publicado en ELMUNDO.ES
28 nov 05
(Foto: Alfred Wegener Institute)
MADRID.- El sonido es muy débil, tanto que casi pasa desapercibido para el oído humano. Pero un equipo de científicos alemanes que estudia los glaciares de la Antártida ha encontrado un iceberg sorprendente: es capaz de 'cantar' cuando está sometido a fuertes presiones.
Las ondas sonoras que emite el iceberg son de muy baja frecuencia, apenas 0,5 hertzios, lo que no es audible para el ser humano, pero sí se aprecian cuando se realizan grabaciones de las ondas sísmicas del bloque de hielo flotante. Los sonidos pueden variar, desde un zumbido similar al que emitiría un enjambre de abejas, hasta algo mucho más melódico, como el sonido de una orquesta. Sin embargo, el descubrimiento que no fue agradable para los primeros científicos que lo escucharon. "Es algo como sacado de una película del horror", aseguró Vera Schlindwein, un geofísico del Instituto Alfred Wegener para la investigación polar y marina en Alemania.
Los científicos grabaron el sonido cuando investigaban las señales sísmicas para prevenir y medir terremotos y los movimientos de las placas tectónicas en la costa de la Antártida. Según Vera Schlindwein, la señales les llevaron al iceberg Ekstroem, de 50 kilómetros de largo, 20 de ancho y 400 metros de altura que acababa de colisionar contra una península de hielo submarino. "Una vez que el iceberg se incrustó en el hielo sumbarino, el agua comenzó a circular entre las grietas y recovecos del iceberg, lo que motivó que empezara a cantar".
"El sonido tiene altos y bajos, diferentes tonos, como si fuera una nana", aseguró. "Las señales de un terremoto son distintas, comienzan con una explosión cuando la tierra se resquebraja y después disminuyen lentamente," explicó la científica. "Pero aquí la señal fue formada como un peine, con picos regulares". Esto significó que la fuente original oscilaba regularmente.
Schlindwein había visto señales casi idénticas de temblores volcánicos, pero esto no podía explicar el patrón captado porque esta fuente parecía estar en movimiento, alrededor de la Antártida.
La investigación, que ahora publica la revista Science, se realizó en julio de 2000, y los sonidos del iceberg -que se prolongaron durante 16 horas- estuvieron precedidos de dos terremotos.
El hallazgo es similar al que hace años se hizo sobre el canto de las dunas de arena, que emiten sonidos de baja frecuencia que pueden ser tan ruidosos como el vuelo bajo de un avión.
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