Después de tres años, el buque Orión (Ecuador) retoma sus travesías
publicado en http://www.eluniverso.com
22set08
67 personas deben convivir los 19 días que tomará una investigación del mar territorial.
A las 06:00 tocan la diana (sirena que anuncia la hora de levantarse); a las 07:00 es el desayuno y a las 08:00 deben estar formados. Este itinerario no es solo para la tripulación militar del buque Orión sino también para los civiles que viajan en él durante sus cruceros.
“Los lunes se iza el pabellón nacional, cantamos el himno y también oramos antes de comer”, relata María Elena Tapia, bióloga del Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar).
Esta doctora ha viajado en catorce cruceros de la nave y mañana hará el número quince junto con otros nueve compañeros, cuando el buque inicie un recorrido de 19 días para estudiar las condiciones del mar.
Desde el viernes pasado la embarcación se prepara para zarpar. Ha estado inactiva tres años por remodelación y equipamiento electrónico, por lo que las pruebas son imprescindibles, según el comandante Pablo Pazmiño.
Mientras marinos bajan al departamento de Máquinas o suben al área del puente, en el camino tropiezan con uno de los diez técnicos de Inocar que sube equipos de investigación.
El horario en alta mar no es problema para ellos, explica Luis Burgos, quien ha viajado 40 veces en este barco. “Nosotros trabajamos incluso en la madrugada, porque hay análisis que deben hacerse inmediatamente”, dice el técnico más antiguo del grupo encargado de estudiar las muestras que se recogen en la nave.
A más de sus 36 tripulantes, el Orión debe llevar a 31 invitados, entre técnicos del Inocar, estudiantes y otros expertos de institutos del mar de Colombia, Perú y Chile.
La convivencia en alta mar de las 67 personas ya está coordinada. El segundo comandante del barco, teniente Juan Carlos Tapia, está encargado de distribuirlos en camarotes y organizar sus actividades.
Pazmiño indica que antes de zarpar los visitantes reciben un entrenamiento para que conozcan la embarcación. “Los dejamos en los camarotes y les apagamos las luces para que sepan cómo salir en caso de emergencia”, dice.
Se estudian, además, sus antecedentes médicos, sobre todo los relacionados con claustrofobia. “No solo es una convivencia de géneros, sino de culturas”, añade, y refiere que en el mar se hacen buenos amigos con respeto y disciplina.
Burgos estuvo en la expedición que el Orión hizo a la Antártida en 1998, en pleno desarrollo del fenómeno El Niño de esa época. Lo más complicado de ese viaje, que duró 120 días, fue el tiempo lejos de su familia y adaptarse al clima. “Por ratos uno sentía calor con la ropa térmica, pero si nos la quitábamos la temperatura del cuerpo bajaba rápidamente”.
Su esposa al igual que la familia de los otros expertos ya están acostumbrados a los días de separación, “porque saben que se trata de trabajo”, dice.
Pero la comunicación con ellos se mantiene durante la travesía. En el barco hay un teléfono satelital donde los marinos reciben mensajes que se envían por internet.
Los familiares solo necesitan entrar a la página web www.iridium.com, hacer clic donde dice “send a satellite message” y escribir el mensaje a la persona que necesiten de la nave.
Los técnicos están sorprendidos con los cambios que el buque sufrió durante la remodelación que costó cinco millones de dólares a la Armada. Se emocionan al ver el laboratorio químico con nuevos muebles y el geofísico, donde ahora tienen un mesón de mármol.
En la proa muestran a Paulina Carrillo los equipos con los que cuenta el buque para la investigación. Ella hará su primer viaje en esta embarcación, que no le es ajena porque su esposo es marino.
Ella es química y explica los riesgos que conlleva la manipulación de reactivos (químicos para analizar las muestras) mientras navega el barco.
A más de las decenas de botellas donde toman los tipos de agua, llevan un congelador y envases para especies marinas. Antes de regresar, el próximo 11 de octubre, en Galápagos harán una casa abierta para los estudiantes de Santa Cruz y San Cristóbal.
Motores
Tres generadores de marca Caterpillar de 590 kilovatios son los que se estrenan en este viaje como nuevos motores de la embarcación. Estos ponen en marcha dos propulsores marca Siemens.
Antártida
Según el comandante del buque, se espera que el próximo año el buque Orión participe de los cruceros a la Antártida, pero para ello se necesitan recursos. Este tipo de investigaciones, dijo, cuesta un aproximado de once millones de dólares. Hasta ahora la embarcación ha viajado al polo tres veces: en 1988, 1990 y 1998.
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