El inolvidable viaje a la Antártida de chicos amantes de la Naturaleza
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publicado en http://www.clarin.com/ 24 abril 2005
Lucio Fernández Moores. BASE MARAMBIO. ENVIADO ESPECIAL
lfmoores@clarin.com
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Ni osos marinos ni pingüinos. Frío, más frío y puro frío. Eso fue lo que encontraron en su inolvidable viaje a la Antártida los cuatro que ganaron el concurso Alas por el medio ambiente, además del merecido premio, claro está. Fue el viernes pasado, con 16 grados bajo cero y una sensación térmica de -32º. Eso sí, había sol.
Fue el día más atípico para estos jóvenes escolares. A las 6, los despertaban en la Base Aérea de la Fuerza Aérea en Río Gallegos. A las 7 se calzaban los típicos trajes naranja y media hora después estaban en el aeropuerto para subirse a un enorme avión, un Hércules C-130. Finalmente, al mediodía bajaban la escalerilla para animarse a ese territorio inhóspito.
La caminata desde la pista hasta la Base Marambio, unos 500 metros marcados por una pasarela con barandas, será seguramente la que recordarán como la más larga de sus vidas.
Ya en la base recibieron sus diplomas de manos del ministro de Defensa, José Pampuro. Cada uno los declara como Defensor del medio ambiente. El concurso fue organizado el año pasado por la Fuerza Aérea y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, pero por razones climáticas recién se cumplió ahora, a dos meses del invierno.
Julieta Rodríguez Caruso, la más pequeña de los ganadores, parecía la más grande cuando fue a recibir su premio. Hinchada de orgullo, la pequeña, de la Escuela Adventista Nicolás Avellaneda de Trelew, dibujó un incendio en la Cordillera apagado por aviones de la Fuerza Aérea.
María Virginia Barrufaldi, la más grande, estaba todavía conmocionada por los mareos que había sufrido en el avión. Ella, estudiante de 11 años de la EGB 18 de San Nicolás, había dibujado a chicos que limpian el mundo y la sigla S.O.S. Natalí Fleitas, de Pico Truncado, ganó en la categoría intermedia, para chicos de entre 8 y 10 años. Ella era la de sonrisa más grande. Claro, otros 4.000 chicos de todo el país habían concursado, y ella estaba entre los ganadores.
También hubo una categoría especial para chicos con discapacidad. El ganador fue Lucas Canyazo, no vidente, estudiante de la Escuela Nº 515 de Comodoro Rivadavia. Talló con un punzón y sobre una hoja de radiografía a una ballena y un pingüino. Su enorme voluntad le ganó al impedimento. Como los argentinos que ayudaron a instalar la Base Marambio, donde hace 35 años aterrizaba el primer Hércules de la Fuerza Aérea.
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