medio Ambiente y de Investigación sobre las consecuencias del proyecto germano-indio.
El plan prevé echar seis toneladas de hierro en zonas del Atlántico Sur sobre una extensión total de 300 kilómetros cuadrados.
En el debate, interministerial, el ministerio de Medio Ambiente estaba en contra del proyecto por estimar que el experimento contradecía una moratoria sobre fertilización artificial de los océanos aprobada por la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad en Bonn.

El Buque alemán Polarstern con 48 científicos a bordo, esperaba esta decisión, navegando en aguas del Atlántico Sur.

El Instituto de Investigación Polar alemán Alfred Wegener (AWI), cuyo buque Polarstern zarpó el pasado 7 de enero con 48 científicos a bordo, consideró sin embargo que la convención de la ONU comprendía una cláusula según la cual la moratoria no afecta a las "investigaciones científicas a pequeña escala".
Durante las dos primeras semanas, el buque, que terminará su misión el 17 de marzo en Punta Arenas, Chile, identificará las zonas en las que será vertido el hierro para favorecer el desarrollo del fitoplancton.
Los científícos del AWI, con sede en la ciudad de Bremerhaven, quieren estudiar las reacciones al hierro de las algas y el plancton a una profundidad de hasta 3.800 metros.
Si el hierro ayuda a estos organismos a reproducirse, la investigación podría servir para desarrollar un método barato contra el cambio climático.
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Un proyecto cuestionado
Asociaciones ecologistas habían criticado el proyecto con el argumento de que no se conocen las consecuencias del aumento de la concentración de hierro para la flora marina. La ministra dio a conocer el lunes su aprobación, basada en cuatro informes científicos y jurídicos independientes.
Tras conocer la noticia, la directora del AWI, Karin Lochte, señaló que el experimento es de investigación básica y no está pensado en primer término para luchar contra el cambio climático, como se ha podido leer en la prensa de varios países europeos en las últimas semanas.
En diciembre de 2007, la empresa estadounidense Planktos intentó realizar un ensayo similar cerca de las Islas Canarias, pero lo pospuso de manera indefinida por el rechazo social.
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Fotografía microscópica que muestra un grupo de fitoplancton tres semanas después de su fertilización con hierro en el barco de investigación 'Polarstern'. (Foto. EFE)

No obstante, un conocido estudio científico publicado en abril de 2007 en la revista Nature, que revelaba los resultados de un extenso programa llevado a cabo alrededor de las islas Kerguelen en Bretaña, concluyó que echar hierro en el mar sería de 10 a 100 veces menos eficaz que el proceso natural, y que el 90% del hierro esparcido se perdería en el océano.

Ver "La empresa de EEUU que pretendía verter mineral en Canarias cesa sus pruebas"

Asimismo, muchos expertos temen que, pese a su escasa eficacia, los efectos secundarios sean peligrosos.
El hierro se vierte en forma de nanopartículas, por lo que el impacto sobre los ecosistemas es de momento imprevisible. Algunos científicos hablan de una posible reacción química que generaría un gas de efecto invernadero, el protóxido de nitrógeno (N2O), más potente que el CO2, lo que no sólo anularía los objetivos buscados, sino que incrementaría los efectos opuestos.

3 comentarios:

  1. Comienza el vertido de hierro en el océano.
    M. R. E. - Madrid - 28/01/2009

    "Mientras le escribo, el Polarstern está describiendo círculos concéntricos alrededor de una boya al tiempo que vierte la solución de hierro al mar". Es el mensaje que mandó ayer a este periódico desde el barco oceanográfico alemán Victor Smetacek, codirector científico del experimento Lohafex, que pretende estudiar la eficacia y la seguridad de fertilizar las aguas oceánicas como posible medio de lucha contra el cambio climático. El remolino en el que se verterá durante 30 horas el sulfato de hierro disuelto está situado a 48 grados sur y 15 grados 30 minutos oeste.
    Los científicos (europeos e indios) acababan de recibir la luz verde para proseguir con los trabajos, tras una tormenta política en Alemania. El Ministerio alemán de Medio Ambiente pidió hace unos días al de Investigación que parara el experimento hasta disponer de una evaluación independiente sobre sus efectos medioambientales y su corrección legal. La evaluación ha sido positiva.

    Karin Lochte, directora del Instituto Alfred Wegener, del que depende el Polarstern, ha dicho: "Estoy absolutamente convencida de que sólo estudios científicos independientes como Lohafex ayudarán a llegar a una decisión política basada en los hechos sobre si la fertilización del océano con hierro es o no una técnica útil que pueda contribuir a la protección del clima".

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  2. LOHAFEX no es un caso aislado. Varios ambientalistas se alarmaron la semana pasada al saber que otro esquema de fertilización del océano está desarrollándose. Ahora se trata de urea, fertilizante rico en nitrógeno, que intentan arrojar en marzo en el Mar de Tasmania (entre Australia y Nueva Zelanda). Bajo los auspicios del Grupo de Tecnología Oceánica de la Universidad de Sydney, dirigido por Ian S. F. Jones, los financiadores del proyecto esperan luz verde del gobierno de Australia para arrojar urea en aguas internacionales. Bajo la protección de un “instituto de investigación”, el profesor Jones también es el hombre al frente de Ocean Nourishment Corporation, y es bien conocido por su interés en las ganancias potenciales de tales proyectos. Al parecer la precaución que dio forma a las discusiones en el CBD hace menos de un año la están tirando por la borda y la sociedad civil necesitará trabajar duro para mantener la moratoria y asegurar que se fortalezca.

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  3. Crustáceos se comen un experimento para fertilizar el océano
    pulicado el domingo 29 marzo 2009

    A principios de marzo 2009 finalizó un experimento de tres meses realizado por una expedición indio-alemana que consistía en fertilizar 300 kilómetros cuadrados del Atlántico Sur con 20 toneladas de sulfato de hierro. El objetivo del proyecto Lohafex (loha significa hierro en hindi) era provocar el florecimiento de fitoplancton que duplicaría su biomasa tomando dióxido de carbono del agua de mar. Pero la absorción de CO2 fue insignificante, porque al fitoplancton se lo comieron los crustáceos.

    Al poco de esparcir las limaduras de hierro en el océano, los científicos del rompehielos alemán Polarstern, captaron un incremento inusual de algas microscópicas. Dos semanas después éste aumento de población fue consumido por los copépodos, unos pequeños crustáceos de cuerpo transparente, quienes a su vez se convirtieron en comida para los anfípodos, que sirven como alimento para calamares y ballenas. La naturaleza no perdona y la cadena alimentaria actuó rápidamente frustrando el intento de los investigadores de bajar los niveles de dióxido de carbono.

    Investigadores del Instituto Alfred Wegener de Investigaciones Polares y Marinas informaron que éste efecto de pastoreo no se había visto en anteriores experimentos de fertilización. Y los resultados inesperados no terminaron aquí. En otras ocasiones estos ensayos de fertilización provocaban un crecimiento de diatomeas, un tipo de alga unicelular con una capa protectora de sílice. Pero en esta ocasión no hubo un aumento de población de esta especie debido a que las aguas de la zona son bajas en ácido silícico esencial para su desarrollo.
    Los investigadores de Lohafex dicen, luego de ver los resultados, que el uso de hierro para aumentar la fertilización del océano depende de una compleja cadena de acontecimientos, lo que hace difícil su control. Sin embargo, afirmaron, al elegir un lugar de bajo impacto, en el medio del océano Atlántico, el experimento fallido no ocasionará problemas en el medio ambiente.

    La expedición trató de provocar una segunda floración tres semanas más tarde sin éxito, muy probablemente porque el agua estaba ya saturada de hierro. Otro problema con la fertilización del océano es que a la hora de estimular la absorción de dióxido de carbono aumenta la acidez de los océanos, alterando el ecosistema sin saber muy bien las consecuencias.
    Vía | www.newscientist.com

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