Es para dar cobertura celular a los turistas
Entel y su antena en la Antártida: “Cuando funcionó, casi lloramos”
Martes 12 de abril de 2005
Por Mario Álvarez
Publicado en Las Ultimas Noticias (Chile)
http://www.lun.com/
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La antena instalada en la isla Rey Jorge tiene 24 metros de alto y pesa 2,2 toneladas.
Instalar una antena para celulares en una zona con vientos de 140 kilómetros por hora y con una temperatura promedio de 30 grados bajo cero, es la gracia que se mandó Entel PCS en la isla Rey Jorge de la península antártica.
"Es tan fuerte el frío que afecta los aparatos de transmisión, por lo que tuvimos que meterlos en una cámara con calefacción que los mantiene a una temperatura similar a la de un refrigerador casero, es decir unos cinco grados bajo cero", explicó Julio Salas, jefe de servicios básicos de Entel PCS.
Salas comentó que el objetivo de la antena es dar cobertura no sólo a los 250 habitantes permanentes de la península antártica, porque "en el verano llegan más de 2.500 personas a trabajar y además muchos turistas. Por eso se pensó una antena con capacidad de enviar fotos".
La obras comenzaron en octubre del año pasado, cuando los primeros tres técnicos viajaron a la isla Rey Jorge para conocer las características del terreno, ubicado cerca de la base aérea Teniente Marsh y a la Villa Las Estrellas. Luego, en Santiago, se construyó una antena de 24 metros de alto y 2,2 toneladas, pensada para resistir cambios de temperatura entre cero grados y 50 grados bajo cero...
miércoles, abril 13, 2005
martes, abril 12, 2005
Emergencia aérea rumbo a la Antártida
Emergencia aérea rumbo a la Antártida
Publicado en Provincia23 http://www.p23.com.ar/
Edición Digital 3110
12 de abril de 2005
Poco después de las 12:15 de ayer, un rápido despliegue de los dispositivos de seguridad abarcó gran parte de la ciudad, desde el aeropuerto hasta el hospital regional. Un avión ‘Twin Otter’, de la Fuerza Aérea Argentina, que realiza tareas de apoyo en las Bases Antárticas, se había declarado en emergencia al fallarle uno de los motores. Con cuatro tripulantes a bordo, y a unas 120 millas de Río Grande, el avión emprendió el regreso, logrando alcanzar con éxito su cometido. Minutos después del aterrizaje comenzaron las tareas de los técnicos para determinar las causas que “plantaron” uno de los motores. ...
Publicado en Provincia23 http://www.p23.com.ar/
Edición Digital 3110
12 de abril de 2005
Poco después de las 12:15 de ayer, un rápido despliegue de los dispositivos de seguridad abarcó gran parte de la ciudad, desde el aeropuerto hasta el hospital regional. Un avión ‘Twin Otter’, de la Fuerza Aérea Argentina, que realiza tareas de apoyo en las Bases Antárticas, se había declarado en emergencia al fallarle uno de los motores. Con cuatro tripulantes a bordo, y a unas 120 millas de Río Grande, el avión emprendió el regreso, logrando alcanzar con éxito su cometido. Minutos después del aterrizaje comenzaron las tareas de los técnicos para determinar las causas que “plantaron” uno de los motores. ...
sábado, abril 09, 2005
Inauguran sala de cine en Base Jubany
El próximo 11 de abril de 2005, se inaugurará oficialmente una sala de cine en la base argentina Jubany en la Antártida. La iniciativa, anunciada hace unos meses por el INCAA, contará con la proyección de 24 films argentinos. El que inaugura es Luna de Avellaneda, exitosa película de Juan José Campanella.
Publicado en terra.com
http://www3.terra.com.ar/ 6 de abril de 2005
Para la inauguración de la sala, que funcionará en una isla en la que trabajan científicos y técnicos de varios países, viajará especialmente al continente blanco una delegación de funcionarios y periodistas, indicaron.
La decisión de dedicar un espacio a la proyección de películas en la base argentina Jubany surgió de un acuerdo suscrito en noviembre pasado entre el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y el Ministerio de Relaciones Exteriores.
La sala, que dispondrá de 53 butacas y contará con un pequeño espacio de recepción, baño y vestuario, funcionará en la isla 25 de Mayo, donde también tienen instaladas bases Brasil, Chile, China, Corea del Sur, Polonia, Rusia y Uruguay.
Luna de Avellaneda, que está protagonizada por Ricardo Darín y tuvo un gran éxito de público tanto en Argentina como en otros países, será el primero de los 24 filmes argentinos subtitulados al inglés y en formato DVD que se proyectarán este año en la Antártida.
La película arranca en los años cincuenta, cuando un club social brilla con todo su esplendor, pero la acción se traslada rápidamente hasta la actualidad, mientras vive sus horas más bajas y se cierne sobre él la amenaza de ser vendido y convertido en un casino.
Luego de Luna de Avellaneda, en el cine antártico será exhibido el documental Sed, ópera prima del director Mausi Martínez, que recibió una Mención de Honor por Derechos Humanos en el Festival de Cine realizado en marzo en la ciudad argentina de Mar de Plata.
El filme advierte sobre los peligros que enfrenta el Acuífero Guaraní, que es una de las principales reservas hídricas subterráneas del planeta y abarca a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
En la base antártica Jubany también funciona un laboratorio inaugurado en 1994 que comparten Argentina y Alemania, donde se realizan estudios científicos de biología marina y geología y hay una estación sismológica. Su dotación permanente es de catorce personas, pero durante la Campaña Antártica -desde septiembre hasta abril- la presencia de grupos técnicos y científicos incrementa la población hasta cerca de un centenar.
Publicado en terra.com
http://www3.terra.com.ar/ 6 de abril de 2005
Para la inauguración de la sala, que funcionará en una isla en la que trabajan científicos y técnicos de varios países, viajará especialmente al continente blanco una delegación de funcionarios y periodistas, indicaron.
La decisión de dedicar un espacio a la proyección de películas en la base argentina Jubany surgió de un acuerdo suscrito en noviembre pasado entre el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y el Ministerio de Relaciones Exteriores.
La sala, que dispondrá de 53 butacas y contará con un pequeño espacio de recepción, baño y vestuario, funcionará en la isla 25 de Mayo, donde también tienen instaladas bases Brasil, Chile, China, Corea del Sur, Polonia, Rusia y Uruguay.
Luna de Avellaneda, que está protagonizada por Ricardo Darín y tuvo un gran éxito de público tanto en Argentina como en otros países, será el primero de los 24 filmes argentinos subtitulados al inglés y en formato DVD que se proyectarán este año en la Antártida.
La película arranca en los años cincuenta, cuando un club social brilla con todo su esplendor, pero la acción se traslada rápidamente hasta la actualidad, mientras vive sus horas más bajas y se cierne sobre él la amenaza de ser vendido y convertido en un casino.
Luego de Luna de Avellaneda, en el cine antártico será exhibido el documental Sed, ópera prima del director Mausi Martínez, que recibió una Mención de Honor por Derechos Humanos en el Festival de Cine realizado en marzo en la ciudad argentina de Mar de Plata.
El filme advierte sobre los peligros que enfrenta el Acuífero Guaraní, que es una de las principales reservas hídricas subterráneas del planeta y abarca a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
En la base antártica Jubany también funciona un laboratorio inaugurado en 1994 que comparten Argentina y Alemania, donde se realizan estudios científicos de biología marina y geología y hay una estación sismológica. Su dotación permanente es de catorce personas, pero durante la Campaña Antártica -desde septiembre hasta abril- la presencia de grupos técnicos y científicos incrementa la población hasta cerca de un centenar.
martes, marzo 29, 2005
Concluye la expedición Polar China
Concluye la expedición Polar China
http://www.china.org.cn/spanish/165648.htm
La expedición china a la Antártida ha concluido sus trabajos y ha regresado a Shanghai.
El equipo partió hacia el polo el pasado Octubre, en la que fue la 21ª expedición China al continente.
El director del Buró del Estado para la Administración Oceánica, Gao Shuguang, afirma que los científicos han logrado extraordinarios resultados en sus investigaciones.
Durante la expedición, los científicos chinos han escalado el Dome A, el monte más alto de la Antártida.
También registraron la temperatura más baja medida en la capa de hielo del continente, además de establecer con precisión la posición del monte e instalar dos dispositivos aerográficos en el mismo.
(28/03/2005,CIIC)
http://www.china.org.cn/spanish/165648.htm
La expedición china a la Antártida ha concluido sus trabajos y ha regresado a Shanghai.
El equipo partió hacia el polo el pasado Octubre, en la que fue la 21ª expedición China al continente.
El director del Buró del Estado para la Administración Oceánica, Gao Shuguang, afirma que los científicos han logrado extraordinarios resultados en sus investigaciones.
Durante la expedición, los científicos chinos han escalado el Dome A, el monte más alto de la Antártida.
También registraron la temperatura más baja medida en la capa de hielo del continente, además de establecer con precisión la posición del monte e instalar dos dispositivos aerográficos en el mismo.
(28/03/2005,CIIC)
lunes, marzo 28, 2005
Descubren antigua pintura antartica de 230 años...
Mystery Surrounds Newly Discovered Antarctica Oil Painting
Painting On Display At Yale Until April 24
http://www.nbc30.com/
POSTED: 2:01 pm EST March 24, 2005
UPDATED: 2:17 pm EST March 24, 2005
NEW HAVEN, Conn. -- As art restorers in London inspected a 230-year-old painting by master landscape artist Thomas Hodges, they noticed the canvas was thicker in some areas than others.
Using an X-ray machine, they peered behind the lush greens of New Zealand and discovered the oldest known painting of Antarctica.
The X-ray revealed two icebergs, painted during Captain James Cook's historic expedition below the Antarctic circle.
Until the National Maritime Museum in London made the discovery last year, historians believed that only sketches of the frozen continent had been produced.
"In the history of art, there's nothing comparable," said Angus Trumble, curator at the Yale Center for British Art, where the Hodges painting and the accompanying X-ray are on temporary display for their only United States appearance.
The discovery ignited a discussion over why Hodges endured frigid temperatures, fog and wind to capture the first image of the frozen continent, only to paint over it months later.
Cook had set out in 1772 to discover "Terra Australis Incognita," the mythical southern continent. Hodges was aboard the HMS Resolution to document the voyage, on which Cook spent nearly four months circumnavigating Antarctica.
"It put the final nail in the coffin that there wasn't a big land mass there suitable for commercial exploitation," said Brian Sandford, head of the U.S. chapter of the Captain Cook Society.
Painting the polar landscape would have made sense, experts agree, as it had never been seen before. And forensic analysis showed that Hodges took the time to complete the work.
Yet when the Resolution left Antarctica and made its first stop in New Zealand, Hodges immediately turned on his iceberg canvas and painted his "View in Pickersgill Harbour, Dusky Bay Sound, New Zealand."
One theory is that the brutal weather destroyed some of Hodge's supplies, forcing him to reuse a canvas. Others suggest the bleak polar landscape didn't fit the popular style.
"Perhaps he said, 'Who paints icebergs?'" said Isabel Stuebe, a Hodges biographer and scholar. "It wouldn't have met the standards for classic landscape composition. There was nothing in the foreground. It was more of a record of something as a scene rather than an artistic composition."
Or maybe four months in Antarctic waters were enough to make Hodges want to erase the artistic record of such a a perilous voyage.
"In a way, it's very understandable for Hodges to immediately be determined to paint this lush safe haven of New Zealand," said Trumble.
The painting, which is part of the traveling exhibit "William Hodges, 1744-1797: The Art of Exploration," is on display at Yale until April 24. It then moves to the Auckland Art Gallery in New Zealand.
Painting On Display At Yale Until April 24
http://www.nbc30.com/
POSTED: 2:01 pm EST March 24, 2005
UPDATED: 2:17 pm EST March 24, 2005
NEW HAVEN, Conn. -- As art restorers in London inspected a 230-year-old painting by master landscape artist Thomas Hodges, they noticed the canvas was thicker in some areas than others.
Using an X-ray machine, they peered behind the lush greens of New Zealand and discovered the oldest known painting of Antarctica.
The X-ray revealed two icebergs, painted during Captain James Cook's historic expedition below the Antarctic circle.
Until the National Maritime Museum in London made the discovery last year, historians believed that only sketches of the frozen continent had been produced.
"In the history of art, there's nothing comparable," said Angus Trumble, curator at the Yale Center for British Art, where the Hodges painting and the accompanying X-ray are on temporary display for their only United States appearance.
The discovery ignited a discussion over why Hodges endured frigid temperatures, fog and wind to capture the first image of the frozen continent, only to paint over it months later.
Cook had set out in 1772 to discover "Terra Australis Incognita," the mythical southern continent. Hodges was aboard the HMS Resolution to document the voyage, on which Cook spent nearly four months circumnavigating Antarctica.
"It put the final nail in the coffin that there wasn't a big land mass there suitable for commercial exploitation," said Brian Sandford, head of the U.S. chapter of the Captain Cook Society.
Painting the polar landscape would have made sense, experts agree, as it had never been seen before. And forensic analysis showed that Hodges took the time to complete the work.
Yet when the Resolution left Antarctica and made its first stop in New Zealand, Hodges immediately turned on his iceberg canvas and painted his "View in Pickersgill Harbour, Dusky Bay Sound, New Zealand."
One theory is that the brutal weather destroyed some of Hodge's supplies, forcing him to reuse a canvas. Others suggest the bleak polar landscape didn't fit the popular style.
"Perhaps he said, 'Who paints icebergs?'" said Isabel Stuebe, a Hodges biographer and scholar. "It wouldn't have met the standards for classic landscape composition. There was nothing in the foreground. It was more of a record of something as a scene rather than an artistic composition."
Or maybe four months in Antarctic waters were enough to make Hodges want to erase the artistic record of such a a perilous voyage.
"In a way, it's very understandable for Hodges to immediately be determined to paint this lush safe haven of New Zealand," said Trumble.
The painting, which is part of the traveling exhibit "William Hodges, 1744-1797: The Art of Exploration," is on display at Yale until April 24. It then moves to the Auckland Art Gallery in New Zealand.
Historias contadas por sus protagonistas
Miguel Ángel Vidal habla de su aventura en la Antártida
publicado en Avila Digital http://www.aviladigital.com/
Marzo 2005
El ciclo de los Viernes Ecológicos que organiza Caja de Ávila, a través de su Obra Social, y dirige Miguel Ángel Vidal finaliza hoy con una intervención del propio Vidal en la que relatará su última aventura, que le ha llevado hasta la Antártida.
El último continente virgen y las posibilidades que para la práctica del alpinismo albergan sus montañas centrarán la charla de este alpinista que durante muchos años fue guarda en el refugio de Gredos y hoy es un reconocido escalador que ha participado en la apertura de dos nuevas rutas inexploradas por la cara oeste del Vinson, la del Galfrío y la de la Amistad, y una cumbre sin titularidad que ha sido bautizada como Punta Galicia.
El que durante un tiempo también fuera guía en el Himalaya, comenzó a escalar en La Pedriza y siempre ha huido de las vías normales, sustituidas por las que realmente le llamaban la atención. La altura la descubrió en un curso federativo en Pirineos junto a Ezequiel Conde y cayó el primer tresmil. En julio de 1977 se tiró todo un mes en Pirineos, comiendo y durmiendo cuando y donde podían, pero escalando mucho, como en Gavarnie, donde realizó la integral del Marboré.
Los Alpes, el Aconcagua y, en 1989, del Himalaya al Tíbet, sin oxígeno artificial. El Himalaya, de hecho, ha sido su lugar de refugio durante años, pero de todo ello hablará hoy, en el Auditorio de Caja de Ávila, a partir de las 20,30 horas. La entrada es libre hasta completar el aforo.
Redacción
redaccion@aviladigital.com
publicado en Avila Digital http://www.aviladigital.com/
Marzo 2005
El ciclo de los Viernes Ecológicos que organiza Caja de Ávila, a través de su Obra Social, y dirige Miguel Ángel Vidal finaliza hoy con una intervención del propio Vidal en la que relatará su última aventura, que le ha llevado hasta la Antártida.
El último continente virgen y las posibilidades que para la práctica del alpinismo albergan sus montañas centrarán la charla de este alpinista que durante muchos años fue guarda en el refugio de Gredos y hoy es un reconocido escalador que ha participado en la apertura de dos nuevas rutas inexploradas por la cara oeste del Vinson, la del Galfrío y la de la Amistad, y una cumbre sin titularidad que ha sido bautizada como Punta Galicia.
El que durante un tiempo también fuera guía en el Himalaya, comenzó a escalar en La Pedriza y siempre ha huido de las vías normales, sustituidas por las que realmente le llamaban la atención. La altura la descubrió en un curso federativo en Pirineos junto a Ezequiel Conde y cayó el primer tresmil. En julio de 1977 se tiró todo un mes en Pirineos, comiendo y durmiendo cuando y donde podían, pero escalando mucho, como en Gavarnie, donde realizó la integral del Marboré.
Los Alpes, el Aconcagua y, en 1989, del Himalaya al Tíbet, sin oxígeno artificial. El Himalaya, de hecho, ha sido su lugar de refugio durante años, pero de todo ello hablará hoy, en el Auditorio de Caja de Ávila, a partir de las 20,30 horas. La entrada es libre hasta completar el aforo.
Redacción
redaccion@aviladigital.com
Historias contadas por sus protagonistas
En la Antártida /
365 días en medio de la nada
La Base San Martín es el destacamento más antiguo de la Argentina en el continente blanco. Allí vivieron este año 17 argentinos, cuidando la soberanía y realizando tareas científicas.
Fernanda Abad
El Tribuno
http://www.eltribuno.com.ar
Marzo 2005
El paisaje se instala en la retina siempre igual, imponente y gélido (montañas de hielo y grandes extensiones del agua más pura de la tierra). Allí, la piel pierde pronto la memoria del sol caliente y el aire tibio: las temperaturas alcanzan frecuentemente los 32 grados bajo cero.
El silencio es tan abrumador como los glaciares que lo encajonan. No llega la fruta fresca ni la TV, y nunca pasa un avión dejando su estela de trueno. Sin embargo, el ojo, el cuerpo y el oído se acostumbran, se aclimatan, se acomodan al paisaje. Entonces es posible sobrevivir. Y más aún: es posible hacerlo con el pecho cargado de satisfacción. La Antártida produce esto. Así lo confirma un grupo de hombres que ha pasado los últimos 12 meses de sus vidas en el continente blanco.
El sargento primero Mario Soria es uno de ellos. El tiene su casa y su familia en Salta, pero hace exactamente un año empezó su segunda "invernada" en la Base San Martín de la Antártida Argentina. Allí desarrolla tareas como radioperador.
"Nací en la provincia de Tucumán y por mi profesión el destino me fue llevando por distintos lugares. Salta es hoy mi ciudad. Trabajo para el Ejército Argentino y es precisamente gracias a esta institución que estoy en este lugar, terminando mi segunda invernada. Tuve la suerte de estar en el 2001 en la Base Belgrano 2", cuenta Soria desde su "casa austral".
"Para mí es doble el orgullo entablar esta charla: primero por representar al Ejército Argentino en esta zona y segundo por representar a Salta en este inhóspito lugar", agrega Soria.
La Base San Martín está ubicada al sur del paralelo 60, al oeste de la Península Antártica, en la Bahía Margarita.
Está rodeada de imponentes glaciares que dibujan el paisaje y transforman al lugar en uno de los más bellos del mundo. Fue fundada el 21 de marzo de 1951 por el general Hernán Pujato, pionero de la actividad del Ejército en la Antártida. Es la base más antigua que posee la República Argentina en la zona.
Uno para todos y...
"Somos un grupo de 17 argentinos que estamos en este lugar. Primero, para sentar un precedente de nuestro país y mantener el derecho de soberanía en el lugar. Segundo, para efectuar actividades técnicas y científicas en convenio con distintas universidades y entidades de todo el mundo", explica Soria.
Cada uno tiene una actividad predeterminada y todos son especialistas en determinado tipo de tarea.
Pero, fundamentalmente, todos y cada uno son imprescindibles, porque a la base llega un rompehielos una vez cada 365 días.
Así, por ejemplo, hay un mecánico motorista encargado de mantener todo el parque automotor y los generadores de la corriente eléctrica que se consume en la base. El mecánico de instalaciones también cumple un papel clave: es el encargado de mantener las instalaciones de luz, gas, agua y -algo que es vital dentro de la base- calefacción.
Con cada dotación también viajan un médico y un enfermero. No obstante, para evitar mayores inconvenientes, antes de partir rumbo a la Antártida, cada miembro del grupo es sometido a un chequeo completo y a una apendicectomía profiláctica, para prevenir complicaciones.
Por la posición geográfica donde está ubicada la base, sólo se arriba a ella en el rompehielos Almirante Irizar, que realiza el viaje una vez al año, para efectuar los relevos de dotación.
En el equipo hay también un carpintero, un cocinero y un radioperador (en este caso Soria) que mantiene a los 17 hombres comunicados con sus familias y con el mundo.
Otros profesionales: el meteorologista, que cumple a diario la tarea de recabar datos cada tres horas para enviarlos a la Base Marambio; y los científicos, que trabajan constantemente en investigación.
Por otro lado, el personal del Ejército se encarga de todas las actividades logísticas: reparaciones y mantenimiento en distintas áreas.
"Todos nos complementamos, todos necesitamos de todos. Por eso se crea un ámbito de trabajo muy cálido y muy digno", comenta el "salteño".
Tierra de nadie
La presencia argentina en la zona antártica data del año 1904, cuando se instaló el primer observatorio meteorológico en la Isla Laurie (actualmente Base Orcadas). Nuestro país es uno de los más antiguos en la zona y está sujeto a un acuerdo internacional llamado "Tratado Antártico", por el cual los 24 países firmantes se comprometen a trabajar y a declarar a la Antártida "tierra dedicada a la paz y a la ciencia".
"Este tratado establece que cada nación se compromete a trabajar en forma mancomunada. A su vez, determina que el hecho de estar trabajando en la zona no constituye razón para realizar reclamos de soberanía. Con lo cual podría decirse que la Antártida es de nadie", explica Mario Soria.
Actualmente, el Ejército Argentino cuenta con bases permanentes y bases transitorias en el continente blanco. Las transitorias son aquellas que solo se abren en los meses de verano y las permanentes son las que tienen personal todo el año. De las bases permanentes, la única que recibe mujeres es la Base Esperanza. Allí viven siete familias por año.
Cada militar viaja acompañado de su esposa y sus hijos. Estos concurren a una escuela que funciona en el lugar, y que depende del gobierno de Tierra del Fuego. En la Base San Martín, en cambio, la dotación esta compuesta por hombres solos, y es en este punto donde confluyen las nostalgias.
"Lo que más se extraña es la familia, los seres queridos. En eso coincidimos todos, porque la mayoría somos casados y tenemos hijos. Por ellos estamos aquí y nos levantamos cada mañana y decimos 'falta un día menos'", confiesa Mario Soria, que acaba de finalizar su segunda invernada (el 20 de marzo llegó a la base un rompehielos para trasladarlo a Buenos Aires).
365 días en medio de la nada
La Base San Martín es el destacamento más antiguo de la Argentina en el continente blanco. Allí vivieron este año 17 argentinos, cuidando la soberanía y realizando tareas científicas.
Fernanda Abad
El Tribuno
http://www.eltribuno.com.ar
Marzo 2005
El paisaje se instala en la retina siempre igual, imponente y gélido (montañas de hielo y grandes extensiones del agua más pura de la tierra). Allí, la piel pierde pronto la memoria del sol caliente y el aire tibio: las temperaturas alcanzan frecuentemente los 32 grados bajo cero.
El silencio es tan abrumador como los glaciares que lo encajonan. No llega la fruta fresca ni la TV, y nunca pasa un avión dejando su estela de trueno. Sin embargo, el ojo, el cuerpo y el oído se acostumbran, se aclimatan, se acomodan al paisaje. Entonces es posible sobrevivir. Y más aún: es posible hacerlo con el pecho cargado de satisfacción. La Antártida produce esto. Así lo confirma un grupo de hombres que ha pasado los últimos 12 meses de sus vidas en el continente blanco.
El sargento primero Mario Soria es uno de ellos. El tiene su casa y su familia en Salta, pero hace exactamente un año empezó su segunda "invernada" en la Base San Martín de la Antártida Argentina. Allí desarrolla tareas como radioperador.
"Nací en la provincia de Tucumán y por mi profesión el destino me fue llevando por distintos lugares. Salta es hoy mi ciudad. Trabajo para el Ejército Argentino y es precisamente gracias a esta institución que estoy en este lugar, terminando mi segunda invernada. Tuve la suerte de estar en el 2001 en la Base Belgrano 2", cuenta Soria desde su "casa austral".
"Para mí es doble el orgullo entablar esta charla: primero por representar al Ejército Argentino en esta zona y segundo por representar a Salta en este inhóspito lugar", agrega Soria.
La Base San Martín está ubicada al sur del paralelo 60, al oeste de la Península Antártica, en la Bahía Margarita.
Está rodeada de imponentes glaciares que dibujan el paisaje y transforman al lugar en uno de los más bellos del mundo. Fue fundada el 21 de marzo de 1951 por el general Hernán Pujato, pionero de la actividad del Ejército en la Antártida. Es la base más antigua que posee la República Argentina en la zona.
Uno para todos y...
"Somos un grupo de 17 argentinos que estamos en este lugar. Primero, para sentar un precedente de nuestro país y mantener el derecho de soberanía en el lugar. Segundo, para efectuar actividades técnicas y científicas en convenio con distintas universidades y entidades de todo el mundo", explica Soria.
Cada uno tiene una actividad predeterminada y todos son especialistas en determinado tipo de tarea.
Pero, fundamentalmente, todos y cada uno son imprescindibles, porque a la base llega un rompehielos una vez cada 365 días.
Así, por ejemplo, hay un mecánico motorista encargado de mantener todo el parque automotor y los generadores de la corriente eléctrica que se consume en la base. El mecánico de instalaciones también cumple un papel clave: es el encargado de mantener las instalaciones de luz, gas, agua y -algo que es vital dentro de la base- calefacción.
Con cada dotación también viajan un médico y un enfermero. No obstante, para evitar mayores inconvenientes, antes de partir rumbo a la Antártida, cada miembro del grupo es sometido a un chequeo completo y a una apendicectomía profiláctica, para prevenir complicaciones.
Por la posición geográfica donde está ubicada la base, sólo se arriba a ella en el rompehielos Almirante Irizar, que realiza el viaje una vez al año, para efectuar los relevos de dotación.
En el equipo hay también un carpintero, un cocinero y un radioperador (en este caso Soria) que mantiene a los 17 hombres comunicados con sus familias y con el mundo.
Otros profesionales: el meteorologista, que cumple a diario la tarea de recabar datos cada tres horas para enviarlos a la Base Marambio; y los científicos, que trabajan constantemente en investigación.
Por otro lado, el personal del Ejército se encarga de todas las actividades logísticas: reparaciones y mantenimiento en distintas áreas.
"Todos nos complementamos, todos necesitamos de todos. Por eso se crea un ámbito de trabajo muy cálido y muy digno", comenta el "salteño".
Tierra de nadie
La presencia argentina en la zona antártica data del año 1904, cuando se instaló el primer observatorio meteorológico en la Isla Laurie (actualmente Base Orcadas). Nuestro país es uno de los más antiguos en la zona y está sujeto a un acuerdo internacional llamado "Tratado Antártico", por el cual los 24 países firmantes se comprometen a trabajar y a declarar a la Antártida "tierra dedicada a la paz y a la ciencia".
"Este tratado establece que cada nación se compromete a trabajar en forma mancomunada. A su vez, determina que el hecho de estar trabajando en la zona no constituye razón para realizar reclamos de soberanía. Con lo cual podría decirse que la Antártida es de nadie", explica Mario Soria.
Actualmente, el Ejército Argentino cuenta con bases permanentes y bases transitorias en el continente blanco. Las transitorias son aquellas que solo se abren en los meses de verano y las permanentes son las que tienen personal todo el año. De las bases permanentes, la única que recibe mujeres es la Base Esperanza. Allí viven siete familias por año.
Cada militar viaja acompañado de su esposa y sus hijos. Estos concurren a una escuela que funciona en el lugar, y que depende del gobierno de Tierra del Fuego. En la Base San Martín, en cambio, la dotación esta compuesta por hombres solos, y es en este punto donde confluyen las nostalgias.
"Lo que más se extraña es la familia, los seres queridos. En eso coincidimos todos, porque la mayoría somos casados y tenemos hijos. Por ellos estamos aquí y nos levantamos cada mañana y decimos 'falta un día menos'", confiesa Mario Soria, que acaba de finalizar su segunda invernada (el 20 de marzo llegó a la base un rompehielos para trasladarlo a Buenos Aires).
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