Carta Antártica de la Masonería Argentina
Mensaje del Dr. Sergio Héctor Nunes
Publicado en
http://www.geocities.com/simbolonet/Marzo 2006
UN NUEVO PARADIGMA PARA EL SIGLO QUE COMIENZA
Queridos Hermanos:
Desde el lejano Continente Antártico queremos compartir con ustedes algunas de nuestras reflexiones acerca del destino común de la humanidad.
Estas reflexiones tienen como finalidad transmitir nuestro optimismo, pero a su vez una gran preocupación.
Como nunca antes en la historia de la humanidad la magnitud de los problemas ambientales ha tomado la dimensión actual. Su grado de profundización es tal que, creemos, pondrán en el transcurso del siglo XXI, un límite infranqueable al desarrollo social y económico de la humanidad, de no adoptarse concepciones y modelos superadores en el consumo, explotación y gestión de los recursos naturales y del patrimonio genético de la Tierra.
Pensamos que tanto la protección de la diversidad biológica de la tierra como la de los recursos naturales de los que aquella se nutre, son los mayores retos con los que la humanidad se ha de enfrentar.
Tal vez suene paradójico el ser optimista, al recordar los innumerables desastres humanos y ambientales de los que hemos sido testigos y protagonistas desde hace ya mucho tiempo, pero creemos que el hombre optimista es aquel que no se resigna a aceptar la situación actual y busca, con plena conciencia de la realidad, la posibilidad de mejorar el mundo y enfrentarse a los problemas prácticos que encuentra el ser humano aquí y ahora.
Quizás para hablar de pureza, hayamos tenido que llegar a uno de los pocos lugares del mundo donde todavía esa palabra tiene sentido: "La Antártida"
Aquí podemos sentirnos un poco más optimistas.
Quizás, también, sea este lugar un ejemplo de que todavía podemos hablar de concierto de naciones, ya que encontramos aquí bases de muchísimos países, colaborando continuamente e investigando sobre lo que se considera una verdadera caja de Pandora en cuanto a diversidad.
En ella se plasma el espíritu de colaboración, grandeza y de todo lo bueno que es capaz la humanidad cuando se lo propone. Gracias a la existencia del Tratado Antártico y a su Protocolo de Protección del Medio Ambiente, se ha establecido la protección global del ambiente antártico, y de los ecosistemas dependientes y asociados, designándola reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia.
Por ello la Antártida es para nosotros un Símbolo. Un Símbolo de lo que la humanidad logra alcanzar cuando consigue cristalizar un objetivo de cooperación. Un Símbolo del éxito que nos depara el porvenir si actuamos con celeridad y certeza.
Este continente es un desierto ecuménico por lo extremo de su clima. También es un desierto de hielo, con sus inconmensurables recursos naturales intactos, de singular biodiversidad en sus costas y mares aledaños. Es además nuestra mayor y última reserva mundial de agua dulce.
En ella yace, en forma de hielo, el 80% del agua dulce del planeta.
Sin embargo, a pesar de su grandeza debemos resaltar la fragilidad de los componentes de su sistema ambiental, que la hacen sumamente susceptible a las más mínimas perturbaciones.
Esta enorme masa de hielo cumple un importantísimo papel como regulador del clima del planeta, y su disminución deriva en un sin número de efectos negativos sobre la distribución climática global.
Según las incuestionables evidencias científicas, el casquete polar antártico está en proceso de disminución, desde aproximadamente los últimos treinta años. A título de ejemplo podríamos citar el reciente desprendimiento de una importante porción de la Barrera de Hielo de Larsen, ubicada en la Península Antártica, fenómeno atribuible a un significativo calentamiento atmosférico regional. Un fenómeno de similares características se presenta actualmente en el polo opuesto, Ártico, donde se manifiestan sustanciales reducciones en el espesor de los hielos del Océano Glaciar Ártico y de los glaciares de Groenlandia.
En tanto que en África, el monumental monte KiIimanjaro, ya no tiene nieves.
Este notable retroceso de los glaciares a nivel mundial, pone de manifiesto que el fenómeno de calentamiento atmosférico tiene características globales.
Por su parte la presencia de distintos tipos de fósiles animales y vegetales en el continente antártico, propios de zonas templadas o cálidas, nos brindan inequívocos testimonios de que en la geografía de la actual Antártida existió en tiempos remotos, anteriores a la aparición del hombre sobre la tierra, otro clima con otra flora y fauna. Esta evidencia nos obliga a concluir que el clima mundial es objeto de un permanente cambio.
En las eras geológicas pasadas el cambio climático obedeció a causas naturales no antrópicas, pero en la actualidad se debe a efectos atribuibles a la emisión de gases con efecto invernadero – dióxido de carbono y metano principalmente-, a la utilización de clorofluorcarbonados – responsables del adelgazamiento de la capa de Ozono - y a la alta tasa de deforestación de inmensas áreas boscosas tropicales, todos ellos causados por el hombre.
Y es justamente éste el motivo de nuestra preocupación. La humanidad no ha podido, hasta el momento, establecer un modelo de Desarrollo Sostenible, probablemente por que no ha podido afrontar los principales retos entrelazados de este nuevo paradigma de desarrollo: La paz y la seguridad, la pobreza y las privaciones, y la calidad ambiental.
Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies, cuya tasa es solo comparable a la de los períodos geológicos Pérmico - hace 251 millones de años - y Cretácico - hace 65 millones de años -.
Los beneficios del desarrollo noo se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor. La injusticia, la pobreza, la ignorancia, las disputas violentas se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos para la humanidad.
Por otra parte un aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y también los sociales. La población se estabilizaría recién hacia finales del presente siglo en 14.000 millones de seres humanos.
Un capítulo especial merece el agotamiento de los recursos energéticos fósiles no renovables, cuya utilización por espacio de los últimos 150 años, ha sido el principal contribuyente en la emisión de gases con efecto invernadero a la atmósfera.
Numerosos expertos colocan el pico de explotación de las reservas mundiales de petróleo en mediados de siglo – suponiendo nuevos descubrimientos y mejoras tecnológicas en la extracción - momento a partir del cual comenzarán a declinar.
Por todas estas razones la seguridad regional y global está siendo amenazada. Pero estas tendencias si bien son peligrosas, no son inevitables.
La Carta de la Tierra y el Desarrollo SostenibleLos fundamentos éticos del modelo de Desarrollo Sostenible se encuentran plasmados en la Carta de la Tierra.
La versión actual de la Carta de la Tierra es parte del movimiento de ética global a nivel mundial, el cual busca la forma de identificar objetivos comunes y valores compartidos que trascienden las fronteras culturales, religiosas y nacionales.
Sus antecedentes históricos, datan desde los primeros años de la formación de la ONU en 1945, en la búsqueda de la paz, el desarrollo equitativo y la protección de los derechos humanos. En la Conferencia de Estocolmo sobre desarrollo Humano en 1972, la seguridad ambiental pasó a ser la cuarta preocupación principal de la ONU.
Con posterioridad las sucesivas conferencias internacionales edificaron, en forma progresiva, el bagaje conceptual del Desarrollo Sostenible:
La Carta Mundial para la Naturaleza (1982) una declaración progresista para su tiempo, de principios ecológicos y éticos.
El Informe "Nuestro Futuro Común" - también conocido como informe Bruntland- emitido como resultado del trabajo de la Comisión Mundial de la ONU para el Medioambiente y el Desarrollo (1987), donde por primera vez se define el concepto de Desarrollo Sostenible o Sustentable: "Aquel tipo de desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones venideras a satisfacer sus propias necesidades"
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medioambiente y Desarrollo - Cumbre de la Tierra - de Río de Janeiro de 1992, donde además de emitir la "Agenda 21", se asumió el desafío de redactar la "Carta de la Tierra". En La "Declaración de Río 92" se hace mención a los principios básicos para alcanzar el Desarrollo Sostenible.
La Carta de la Tierra se encuentra además influenciada por la nueva visión mundial científica, incluyendo los descubrimientos de la cosmología contemporánea, la biología evolutiva, la física y la ecología. Se inspira en la sabiduría de las religiones del mundo y las tradiciones filosóficas ancestrales. Además, refleja el pensamiento de los grupos y organizaciones vinculados con la defensa de los derechos humanos, igualdad de género, la sociedad civil, el desarme y la paz
Tal y como la amplia gama de fuentes en la que se basa la Carta de la Tierra lo sugiere, se ha desarrollado bajo el entendimiento de que los retos ambientales, económicos, sociales, políticos, culturales y espirituales de la humanidad se encuentran interrelacionados y solamente pueden abordarse en forma efectiva a través de soluciones globales integradas.
Los Desafíos del PresenteDe cara al terrorismo internacional, la amenaza de la proliferación de las armas de destrucción masiva y los interminables conflictos bélicos locales, cada vez más frecuentes, hay que mantener un esfuerzo constante para asegurar la paz y la seguridad.
La existencia de enormes áreas de pobreza en el mundo es inaceptable y preparan el terreno al terrorismo, a la violencia y al crimen organizado.
Por su parte la situación ambiental de la tierra se hace cada vez más alarmante. Los problemas ya han dejado de estar limitados a una zona, ni se pueden gestionar localmente: Como ya señaláramos, a raíz del calentamiento global va cambiando el clima regional, los cataclismos naturales son más frecuentes y devastadores,; debido al agravamiento de la situación provocada por actividades económicas irresponsables, se agotan las reservas pesqueras de los océanos, la desertificación y deforestación avanzan, se contaminan enormes y vitales cantidades de agua dulce, se reducen las reservas de hidrocarburos, y desaparecen millares de especies de plantas y animales a un ritmo sin precedente en la historia geológica del planeta. La crisis ambiental no hace más que agravar los de por si demoledores efectos de la pobreza sobre la seguridad y la paz. Nos estamos jugando nuestro futuro en una sola apuesta, en aras de una efímera prosperidad basada en la contaminación y la explotación. Las desgracias, sean debido a las guerras, al petróleo derramado, a la contaminación de los recursos hídricos, a una fuga de una sustancia tóxica e incluso a un accidente en una central nuclear, pueden ocurrir cualquier día.
Los tres retos del Desarrollo Sostenible – La seguridad, la pobreza y la dimensión ambiental -, están relacionados entre si tanto por sus orígenes, como por sus consecuencias, y por los imperativos que marcan a la humanidad.
Es imposible oponerse al fanatismo y el terror y garantizar la seguridad global sin luchar contra la pobreza. Es imposible superar la pobreza sin asegurar el derecho de todos a los medios esenciales de subsistencia, la protección del medio ambiente y el acceso a los recursos. Por ello el desarrollo y la protección del medio ambiente son tareas interdependientes.
¿Como prohibir a los pobres de la cuenca del Amazonas que talen los árboles tropicales para sembrar los campos, si carecen de otros medios para subsistir? ¿Cómo exigirle a un país pobre que adopte medidas costosas para proteger el medio ambiente? Pero, por otro lado si no pensamos en la naturaleza, los esfuerzos por crear un mundo más justo estarán condenados al fracaso.
El Agua y las probables causas de disputasEl manejo de los recursos hídricos transnacionales, es un tema con un alto contenido político. Los Estados, aún algunos de los más pobres, tienen hoy la capacidad tecnológica de desviar, si se lo propusieran, el caudal completo de un río, y de explotar importantes masas de aguas subterráneas de una cuenca hídrica compartida.
Además si un país o región no posee agua, carece de un resorte fundamental para su desarrollo, y su situación de pobreza e inestabilidad política se ve agravada. Al igual que los ecosistemas, las sociedades con carencia de agua, languidecen y mueren.
Por todo ello si un Estado tiene carencias estructurales de agua para consumo humano, cultivo del suelo o generación de energía, puede llegar a utilizar métodos extremos para obtenerlos y desatar así disputas regionales.
Bajo esta línea de análisis, no podemos dejar de preguntarnos, ¿en qué medida podemos actuar para influir positivamente con acciones concretas y evitar así posibles disputas?
Está en nuestras manos prevenir el crecimiento de un detonador de belicismo que podría superar ampliamente el que hoy cumple el petróleo.
Nuestras reflexiones nos permiten sugerir que uno de los denominadores comunes de la problemática del desarrollo sostenible de América del Sur, es el vinculado a los recursos hídricos, y a la necesidad que lleva aparejada de mejorar su protección, acceso y gestión.
La necesidad de proteger esta esencial fuente de vida y desarrollo, adquiere una particular importancia con solo recordar a las enormes masas de población, que tienen solo un acceso limitado al agua potable y al saneamiento, o como insumo indispensable para su actividad económica.
Es importante por otra parte mencionar, que la protección de los humedales, glaciares y zonas de reproducción de flora y fauna, contribuye a la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad regional y a la recarga de las nacientes de los ríos y acuíferos subterráneos.
Tampoco debe perderse de vista el hecho que la población de nuestras naciones se incrementa en una tasa, aunque baja, de características exponenciales, y que a raíz de ello los recursos hídricos sufrirán a mediano plazo una mayor presión, tanto por su mayor grado de uso y explotación, como por su mayor contaminación.
El agua tiene la rara virtud de hacernos creer que es abundante, pero basta con una sequía prolongada, para que nuestra falsa ilusión se desvanezca.
Ejes Estratégicos de Nuestro Futuro AccionarPor todo lo hasta aquí expuesto, hacemos nuestros los principios de la Carta de la Tierra, y a los efectos conducentes, en materia de los Recursos Hídricos en particular y de Desarrollo Sostenible en general, nos imponemos accionar sobre siete ejes estratégicos:
Modernizar el marco jurídico vigente en materia de Recursos Hídricos en la República Argentina, con especial énfasis en la Gestión Ambiental Estratégica de las Cuencas Hídricas, tanto superficiales como subterráneas.
Apoyar las acciones tendientes a la aprobación de un Convenio Global sobre el Derecho al Agua, en línea con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU y con el Plan de Cumplimiento del Compromiso de Johannesburgo 2002, por un Desarrollo Sostenible.
Impulsar proyectos de investigación y divulgación en el Continente Antártico en materia de Desarrollo Sostenible, en el marco de lo dispuesto por el Tratado Antártico y su Protocolo de Protección del Medio Ambiente Antártico.
Impulsar acciones tendientes a prevenir disputas, utilizando a la mediación como método de solución de conflictos originados en la problemática del Desarrollo Sostenible
Impulsar investigaciones y proyectos demostrativos de la utilización de fuentes de energía renovables, e hidrógeno como vector energético alternativo.
Colaborar en el diseño de planes, programas y proyectos vinculados con la Gestión Ambiental Urbana, de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo.
Promover las acciones de concientización por parte de los ciudadanos, mediante el Sistema Educativo y los medios de comunicación a nuestro alcance, de los principios de la Carta de la Tierra, los aspectos filosóficos del Desarrollo Sostenible, y de los riesgos inherentes que la problemática ambiental llevan aparejados para la sociedad y para los ecosistemas.
La magnitud de la tarea que los masones argentinos nos proponemos iniciar, nos obliga a convocar a los Queridos Hermanos de los otros Orientes a que nos acompañen en el esfuerzo, según sus propias realidades nacionales y sus propios objetivos, que hagan suyo nuestro optimismo y preocupación por los desafíos que presenta el Desarrollo Sostenible; y que en el pleno convencimiento de los éxitos que confiamos en alcanzar, nuestros trabajos redunden en beneficios para nuestros pueblos.
El agua contenida en este continente blanco alcanzaría para dar de beber a toda la población mundial durante un millón de años.
Mientras tanto y antes de llegar a utilizar esta reserva, la Masonería Argentina quiere rescatar la idea de fraternidad universal, porque de eso se trata.
Somos hermanos viviendo en un pequeño planeta lleno de bondades, pero las mismas requieren de nuestro cuidado.
¡Hoy y "no mañana" el agua es un problema!
"Hoy" hay en el mundo personas que no tienen acceso al agua para las cosas más elementales, como la bebida, la higiene personal, la elaboración de alimentos y la higiene sanitaria.
Es por eso que nuestra Orden ha suscrito el Tratado que impulsa la Organización Green Cross, dirigida por Mihail Gorbachov, para lograr el reconocimiento del acceso al agua como un Derecho Humano.
La Masonería Argentina se encuentra en un país bendito en cuanto a este recurso, pero no todos los países del mundo tienen esta fortuna.
Ahora es el momento de actuar preservando la naturaleza.
Llamamos a la conciencia planetaria desde aquí: desde el sur del sur.
Preservemos para hoy y las futuras generaciones.
¡Brindo con agua y por el agua!
¡Para que el agua no falte!