martes, febrero 15, 2005

Hallazgo arqueológico

Tesoros arqueológicos en la Antártida
Publicado en http://www.laprensaaustral.cl/
15 feb 05
- Expedición del Museo Nacional de Historia Natural y del Instituto Antártico Chileno rescató valiosos elementos de sectores ocupados por loberos entre 1820 y 1823.
Un hallazgo arqueológico sin precedentes realizó una expedición del Museo Nacional de Historia Natural en la Antártida, en el marco del estudio “Arqueología Histórica Antártica”, en convenio con el Instituto Antártico Chileno (Inach).
Durante 20 días, el equipo liderado por el arqueólogo Rubén Stehberg extrajo una serie de elementos ocupados por loberos entre los años 1820 y 1823 en la isla Rugged, situada en la punta oeste de la isla Livingston.
El proyecto se enmarca en un inédito trabajo de varios años consistente en un inventario del patrimonio histórico de las islas Shetland del Sur.
La documentación histórica rescatada correspondió a los primeros loberos que iban al sector, y que operaron allí de 1820 a 1823, hasta que se extinguieron los lobos, cuyas pieles comercializaban. “Después de ellos llegó muy poca gente, en 1876-77 estuvo la nave norteamericana Florence y después los británicos fueron a levantar un mapa en la década del ‘50, sin que nadie llegara a esa isla hasta ahora”, subrayó Stehberg.
En aquel lugar, donde había una gran concentración de lobos y focas, su equipo descubrió dos sitios históricos intactos, con objetos que permanecían allí durante 180 años.
“Fildes, uno de los primeros capitanes en visitar la zona, dijo que era el lugar donde más animales había en todas las Shetland del Sur”, añadió. La inexistencia de lugares para fondear los veleros ante los fuertes vientos consagró en aquel lugar el fondeadero de Puerto Ercilia como punto abrigado importante, rodeado de acantilados, que brindaba una protección a los barcos principales. Desde allí, los loberos salían en botes más chicos a incursionar en la península.
OCUPACIONES
El mejor hallazgo “in situ” por parte del grupo fue una lanza con punta de fierro de 4 metros de largo, que servía para cazar o mantener a raya a los elefantes marinos. Debe ser la única en el mundo conservada de esa manera.
Uno de los dos lugares correspondió a una caverna donde se conservaban muy bien restos de zapatos, pedazos diseminados de una taza de cerámica esmaltada, tres pipas antiguas, botellas de vidrio, botones, clavos y restos de comida -fundamentalmente lobos- en un fogón.
En otro sitio al aire libre hallaron restos de la techumbre de un albergue o vivienda y una estufa de fierro que usaron para calentarse, así como vestigios similares a los de la caverna.
El arqueólogo señaló que, entre otros aspectos, investigarán el origen de las muestras de leña halladas en la estufa, para saber si venía de Sudamérica, Canadá o Inglaterra, al igual que de las vigas de la techumbre. Ello permitirá saber de dónde provenían quienes ocuparon el lugar.
El equipo contó con la colaboración del arqueólogo australiano Michael Pearson, quien se mostró entusiasmado con las evidencias recogidas de las primeras actividades en la Antártida, las que no existen en otra parte del mundo. En dos años más, espera venir con otra expedición para recorrer sectores de la Antártida, la isla de Tierra del Fuego y posiblemente Juan Fernández para comparar sitios arqueológicos con presencia de lobos marinos.
Cabe destacar que el Inach proveyó el apoyo logístico al grupo para operar en las Shetland, que fue llevado en helicóptero y a su regreso traído en un avión Dap.

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