Segunda edición de los premios Antárticos
Universidad Politécnica de Madrid
La Universidad Politécnica de Madrid y la empresa Área Táctica SL convocan la II edición de los premios Antárticos de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente para científicos jóvenes. Los dos mejores trabajos de investigación recibirán sendos premios. Consistirán en una estancia en la Base Antártica Argentina "Esperanza" donde podrán desarrollar sus proyectos.
12/1/2009
Los premios Antárticos se convocan por segundo año consecutivo, con la pretensión de lograr que el conjunto de la sociedad pueda juzgar los avances en los fenómenos científicos y tecnológicos, así como despertar en los jóvenes universitarios el deseo de participar en la aventura científica.
El objetivo de esta convocatoria es seleccionar dos proyectos de investigación de carácter científico, tecnológico ó medioambiental, de aplicación en el continente antártico.
Serán premiados aquellos que plasmen la mejor labor científica llevada a cabo por profesionales y universitarios noveles, durante los dos últimos años anteriores a la fecha de concesión de los premios.
Los candidatos tendrán que reunir diversos requisitos:
Deberán ser menores de 40 años y tener nacionalidad española o de algún país miembro de la Unión Europea.
También podrán presentarse científicos de nacionalidad argentina y chilena.
Los formatos de las propuestas deberán contener una serie de puntos. Título del trabajo, identificación del autor principal y datos de la Universidad, Centro de Investigación ó Escuela donde desarrolle su proyecto, y Memoria del trabajo de investigación, entre otros.
La extensión de las propuestas, que deberán presentarse en castellano, no deberá exceder las seis páginas.
Los dos mejores trabajos de investigación recibirán sendos premios. Consistirán en una estancia de cerca de 15 días en la Base Antártica Argentina “Esperanza”, donde los ganadores podrán integrarse con científicos y técnicos militares en sus labores diarias y trabajar en los cometidos que la UPM les asigne a razón de su proyecto. El viaje tendrá lugar entre los meses de febrero y marzo de 2009 coincidiendo con el verano antártico.
El jurado que evaluará los proyectos estará formado por una comisión científica de la UPM. Valorará la innovación, viabilidad, originalidad, desarrollo e integración con las nuevas tecnologías. El plazo de presentación de los trabajos, abierto desde el 26 de diciembre, finalizará el 16 de enero de 2009.
Por último, los premiados, después del viaje, deberán exponer las conclusiones de sus trabajos y sus experiencias profesionales desarrolladas en el continente antártico, en una segunda clausura que tendrá lugar en Santander.
Bases de la convocatoria disponibles en
www.upm.es/investigacion/convocatorias/archivos/premiosantarticos.pdf
Universia
http://www.universia.es/portada/actualidad/noticia_actualidad.jsp?noticia=98344
martes, enero 13, 2009
lunes, enero 12, 2009
Submarino investigará debajo de una barrera de hielo de la Antártida
Publicado en http://about.reuters.com
11 Ene 2009
Por Alister Doyle
PUNTA ARENAS, Chile, ene 11 (Reuters) - Un submarino robot amarillo se sumergirá debajo de una barrera de hielo en la Antártida, a fin de buscar evidencia sobre aumentos en los niveles del mar en uno de los lugares más inaccesibles de la Tierra.
El submarino de 7 metros, que será lanzado desde una embarcación de investigación estadounidense, recorrerá la parte sumergida del hielo al final del glaciar Pine Island, que se está moviendo más rápido que cualquier otro en la Antártida y ya lleva más agua a los océanos que el río Rin de Europa.
Por largo tiempo los científicos han observado la formación de icebergs a partir de las barreras de hielo de la Antártida - extensiones de glaciares flotando sobre el mar - pero no han podido sumergirse para ver cuán profunda es la ruptura que permite el acceso de corrientes de agua.
Ahora los científicos buscan aumentar sus investigaciones en la Antártida, a sabiendas de que cualquier leve aceleración del deshielo podría inundar islas bajas en el Pacífico o afectar las defensas costeras de grandes ciudades como Pekín y Nueva York.
La velocidad de movimiento del glaciar Pine Island en la parte occidental de la Antártida se ha acelerado a 3,7 kilómetros por año, en comparación a los 2,4 kilómetros anuales registrados a mediados de la década de 1990.
"Ha tomado a todos por sorpresa", dijo Adrian Jenkins, líder de la misión "Autosub" del Servicio Británico en la Antártida.
El submarino costó varios millones de dólares en ser desarrollado.
"Si haces investigaciones en la parte del hielo que tienes enfrente todo lo que obtienes es una caja negra", sostuvo Jenkins. "Lo que estamos haciendo es observar lo que está dentro de la caja negra", agregó.
La Antártida contiene más del 90 por ciento de la reserva de agua dulce del mundo y podría aumentar los niveles mundiales de mar en 57 metros si se derrite en su totalidad, lo que tomaría miles de años.
El Panel del Clima de Naciones Unidas pronosticó el año pasado que los niveles marítimos se elevarían entre 18 y 19 por ciento para el 2100, a causa del calentamiento global originado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
"El glaciar Pine Island y el glaciar junto a él, el Thwaites, se están moviendo más rápido que cualquier otro en la Antártida", dijo Stan Jacobs, un científico de la Universidad de Columbia en Estados Unidos.
"También se están acelerando", afirmó, a bordo de la embarcación estadounidense Nathaniel B. Palmer en Punta Arenas, la zona más austral de Chile, antes de iniciar un viaje de 54 días.
HIELO MAS DELGADO
Pine Island, Thwaites y el glaciar cercano Crosson agregan cada año 0,25 milímetros al año a los niveles marítimos, 2,5 centímetros en un siglo en caso de que el ritmo de deshielo se mantenga.
El Autosub, impulsado por 5.000 baterías del tipo utilizado en linternas, cuenta una velocidad máxima de 3,4 nudos, un alcance de 400 kilómetros y puede sumergirse 1.600 metros. La barrera de hielo del Pine Island tiene un grosor de alrededor de 400 metros en el borde que da hacia el mar de Amundsen.
Otros proyectos de la embarcación de investigación incluyen dispositivos para ser instalados en el lecho marino a fin de monitorear la temperatura del océano, la salinidad y las corrientes durante dos años.
En Pine Island, el adelgazamiento de la plataforma de hielo parece estar vinculado con un cambio en las corrientes oceánicas, que lleva aguas más cálidas y derrite el hielo. Nadie sabe la razón.
En la península antártica más al norte, varias barreras de hielo se han desintegrado en los últimos años, aparentemente por el aumento de la temperatura en el aire en 3 grados centígrados en los últimos 50 años. El fenómeno podría estar relacionado con el calentamiento global.
En buena parte de la Antártida, las temperaturas cambian muy poco.
Cualquiera sean las causas, los glaciares podrían separarse más rápido del continente si las barraras de hielo desaparecen, sumando agua dulce a los océanos y aumentando los niveles marítimos.
"Tenemos que empezar a preocuparnos si el sistema se está acelerando, si el hielo se está moviendo más rápidamente hacia el océano de lo que lo hacía hace 50 años", indicó Jacobs. Los cambios en la dirección de los vientos podrían estar modificando el curso de las corrientes, que obtienen más aguas cálidas de partes profundas del océano.
El submarino, que toma lecturas de sonar y mide la salinidad de las aguas bajo el hielo - el glaciar está compuesto por agua dulce - es el sucesor de una nave perdida al comienzo de una misión similar en el 2005, bajo una barrera al este de la Antártida.
"La gente se sorprende al oír que está impulsado por 5.000 baterías alcalinas", aseveró Steve McPhail del Centro Nacional de Oceanografía de Gran Bretaña, ubicado en Southampton, donde fue desarrollada la nave.
"Esta es la forma más económica de impulsar un submarino como este", explicó. La nave deberá realizar media decena de misiones bajo el hielo y su ruta ha sido programada con anticipación, pero puede maniobrar en casos imprevistos.
McPhail comentó que el submarino es amarillo porque así es más sencillo ubicarlo cuando alcanza la superficie, y señaló que su color "no tiene nada que ver con la canción de los Beatles, 'Yellow Submarine'".
(Editado en español por Marion Giraldo)
REUTERS MG/
11 Ene 2009
Por Alister Doyle
PUNTA ARENAS, Chile, ene 11 (Reuters) - Un submarino robot amarillo se sumergirá debajo de una barrera de hielo en la Antártida, a fin de buscar evidencia sobre aumentos en los niveles del mar en uno de los lugares más inaccesibles de la Tierra.
El submarino de 7 metros, que será lanzado desde una embarcación de investigación estadounidense, recorrerá la parte sumergida del hielo al final del glaciar Pine Island, que se está moviendo más rápido que cualquier otro en la Antártida y ya lleva más agua a los océanos que el río Rin de Europa.
Por largo tiempo los científicos han observado la formación de icebergs a partir de las barreras de hielo de la Antártida - extensiones de glaciares flotando sobre el mar - pero no han podido sumergirse para ver cuán profunda es la ruptura que permite el acceso de corrientes de agua.
Ahora los científicos buscan aumentar sus investigaciones en la Antártida, a sabiendas de que cualquier leve aceleración del deshielo podría inundar islas bajas en el Pacífico o afectar las defensas costeras de grandes ciudades como Pekín y Nueva York.
La velocidad de movimiento del glaciar Pine Island en la parte occidental de la Antártida se ha acelerado a 3,7 kilómetros por año, en comparación a los 2,4 kilómetros anuales registrados a mediados de la década de 1990.
"Ha tomado a todos por sorpresa", dijo Adrian Jenkins, líder de la misión "Autosub" del Servicio Británico en la Antártida.
El submarino costó varios millones de dólares en ser desarrollado.
"Si haces investigaciones en la parte del hielo que tienes enfrente todo lo que obtienes es una caja negra", sostuvo Jenkins. "Lo que estamos haciendo es observar lo que está dentro de la caja negra", agregó.
La Antártida contiene más del 90 por ciento de la reserva de agua dulce del mundo y podría aumentar los niveles mundiales de mar en 57 metros si se derrite en su totalidad, lo que tomaría miles de años.
El Panel del Clima de Naciones Unidas pronosticó el año pasado que los niveles marítimos se elevarían entre 18 y 19 por ciento para el 2100, a causa del calentamiento global originado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
"El glaciar Pine Island y el glaciar junto a él, el Thwaites, se están moviendo más rápido que cualquier otro en la Antártida", dijo Stan Jacobs, un científico de la Universidad de Columbia en Estados Unidos.
"También se están acelerando", afirmó, a bordo de la embarcación estadounidense Nathaniel B. Palmer en Punta Arenas, la zona más austral de Chile, antes de iniciar un viaje de 54 días.
HIELO MAS DELGADO
Pine Island, Thwaites y el glaciar cercano Crosson agregan cada año 0,25 milímetros al año a los niveles marítimos, 2,5 centímetros en un siglo en caso de que el ritmo de deshielo se mantenga.
El Autosub, impulsado por 5.000 baterías del tipo utilizado en linternas, cuenta una velocidad máxima de 3,4 nudos, un alcance de 400 kilómetros y puede sumergirse 1.600 metros. La barrera de hielo del Pine Island tiene un grosor de alrededor de 400 metros en el borde que da hacia el mar de Amundsen.
Otros proyectos de la embarcación de investigación incluyen dispositivos para ser instalados en el lecho marino a fin de monitorear la temperatura del océano, la salinidad y las corrientes durante dos años.
En Pine Island, el adelgazamiento de la plataforma de hielo parece estar vinculado con un cambio en las corrientes oceánicas, que lleva aguas más cálidas y derrite el hielo. Nadie sabe la razón.
En la península antártica más al norte, varias barreras de hielo se han desintegrado en los últimos años, aparentemente por el aumento de la temperatura en el aire en 3 grados centígrados en los últimos 50 años. El fenómeno podría estar relacionado con el calentamiento global.
En buena parte de la Antártida, las temperaturas cambian muy poco.
Cualquiera sean las causas, los glaciares podrían separarse más rápido del continente si las barraras de hielo desaparecen, sumando agua dulce a los océanos y aumentando los niveles marítimos.
"Tenemos que empezar a preocuparnos si el sistema se está acelerando, si el hielo se está moviendo más rápidamente hacia el océano de lo que lo hacía hace 50 años", indicó Jacobs. Los cambios en la dirección de los vientos podrían estar modificando el curso de las corrientes, que obtienen más aguas cálidas de partes profundas del océano.
El submarino, que toma lecturas de sonar y mide la salinidad de las aguas bajo el hielo - el glaciar está compuesto por agua dulce - es el sucesor de una nave perdida al comienzo de una misión similar en el 2005, bajo una barrera al este de la Antártida.
"La gente se sorprende al oír que está impulsado por 5.000 baterías alcalinas", aseveró Steve McPhail del Centro Nacional de Oceanografía de Gran Bretaña, ubicado en Southampton, donde fue desarrollada la nave.
"Esta es la forma más económica de impulsar un submarino como este", explicó. La nave deberá realizar media decena de misiones bajo el hielo y su ruta ha sido programada con anticipación, pero puede maniobrar en casos imprevistos.
McPhail comentó que el submarino es amarillo porque así es más sencillo ubicarlo cuando alcanza la superficie, y señaló que su color "no tiene nada que ver con la canción de los Beatles, 'Yellow Submarine'".
(Editado en español por Marion Giraldo)
REUTERS MG/
domingo, enero 11, 2009
Instalación de un segundo aerogenerador en Base Esperanza
Desarrollan un proyecto en la Antártida para reducir a la mitad el uso de combustibles fósiles
Esta semana concluirá la instalación de un segundo aerogenerador en Esperanza, una de las seis bases argentinas permanentes en la zona, que utiliza la fuerza del viento para calefacción e iluminación, pero también para obtener hidrógeno. De este modo, disminuirá el impacto ambiental en un continente crítico y reducirá además el costo de la energía.
Publicado en http://www.telam.com.ar
10 enero 2009
La instalación de un segundo aerogenerador en Esperanza, una de las seis bases argentinas permanentes en la Antártida, se inscribe en un proyecto para reducir el uso de combustibles fósiles en un 50% en 15 años.
"Estamos conectando todo y esperamos concluir esta próxima semana" el montaje del Primer Módulo Argentino de Energía Limpia (MAEL I), dijo el teniente primero Pablo Cañete, coordinador del grupo de trabajo, consultado telefónicamente por Télam.
Si el primer aerogenerador creado para la base por la empresa estatal rionegrina INVAP calefacciona el laboratorio, el segundo, cuyos componentes descargó hace pocos días en Esperanza el buque Canal de Beagle, de la Armada, tiene aplicaciones más complejas.
El MAEL I utiliza la fuerza del viento para calefacción e iluminación pero también para obtener hidrógeno por electrólisis, explicó Cañete, un licenciado en Matemática Aplicada que se desempeña en el Comando Antártico de Ejército, en la División Investigación, Desarrollo y Medio Ambiente.
El hidrógeno así obtenido a partir del agua tiene muy variadas aplicaciones, entre las cuales alimentar un horno, un quemador, un generador de 8 HP y un equipo de soldadura autógena.
"Este trabajo ha sido realizado en el marco de un proyecto de investigación científico tecnológico que involucra a instituciones y empresas, con el fuerte apoyo de la Dirección Nacional del Antártico (DNA) y su director, Mariano Memolli", subrayó Cañete.
A partir de la puesta en marcha del MAEL I, prevista para marzo próximo, Esperanza utilizará un 7% por ciento de energías alternativas y se situará, en este campo, entre las tres bases más avanzadas de todas las de los diversos países en la Antártida.
La estación científica belga Princesa Elisabeth, fundada en 2007 y que inició los estudios científicos en esta campaña de verano 2008/2009, es la primera base antártica que trabaja con cero emisión de CO2 (dióxido de carbono).
En el caso de Esperanza, sus primeros pasos reflejan el fuerte impulso a la investigación y desarrollo de tecnologías de energías alternativas aplicables a la logística antártica dado por el Ejército junto a la DNA y el Instituto Antártico Argentino (IAA).
El proyecto sustentado en tecnologías alternativas, en especial las del "Sistema Viento-Hidrógeno", apunta a reducir el consumo de combustibles fósiles en un 50% en 15 años.
De este modo, disminuirá el impacto ambiental en un continente crítico y reducirá además el costo de la energía empleada en la Base Esperanza, situada al pie de un glaciar y sobre una bahía del mismo nombre en el norte de la Península Antártica.
Sólo esta base seleccionada para experimentar el uso de energías alternativas utiliza hasta ahora por año unos 350.000 litros de gasoil antártico, combustible que arriba a destino con costos quintuplicados por la gran complejidad del transporte.
El proyecto apunta a generar un mínimo de 150 Kw empleando fuentes limpias y renovables, así como a reducir en 50% las emisiones de dióxido de carbono y las horas de vuelo de helicópteros en el abastecimiento de combustibles, minimizando riesgos de derrames contaminantes.
Además de la DNA, Cañete destacó el papel en el proyecto de la Dirección de Investigación, Desarrollo y Producción del Ejército (DIDEP), el Comando Antártico de Ejército (CAE) y el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEFA).
También de la Escuela Superior Técnica (EST), INVAP, la Planta Experimental de Hidrógeno de Pico Truncado (PEHPC) y el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).
"Los trabajos de laboratorio y seguimiento de proyectos serán llevados a cabo durante todo el año en la Base Esperanza por el técnico de la DNA Carlos Gutierrez y personal capacitado de la dotación 2009", concluyó el teniente primero Cañete.
Esta semana concluirá la instalación de un segundo aerogenerador en Esperanza, una de las seis bases argentinas permanentes en la zona, que utiliza la fuerza del viento para calefacción e iluminación, pero también para obtener hidrógeno. De este modo, disminuirá el impacto ambiental en un continente crítico y reducirá además el costo de la energía.
10 enero 2009
La instalación de un segundo aerogenerador en Esperanza, una de las seis bases argentinas permanentes en la Antártida, se inscribe en un proyecto para reducir el uso de combustibles fósiles en un 50% en 15 años.
"Estamos conectando todo y esperamos concluir esta próxima semana" el montaje del Primer Módulo Argentino de Energía Limpia (MAEL I), dijo el teniente primero Pablo Cañete, coordinador del grupo de trabajo, consultado telefónicamente por Télam.
Si el primer aerogenerador creado para la base por la empresa estatal rionegrina INVAP calefacciona el laboratorio, el segundo, cuyos componentes descargó hace pocos días en Esperanza el buque Canal de Beagle, de la Armada, tiene aplicaciones más complejas.
El MAEL I utiliza la fuerza del viento para calefacción e iluminación pero también para obtener hidrógeno por electrólisis, explicó Cañete, un licenciado en Matemática Aplicada que se desempeña en el Comando Antártico de Ejército, en la División Investigación, Desarrollo y Medio Ambiente.
El hidrógeno así obtenido a partir del agua tiene muy variadas aplicaciones, entre las cuales alimentar un horno, un quemador, un generador de 8 HP y un equipo de soldadura autógena.
"Este trabajo ha sido realizado en el marco de un proyecto de investigación científico tecnológico que involucra a instituciones y empresas, con el fuerte apoyo de la Dirección Nacional del Antártico (DNA) y su director, Mariano Memolli", subrayó Cañete.
A partir de la puesta en marcha del MAEL I, prevista para marzo próximo, Esperanza utilizará un 7% por ciento de energías alternativas y se situará, en este campo, entre las tres bases más avanzadas de todas las de los diversos países en la Antártida.
La estación científica belga Princesa Elisabeth, fundada en 2007 y que inició los estudios científicos en esta campaña de verano 2008/2009, es la primera base antártica que trabaja con cero emisión de CO2 (dióxido de carbono).
En el caso de Esperanza, sus primeros pasos reflejan el fuerte impulso a la investigación y desarrollo de tecnologías de energías alternativas aplicables a la logística antártica dado por el Ejército junto a la DNA y el Instituto Antártico Argentino (IAA).
El proyecto sustentado en tecnologías alternativas, en especial las del "Sistema Viento-Hidrógeno", apunta a reducir el consumo de combustibles fósiles en un 50% en 15 años.
De este modo, disminuirá el impacto ambiental en un continente crítico y reducirá además el costo de la energía empleada en la Base Esperanza, situada al pie de un glaciar y sobre una bahía del mismo nombre en el norte de la Península Antártica.
Sólo esta base seleccionada para experimentar el uso de energías alternativas utiliza hasta ahora por año unos 350.000 litros de gasoil antártico, combustible que arriba a destino con costos quintuplicados por la gran complejidad del transporte.
El proyecto apunta a generar un mínimo de 150 Kw empleando fuentes limpias y renovables, así como a reducir en 50% las emisiones de dióxido de carbono y las horas de vuelo de helicópteros en el abastecimiento de combustibles, minimizando riesgos de derrames contaminantes.
Además de la DNA, Cañete destacó el papel en el proyecto de la Dirección de Investigación, Desarrollo y Producción del Ejército (DIDEP), el Comando Antártico de Ejército (CAE) y el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEFA).
También de la Escuela Superior Técnica (EST), INVAP, la Planta Experimental de Hidrógeno de Pico Truncado (PEHPC) y el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).
"Los trabajos de laboratorio y seguimiento de proyectos serán llevados a cabo durante todo el año en la Base Esperanza por el técnico de la DNA Carlos Gutierrez y personal capacitado de la dotación 2009", concluyó el teniente primero Cañete.
viernes, enero 09, 2009
Lección de supervivencia polar
Chus Lago soportó ventiscas de 150 km/h con visibilidad cero, un terreno con grietas fuera del mapa y una temperatura media de -25° durante la travesía
Autor: X.R. Castro
Publicado en http://www.lavozdegalicia.es
9 enero 2009
Dos meses y medio fuera de casa, 59 días sola en la Antártida rodeada de nieve por todas partes para recorrer 1.200 kilómetros de distancia con una pulka (trineo) que pesaba de inicio 130 kilos, una temperatura media de -25° y la comida justa para llegar al centro del continente helado. Pero los números gélidos esconde también dos meses de película para la viguesa.
Desde ventiscas con rachas de 150 kilómetros por hora que estuvieron a punto de acabar con su tienda aerodinámica a grietas en el suelo antártico o una nubosidad crónica que redujo al mínimo los paneles solares para recargar sus baterías.
Todo comenzó el 11 de noviembre.
Horas después de que el Ilyushin que la transportaba tras nueve días de espera en la localidad chilena de Punta Arenas tomase tierra (en este caso sobre una superficie helada) en la base de Patriot Hills. Aquel lejano primer día de expedición anduvo ocho kilómetros.
Los primeros problemas no tardaron mucho en llegar. Grietas de considerables dimensiones hicieron acto de aparición en la tercera jornada y la obligaron a dar un rodeo que estaba fuera de la hoja de ruta.
Ventisca de 150 km/hora
Un vendaval con rachas de viento de 150 kilómetros por hora y que provocaron una visibilidad nula (era imposible ver más allá de 5 metros) la saludó durante la primera semana. En su blog llegó a comentar: «No veo nada. Si me encuentro una grieta, me traga seguro». La tienda no resistió en su integridad las acometidas de Eolo y necesitó de un cosido cuando el tiempo amainó. Por si fuera poco la pulka se enterraba en la nieve y dificultaba cualquier avance. El parte de daños se cerraba con unos paneles solares tocados «que necesitaron de un cabestrillo» -Chus Lago, dixit -.
Una media de diez horas
Chus Lago dedicó una media de diez horas diarias a su travesía sobre el Antártico. Siempre con el mismo ritual: tres horas de arrastre, parada para desatar el arnés, cambiarse las gafas para poder ver algo y descansar para beber agua e ingerir alimentos. Todos ionizados y preparados en A Madroa, su barrio vigués de residencia. En más de una ocasión alcanzaron picos de catorce, con alguna jornada maratoniana -en donde incluso llegó a perder el equilibrio- que comenzaba a la una y media de la madrugada, teniendo en cuenta la luz luminosa del verano austral.
Máximas de -16°
Suena a chiste, pero Chus Lago echó de menos un poco más de frío en alguna ocasión. El termómetro llegó a rondar los -16°, lo que dificultó el arrastre del trineo. «Parece que me estoy moviendo en una sopa de nieve», comentó la dama de las cumbres , que en alguna ocasión confesó realizar la travesía en una camiseta térmica como única prenda de abrigo. Esta benigna climatología le impidió fijar las sujeciones de la tienda.
2.850 metros de ascensión
El continente blanco tan solo tiene de llano la apariencia. Chus Lago comenzó la travesía a 370 metros sobre el nivel del mar, en la bahía de Hércules, y alcanzó los 2.850 metros cuando llegó al centro geográfico terrestre del Polo Sur. En alguna ascensión el trineo poco menos que se puso recto, desafiando las leyes físicas.
Con la comida justa
Chus Lago llegó a la línea de meta justa de provisiones. El frío y el desgaste de muchas jornadas le hicieron tirar de una despensa de 30 kilos que estaba pensada para un mínimo de 55 días y un máximo de 60. Al final necesitó de la media mayor y eso se dejó sentir en unos víveres donde las calorías y el agua eran la clave para mantener el cuerpo en condiciones. Llegó a su objetivo debilitada y más delgada.
58 días y una noche
El pasado 2 de enero, en el Gran Plateau, en la antesala del Polo Sur, se hizo de noche. Las nubes, oscuras y pesadas como jamás las había visto, dejaron en penumbra la Antártida. Fue el único momento en dos meses en el que la oscuridad le ganó la batalla a la luz, y eso que las nubes fueron compañeras de viaje de principio a fin. De una travesía inolvidable.
Autor: X.R. Castro
Publicado en http://www.lavozdegalicia.es
9 enero 2009
Dos meses y medio fuera de casa, 59 días sola en la Antártida rodeada de nieve por todas partes para recorrer 1.200 kilómetros de distancia con una pulka (trineo) que pesaba de inicio 130 kilos, una temperatura media de -25° y la comida justa para llegar al centro del continente helado. Pero los números gélidos esconde también dos meses de película para la viguesa.
Desde ventiscas con rachas de 150 kilómetros por hora que estuvieron a punto de acabar con su tienda aerodinámica a grietas en el suelo antártico o una nubosidad crónica que redujo al mínimo los paneles solares para recargar sus baterías.
Todo comenzó el 11 de noviembre.
Horas después de que el Ilyushin que la transportaba tras nueve días de espera en la localidad chilena de Punta Arenas tomase tierra (en este caso sobre una superficie helada) en la base de Patriot Hills. Aquel lejano primer día de expedición anduvo ocho kilómetros.
Los primeros problemas no tardaron mucho en llegar. Grietas de considerables dimensiones hicieron acto de aparición en la tercera jornada y la obligaron a dar un rodeo que estaba fuera de la hoja de ruta.
Ventisca de 150 km/hora
Un vendaval con rachas de viento de 150 kilómetros por hora y que provocaron una visibilidad nula (era imposible ver más allá de 5 metros) la saludó durante la primera semana. En su blog llegó a comentar: «No veo nada. Si me encuentro una grieta, me traga seguro». La tienda no resistió en su integridad las acometidas de Eolo y necesitó de un cosido cuando el tiempo amainó. Por si fuera poco la pulka se enterraba en la nieve y dificultaba cualquier avance. El parte de daños se cerraba con unos paneles solares tocados «que necesitaron de un cabestrillo» -Chus Lago, dixit -.
Una media de diez horas
Chus Lago dedicó una media de diez horas diarias a su travesía sobre el Antártico. Siempre con el mismo ritual: tres horas de arrastre, parada para desatar el arnés, cambiarse las gafas para poder ver algo y descansar para beber agua e ingerir alimentos. Todos ionizados y preparados en A Madroa, su barrio vigués de residencia. En más de una ocasión alcanzaron picos de catorce, con alguna jornada maratoniana -en donde incluso llegó a perder el equilibrio- que comenzaba a la una y media de la madrugada, teniendo en cuenta la luz luminosa del verano austral.
Máximas de -16°
Suena a chiste, pero Chus Lago echó de menos un poco más de frío en alguna ocasión. El termómetro llegó a rondar los -16°, lo que dificultó el arrastre del trineo. «Parece que me estoy moviendo en una sopa de nieve», comentó la dama de las cumbres , que en alguna ocasión confesó realizar la travesía en una camiseta térmica como única prenda de abrigo. Esta benigna climatología le impidió fijar las sujeciones de la tienda.
2.850 metros de ascensión
El continente blanco tan solo tiene de llano la apariencia. Chus Lago comenzó la travesía a 370 metros sobre el nivel del mar, en la bahía de Hércules, y alcanzó los 2.850 metros cuando llegó al centro geográfico terrestre del Polo Sur. En alguna ascensión el trineo poco menos que se puso recto, desafiando las leyes físicas.
Con la comida justa
Chus Lago llegó a la línea de meta justa de provisiones. El frío y el desgaste de muchas jornadas le hicieron tirar de una despensa de 30 kilos que estaba pensada para un mínimo de 55 días y un máximo de 60. Al final necesitó de la media mayor y eso se dejó sentir en unos víveres donde las calorías y el agua eran la clave para mantener el cuerpo en condiciones. Llegó a su objetivo debilitada y más delgada.
58 días y una noche
El pasado 2 de enero, en el Gran Plateau, en la antesala del Polo Sur, se hizo de noche. Las nubes, oscuras y pesadas como jamás las había visto, dejaron en penumbra la Antártida. Fue el único momento en dos meses en el que la oscuridad le ganó la batalla a la luz, y eso que las nubes fueron compañeras de viaje de principio a fin. De una travesía inolvidable.
fragmentos de meteorito encontrados en la Antártida
Publicado en http://www.laopinion.es
Dos extraños fragmentos de meteorito encontrados en la Antártida hace dos años, provenientes de un antiguo asteoride, han servido de evidencia para un equipo de geoquímicos de la Universidad de Maryland, que han demostrado que la composición de la corteza de los asteroides puede ser similar en su composición a la corteza de la Tierra.
OTR/PRESS Según la investigiación, el asteroide del que provenían los meteoritos se formó en los primeros tiempos del Sistema Solar y contiene gran cantidad de fesldespato oligoclasa.
Estos fragmentos se convierten en el primer hallazgo de material provenniente de un asteroide con una corteza similar a la corteza terrestre. Según los autores del estudio, estos meteoritos apuntan a unos materiales formados en la historia temprana del Sistema Solar y "no reconocidos previamente" por la comunidad científica.
"Lo que es inusual en la mayoría de estas rocas es que tengan composiciones similares a la corteza continental de la Tierra, algo que sí poseen las rocas analizadas", explica James Day, primer autor del estudio y científico investigador del departamento de geología de la Universidad de Maryland. "Hasta ahora no se habían visto meteoritos de este tipo", asegura en declaraciones a la revista 'Nature' recogidas por otr/press.
En este sentido, Day explica que su equipo centró sus investigaciones sobre cómo la corteza de diferente objetos del Sistema Solar podría tener composiciones similares. "Además, este descubrimiento pone de manifiesto que la formación de la corteza se produjo en nuestro Sistema Solar por procedimientos distintos a la tectónica de placas, que es el proceso que creó la corteza de la Tierra", explica el investigador.
Los dos meteoritos (numerados con GRA 06128 y GRA 06129) fueron descubiertos en la zona de Nunatak Icefield (Antártida) durante la temporada 2006/2007 del US Antartic Search for Meteorites (ANSMET). Day y sus colegas recnocieron enseguida estos meteoritos debido a su elevado contenido del mineral fesldespato con un llamativo colorido conocido como oligoclasa. Posteriormente, los analizaron. "Nuestros resultados apuntan a que la edad de estas rocas se remonta a más de 4.520 millones de años y que se formaron durante el nacimiento del Sistema Solar", explican los investigadores.
GRANDES REFLECTORES DEL SOL
Pero estos meteoritos podrían no ser únicos. Un número de estos cuerpos situados en el cinturón de asteroides podrían tener propiedades similares, incluído el asteroide Steins, estudiando por la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea en septiembre del año pasado. Estos asteroides, de tipo E, deben reflejar la luz del Sol de manera muy brillante por su alto contenido en feldespato.
Según Day y sus colegas, encontrar pedazos de meteoritos con esta composición es importante ya que, no sólo apuntan a una diversidad de materiales no reconocida anteriormente, sino que también puede ayudar a establecer un nuevo mecanismo para generar corteza terrestre.
"Nuestro estudio de meteoritos similares sugiere que esta corteza puede formarse a través de la fusión de materiales de planetas que inicialmente eran volátiles y, posiblemente, ricos en agua, de manera similar a como se formó la Tiera", explica James Day. "Una gran incertidumbre es cómo sde formó en susn inicios el Sistema solar y estos meteoritos pueden ser una importante pieza en el rompecabezas para comprender estos fenómenos", añade.
Dos extraños fragmentos de meteorito encontrados en la Antártida hace dos años, provenientes de un antiguo asteoride, han servido de evidencia para un equipo de geoquímicos de la Universidad de Maryland, que han demostrado que la composición de la corteza de los asteroides puede ser similar en su composición a la corteza de la Tierra.
OTR/PRESS Según la investigiación, el asteroide del que provenían los meteoritos se formó en los primeros tiempos del Sistema Solar y contiene gran cantidad de fesldespato oligoclasa.
Estos fragmentos se convierten en el primer hallazgo de material provenniente de un asteroide con una corteza similar a la corteza terrestre. Según los autores del estudio, estos meteoritos apuntan a unos materiales formados en la historia temprana del Sistema Solar y "no reconocidos previamente" por la comunidad científica.
"Lo que es inusual en la mayoría de estas rocas es que tengan composiciones similares a la corteza continental de la Tierra, algo que sí poseen las rocas analizadas", explica James Day, primer autor del estudio y científico investigador del departamento de geología de la Universidad de Maryland. "Hasta ahora no se habían visto meteoritos de este tipo", asegura en declaraciones a la revista 'Nature' recogidas por otr/press.
En este sentido, Day explica que su equipo centró sus investigaciones sobre cómo la corteza de diferente objetos del Sistema Solar podría tener composiciones similares. "Además, este descubrimiento pone de manifiesto que la formación de la corteza se produjo en nuestro Sistema Solar por procedimientos distintos a la tectónica de placas, que es el proceso que creó la corteza de la Tierra", explica el investigador.
Los dos meteoritos (numerados con GRA 06128 y GRA 06129) fueron descubiertos en la zona de Nunatak Icefield (Antártida) durante la temporada 2006/2007 del US Antartic Search for Meteorites (ANSMET). Day y sus colegas recnocieron enseguida estos meteoritos debido a su elevado contenido del mineral fesldespato con un llamativo colorido conocido como oligoclasa. Posteriormente, los analizaron. "Nuestros resultados apuntan a que la edad de estas rocas se remonta a más de 4.520 millones de años y que se formaron durante el nacimiento del Sistema Solar", explican los investigadores.
GRANDES REFLECTORES DEL SOL
Pero estos meteoritos podrían no ser únicos. Un número de estos cuerpos situados en el cinturón de asteroides podrían tener propiedades similares, incluído el asteroide Steins, estudiando por la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea en septiembre del año pasado. Estos asteroides, de tipo E, deben reflejar la luz del Sol de manera muy brillante por su alto contenido en feldespato.
Según Day y sus colegas, encontrar pedazos de meteoritos con esta composición es importante ya que, no sólo apuntan a una diversidad de materiales no reconocida anteriormente, sino que también puede ayudar a establecer un nuevo mecanismo para generar corteza terrestre.
"Nuestro estudio de meteoritos similares sugiere que esta corteza puede formarse a través de la fusión de materiales de planetas que inicialmente eran volátiles y, posiblemente, ricos en agua, de manera similar a como se formó la Tiera", explica James Day. "Una gran incertidumbre es cómo sde formó en susn inicios el Sistema solar y estos meteoritos pueden ser una importante pieza en el rompecabezas para comprender estos fenómenos", añade.
jueves, enero 08, 2009
Concluye expedición "Desierto de Cristal" de Brasil en la Antártida
Concluye misión de investigadores brasileños en la Antártida
08.01.2009 Actualizado a las 09:02:54
fuente: www.spanish.xinhuanet.com
RIO DE JANEIRO, 7 ene (Xinhua) -- Los siete investigadores brasileños que integraron la primera expedición del país al interior de la Antártida concluyeron su misión tras casi 50 días de trabajos científicos en el continente blanco.
Los siete brasileños y el especialista chileno que los acompaña tenían previsto viajar hoy en avión desde el local en que montaron su base de operaciones en la Antártida hasta la ciudad chilena de Punta Arenas.
El viaje se hará en caso de que las condiciones climáticas lo permitan, informó el Ministerio de Ciencia y Tecnología en un comunicado.
El principal objetivo de la expedición Desierto de Cristal, cumplido satisfactoriamente, era recoger muestras de hielo que permitan futuros estudios sobre los cambios climáticos del planeta.
El especialista en glaciares Jefferson Cardia Simoes, investigador de la Universidad Federal de Río Grande do Sul (UFRGS), quien coordinó el equipo, aseguró que las muestras de hielo recogidas a 45 y 95 metros de profundidad en la Antártida permitirán obtener informaciones sobre los cambios climáticos ocurridos en los últimos 250 años.
Las muestras fueron retiradas en perforaciones en el Monte Johns, una de las áreas más desconocidas e inhóspitas del planeta, ubicada a cerca de 1.000 kilómetros del local en que los brasileños habían montado su base de operaciones.
Parte del equipo enfrentó temperaturas de menos 40 grados centígrados durante los 16días que permaneció en el Monte Johns.
La base de la expedición Desierto de Cristal fue montada a unos 1. 000 kilómetros del Polo Sur Geográfico y a unos 2.000 kilómetros al sur de la Estación Antártica Comandante Ferraz, la base naval que Brasil tiene en la región para investigaciones científicas.
En el local, a 920 metros de altura sobre el nivel del mar y con una capa de espesura de hielo de 700 metros, el sol brilla actualmente las 24 horas del día.
Brasil ejerce presencia en la Antártida desde hace 25 años, pero hasta ahora poco se había aventurado por el interior del continente blanco y había limitado su actuación a las investigaciones sobre los mares y las áreas costeras de la región en la base Comandante Ferraz.
La expedición al interior de la región forma parte de las acciones previstas por el Año Polar Internacional y le permitirá a Brasil tener un mayor conocimiento del interior de este territorio de 13,6 millones de kilómetros cuadrados con un importante papel como controlador del clima mundial.
08.01.2009 Actualizado a las 09:02:54
fuente: www.spanish.xinhuanet.com
RIO DE JANEIRO, 7 ene (Xinhua) -- Los siete investigadores brasileños que integraron la primera expedición del país al interior de la Antártida concluyeron su misión tras casi 50 días de trabajos científicos en el continente blanco.
Los siete brasileños y el especialista chileno que los acompaña tenían previsto viajar hoy en avión desde el local en que montaron su base de operaciones en la Antártida hasta la ciudad chilena de Punta Arenas.
El viaje se hará en caso de que las condiciones climáticas lo permitan, informó el Ministerio de Ciencia y Tecnología en un comunicado.
El principal objetivo de la expedición Desierto de Cristal, cumplido satisfactoriamente, era recoger muestras de hielo que permitan futuros estudios sobre los cambios climáticos del planeta.
El especialista en glaciares Jefferson Cardia Simoes, investigador de la Universidad Federal de Río Grande do Sul (UFRGS), quien coordinó el equipo, aseguró que las muestras de hielo recogidas a 45 y 95 metros de profundidad en la Antártida permitirán obtener informaciones sobre los cambios climáticos ocurridos en los últimos 250 años.
Las muestras fueron retiradas en perforaciones en el Monte Johns, una de las áreas más desconocidas e inhóspitas del planeta, ubicada a cerca de 1.000 kilómetros del local en que los brasileños habían montado su base de operaciones.
Parte del equipo enfrentó temperaturas de menos 40 grados centígrados durante los 16días que permaneció en el Monte Johns.
La base de la expedición Desierto de Cristal fue montada a unos 1. 000 kilómetros del Polo Sur Geográfico y a unos 2.000 kilómetros al sur de la Estación Antártica Comandante Ferraz, la base naval que Brasil tiene en la región para investigaciones científicas.
En el local, a 920 metros de altura sobre el nivel del mar y con una capa de espesura de hielo de 700 metros, el sol brilla actualmente las 24 horas del día.
Brasil ejerce presencia en la Antártida desde hace 25 años, pero hasta ahora poco se había aventurado por el interior del continente blanco y había limitado su actuación a las investigaciones sobre los mares y las áreas costeras de la región en la base Comandante Ferraz.
La expedición al interior de la región forma parte de las acciones previstas por el Año Polar Internacional y le permitirá a Brasil tener un mayor conocimiento del interior de este territorio de 13,6 millones de kilómetros cuadrados con un importante papel como controlador del clima mundial.
martes, enero 06, 2009
¿Discrimanción de género? - Una base antártica exclusiva para mujeres
Aisladas, a 3359 km de Buenos Aires
Nueve integrantes de la Fuerza Aérea Argentina concretaron la reapertura de un asentamiento donde vivirán solas durante tres meses.
Por Daniel Gallo
LA NACION - 5 enero 2009
www.lanacion.com.ar
Parte del grupo de mujeres en la base Matienzo
Foto: Fuerza Aerea Argentina - La Nación
Por primera vez, una base argentina en la Antártida tiene una dotación compuesta exclusivamente por mujeres. Después de dos años de permanecer cerrado, la Dirección Nacional del Antártico decidió la reapertura del campamento conocido como Matienzo y aceptó la propuesta de la Fuerza Aérea, realizada a través del Ministerio de Defensa, de instalar allí un contingente de nueve mujeres que trabajarán durante tres meses en uno de los lugares más inhóspitos del continente blanco.
La vicecomodora Alicia Sedeño está a cargo de la misión, en su primera experiencia en la Antártida. Junto con sus compañeras realizó un período de adaptación en la base Marambio, la de mejores comodidades, y ayer se trasladó con el resto a Matienzo, en un vuelo de noventa minutos en helicóptero.
En esa base las expedicionarias argentinas quedaron prácticamente aisladas, ya que la única forma de comunicación posible es un teléfono satelital para emergencias.
Las precarias condiciones de vida no amedrentan a quienes se presentaron como voluntarias para esta experiencia. "Estoy muy entusiasmada con esta misión", comentó Sedeño a LA NACION durante una comunicación telefónica con la base Marambio, donde días atrás esperaba que mejorara el siempre hostil clima de la Antártida para emprender el viaje rumbo a Matienzo.
No será una tarea fácil, como lo vivieron en los primeros días entre el hielo, cuando una de las voluntarias -en principio debían ser diez en la base- tuvo que ser evacuada por un problema físico y se recupera en Buenos Aires.
Una de las particularidades de esta misión femenina tiene que ver con que fueron las propias mujeres, integrantes de la Fuerza Aérea, las que impulsaron la creación de un contingente con estas características. "Las suboficiales que ya estuvieron destinadas en la Antártida promovieron esta posibilidad como un desafío nuevo y, finalmente, fue aceptado", explicó Sedeño, casada y con dos hijos adolescentes.
"El apoyo de la familia es fundamental para esta actividad", reconoce Sedeño, ingeniera en electromecánica y especializada en sistemas informáticos.
Acompañarán a la vicecomodora Sedeño la suboficial Claudia Gutiérrez, las cabos Vilma Cardozo, Gisela Ríos, María Bárcena, Noelia Lugones, Valeria Fernández y Aldana Funes, y la voluntaria Bárbara Bonzón.
De ellas, sólo tienen el antecedente de haber trabajado en la Antártida la especialista en comunicaciones Cardozo y la enfermera Bárcena, que estuvieron un año destinadas en la base Marambio, mientras que la cabo Ríos tuvo presencias temporarias en los asentamientos argentinos, pero su labor cotidiana tiene que ver con el apoyo logístico de las campañas antárticas.
También la promoción de temas de género fue determinante para decidir está misión inédita, ya que la ministra de Defensa, Nilda Garré, requirió a las fuerzas dar una mayor participación a las mujeres.
Campamento temporario
La base Matienzo es uno de los destacamentos temporarios que tiene la Argentina en la Antártida. Se encuentra en la barrera de hielo Larsen, a 190 kilómetros de Marambio, que será la cabecera del abastecimiento logístico del grupo femenino, con dos helicópteros Bell 212 y un avión de transporte Twin Otter. La base Matienzo fue inaugurada en 1961.
"Matienzo está ubicada en una zona en la que se evidencia un fuerte deshielo de los glaciares, por lo que uno de los trabajos será dar el soporte logístico para el estudio de esa situación", comentó la nueva jefa de la base, que en estos días verá por fin en persona el terreno que analizó, en los últimos años, en su habitual labor con fotografías satelitales.
Al ambiente naturalmente poco favorable para la vida se les suman en Matienzo las incomodidades propias de un campamento transitorio. Las conexiones con Internet que ya son comunes en otras bases no están disponibles en esa zona; tampoco las líneas telefónicas directas que siempre acercan los afectos dejados por un tiempo en el continente.
"Llevamos varias películas", contó Sedeño divertida, cuando se le consultó sobre cómo se encara una convivencia de meses en un lugar tan aislado, a 3359 kilómetros de Buenos Aires. La base cuenta con cuatro edificaciones pequeñas, entre ellas una vivienda para doce personas, y la temperatura media es de unos 10 grados bajo cero.
En ese lugar se da esta singular experiencia de completar una dotación sólo con mujeres, una circunstancia que la transforma en una de las misiones especiales de esta campaña antártica, junto con la compleja operación de abastecimiento a la base Belgrano II.
Nueve integrantes de la Fuerza Aérea Argentina concretaron la reapertura de un asentamiento donde vivirán solas durante tres meses.
Por Daniel Gallo
LA NACION - 5 enero 2009
www.lanacion.com.ar
Parte del grupo de mujeres en la base Matienzo
Foto: Fuerza Aerea Argentina - La Nación
La vicecomodora Alicia Sedeño está a cargo de la misión, en su primera experiencia en la Antártida. Junto con sus compañeras realizó un período de adaptación en la base Marambio, la de mejores comodidades, y ayer se trasladó con el resto a Matienzo, en un vuelo de noventa minutos en helicóptero.
En esa base las expedicionarias argentinas quedaron prácticamente aisladas, ya que la única forma de comunicación posible es un teléfono satelital para emergencias.
Las precarias condiciones de vida no amedrentan a quienes se presentaron como voluntarias para esta experiencia. "Estoy muy entusiasmada con esta misión", comentó Sedeño a LA NACION durante una comunicación telefónica con la base Marambio, donde días atrás esperaba que mejorara el siempre hostil clima de la Antártida para emprender el viaje rumbo a Matienzo.
No será una tarea fácil, como lo vivieron en los primeros días entre el hielo, cuando una de las voluntarias -en principio debían ser diez en la base- tuvo que ser evacuada por un problema físico y se recupera en Buenos Aires.
Una de las particularidades de esta misión femenina tiene que ver con que fueron las propias mujeres, integrantes de la Fuerza Aérea, las que impulsaron la creación de un contingente con estas características. "Las suboficiales que ya estuvieron destinadas en la Antártida promovieron esta posibilidad como un desafío nuevo y, finalmente, fue aceptado", explicó Sedeño, casada y con dos hijos adolescentes.
"El apoyo de la familia es fundamental para esta actividad", reconoce Sedeño, ingeniera en electromecánica y especializada en sistemas informáticos.
Acompañarán a la vicecomodora Sedeño la suboficial Claudia Gutiérrez, las cabos Vilma Cardozo, Gisela Ríos, María Bárcena, Noelia Lugones, Valeria Fernández y Aldana Funes, y la voluntaria Bárbara Bonzón.
De ellas, sólo tienen el antecedente de haber trabajado en la Antártida la especialista en comunicaciones Cardozo y la enfermera Bárcena, que estuvieron un año destinadas en la base Marambio, mientras que la cabo Ríos tuvo presencias temporarias en los asentamientos argentinos, pero su labor cotidiana tiene que ver con el apoyo logístico de las campañas antárticas.
También la promoción de temas de género fue determinante para decidir está misión inédita, ya que la ministra de Defensa, Nilda Garré, requirió a las fuerzas dar una mayor participación a las mujeres.
Campamento temporario
La base Matienzo es uno de los destacamentos temporarios que tiene la Argentina en la Antártida. Se encuentra en la barrera de hielo Larsen, a 190 kilómetros de Marambio, que será la cabecera del abastecimiento logístico del grupo femenino, con dos helicópteros Bell 212 y un avión de transporte Twin Otter. La base Matienzo fue inaugurada en 1961.
"Matienzo está ubicada en una zona en la que se evidencia un fuerte deshielo de los glaciares, por lo que uno de los trabajos será dar el soporte logístico para el estudio de esa situación", comentó la nueva jefa de la base, que en estos días verá por fin en persona el terreno que analizó, en los últimos años, en su habitual labor con fotografías satelitales.
Al ambiente naturalmente poco favorable para la vida se les suman en Matienzo las incomodidades propias de un campamento transitorio. Las conexiones con Internet que ya son comunes en otras bases no están disponibles en esa zona; tampoco las líneas telefónicas directas que siempre acercan los afectos dejados por un tiempo en el continente.
"Llevamos varias películas", contó Sedeño divertida, cuando se le consultó sobre cómo se encara una convivencia de meses en un lugar tan aislado, a 3359 kilómetros de Buenos Aires. La base cuenta con cuatro edificaciones pequeñas, entre ellas una vivienda para doce personas, y la temperatura media es de unos 10 grados bajo cero.
En ese lugar se da esta singular experiencia de completar una dotación sólo con mujeres, una circunstancia que la transforma en una de las misiones especiales de esta campaña antártica, junto con la compleja operación de abastecimiento a la base Belgrano II.
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