Publicado en EL PAIS (Montevideo)
10 oct 08
http://www.elpais.com.uy/08/10/10/lault_374684.asp
por ANDREA DURLACHER
Fue jefe de la base Artigas, en la Antártida durante el 2000 y el 2007. El próximo año, Waldemar Fontes irá a la base por tercera vez.
Como jefe antártico, coordina las actividades que desarrollan los que viven en la base. En invierno son ocho personas; en verano, treinta. Su tarea más compleja es proteger a los que viajan del aislamiento. Este es el Año Polar Internacional, consiste en la investigación científica internacional coordinada sobre temas como el planeta, la atmósfera y el océano.
La naturaleza da miedo porque hace lo que quiere y repercute infinitamente. El hombre es parte de ella y, a la vez, la enfrenta. Se dice que van tres tipos de personas a la Antártida, los locos, los aventureros y los que escapan de algo: "Allá hay un poco de las tres cosas". Waldemar prefiere al loco aventurero que al que escapa de algo, "porque el problema, aunque te escapes, sigue ahí". Incluso, algunos no quieren volver a su casa cuando termina su período de viaje, pero no hay opción: "La vida en la Antártida es artificial, no hay nativos, por el clima extremo".
En los años 2000 y 2007 Waldemar Fontes fue jefe de la base Artigas, en la Antártida. Casado, padre de tres hijos, irá solo a la base, por tercera vez, el año próximo. Como jefe antártico, coordina el funcionamiento del grupo que se muda. En invierno son ocho personas; en verano, treinta. El militar cuenta que su tarea más difícil es proteger al hombre de la tendencia natural al aislamiento.
No cualquiera puede irse. Los testean antes, bajo los criterios de "el perfil del hombre antártico". El que va debe saber dominarse a sí mismo: "El viento aúlla y da temor pensar en lo pequeño que es uno al lado de la naturaleza". Waldemar valora la oportunidad de enfrentarse al clima árido y aprovecha la belleza de la aventura: "El sol, el mar como un espejo, son momentos contados pero compensan diez días de tormenta encerrado".
Él no cuadra con muchos de los prejuicios que despierta el mundo militar. No sólo por su interés por la escritura, la pintura (y su evidente sensibilidad cuando recuerda los paisajes); también porque dirige una base que no es militar, sino científica. Que, como tal, no es jerárquica sino horizontal, porque todos los que van son especialistas en su área. Sin embargo, Waldemar cree que tiene el perfil perfecto para la tarea que eligió: "La carrera de militar tiene mucho de romanticismo y aventura, la gente se imagina que hablo poco, y aunque a veces debo hacerlo por trabajo, no es tan así". Compara su trabajo con el de los caballeros andantes, los considera "militares diferentes", y se identifica con sus ideales.
AÑO POLAR.
Este año se denominó el Año Polar Internacional. Se trata de un programa internacional de investigación científica coordinada, que se comenzó a desarrollar en marzo de 2007, y terminará en marzo del 2009, para observar las temporadas completas en el Ártico y la Antártida. El nuevo año polar aportará información relevante sobre el planeta, la atmósfera, el océano, la educación y la divulgación de las comunidades que habitan el territorio. Se pretende sensibilizar al público sobre la importancia de las zonas polares, para atraer a las generaciones futuras de ingenieros y científicos, según explica el sitio web www.api-spain.es .
RUTINA Y SOLEDAD.
A las ocho de la mañana se reúnen en el comedor, para organizar el día. El itinerario lo dicta el clima, ellos lo escriben mientras toman mate. A las nueve de la mañana, cuando todavía no amaneció, cada uno va a su actividad. En el almuerzo se reúnen otra vez: "Tratamos de cumplir las horas, para que nadie se aísle, porque puede ser negativo para su salud mental y la del grupo". Es que cuesta ocuparse: "Yo pinto, leo, escribo, hago mi trabajo, busco maneras de que se mantengan activos, uso internet, pero igual el tiempo sobra". Termina la frase, y la bajada de su mirada, hasta el momento imaginativa, demuestra el estrés que el hombre sufre cuando lo mueven de lo más propio.
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