Publicado en http://elpanamaamerica.terra.com.pa/
13 feb 05
Charles J. Hanley
AGENCIAS DE NOTICIAS
LOS CIENTÍFICOS que estudian lo que sucede allende el extremo austral de América del Sur, más allá de aguas grises como el acero y hacia la helada Antártida, sólo encuentran interrogantes sobre el destino del planeta.
Ahora que un gigantesco manto de hielo se ha precipitado al océano, ¿cuándo se desmoronará y deslizará hacia las aguas cálidas otro más grande? ¿En 1,000 años? ¿En 100 años? ¿Antes? ¿Nunca?
Nadie tiene todavía la respuesta a esta pregunta: ¿cuál es la probabilidad de que se produzca ese colapso, si es que se produce?, expresó el científico Gino Casassa. Pero existen ciertos indicios de inestabilidad, precisó.
Casassa y otros investigadores chilenos que acaban de regresar de la Antártida trajeron algunas noticias inquietantes.
En un viaje de ida y vuelta al polo sur en un tractor de nieve, que se prolongó dos meses, descubrieron con su radar que el manto de hielo de la región occidental de la Antártida podría ser más espeso de lo que se pensaba, y que en algunas partes tendría varios metros más de espesor.
Los glaciólogos como Casassa temen que si esa enorme capa se derrite paulatinamente provoque un aumento en el nivel de los océanos de todo el mundo en unos 4.5 metros.
Eso sería una catástrofe en cámara lenta para las costas de todo el mundo. Y si bien no causaría tantas muertes inmediatas como un maremoto, sería más universal y permanente.
Mientras más profunda sea la capa de hielo del oeste de la Antártida, mayor será el impacto potencial para el nivel del mar, indicó Casassa, aunque advirtió que la información necesita un análisis más exhaustivo.
Semejantes interrogantes sobre el continente blanco y el calentamiento global, y el impacto que uno ejercerá sobre el otro, están consumiendo cada vez más recursos científicos, mientras cientos de investigadores se trasladan hacia el sur durante el verano para indagar, medir y observar en el mismo terreno.
EXPERTOS OPINAN
Científicos de EU y Pedro Skvarca, un veterano científico habían informado anteriormente que desde que el Larsen B se desintegró, otros témpanos que venían detrás aceleraron su propio derretimiento a un ritmo ocho veces más rápido que antes.
Actualmente los científicos observan con preocupación el témpano Larsen C. Al igual que el Larsen B antes de desintegrarse, el "Larsen C también parece estar perdiendo grosor", expresó Robert Thomas, investigador de la NASA.
lunes, febrero 14, 2005
viernes, febrero 11, 2005
El agujero de ozono y Punta Arenas
Inician en Punta Arenas (Chile) campaña para evitar peligros del agujero de ozono
Febrero 10 de 2005
Publicado en: http://eltiempo.terra.com.co/
Las autoridades sanitarias del destino turístico quieren concientizar a los visitantes y a pobladores del peligro de la exposición al sol.
"Tenemos el mismo nivel de radiación que en Natal (noreste de Brasil), que está casi en la línea del Ecuador, y eso es consecuencia directa del agujero de la capa de ozono", afirmó Andrés Hernández, científico del Laboratorio Ozono de la sureña Universidad de Magallanes.
Desde Punta Arenas, que situada a 2.240 kilómetros de Santiago de Chile es la ciudad continental más austral del mundo, parten la mayoría de los aviones y barcos que viajan a la Antártida.
La ciudad sufre unos extraordinarios niveles de radiación ultravioleta debido al agujero de la capa de ozono -de 28 millones de kilómetros cuadrados, más grande que la superficie de Estados Unidos- que se cierne sobre la Antártida y que afecta a gran parte del Cono Sur.
La capa de ozono actúa como filtro en la atmósfera y absorbe las nocivas radiaciones ultravioletas.
Durante unos ocho o diez días concretos de la primavera austral (septiembre-diciembre) y con temperaturas no superiores a los 13-14 grados centígrados, la ciudad de Punta Arenas recibe índices de radiación ultravioleta de 11 o superiores, muy por encima del nivel 4,4 considerado normal y no peligroso para la salud.
Debido a esto, la capa de ozono se ha hecho más delgada, bajando a unos niveles de 170 unidades Dobson, cuando el límite a partir del cual la radiación es perjudicial es por debajo de 220.
"El problema es que aquí la gente no puede percibir las radiaciones. Como siempre hace mucho frío, y el sol sale poco, cuando luce todo el mundo se expone y es en esos momentos cuando existe el riesgo", explicó el coordinador del Programa de Foto-protección del Ministerio de Salud chileno, Gustavo Navarro.
En Punta Arenas las temperaturas medias en verano se sitúan en alrededor de los 15 grados y sólo en días excepcionales suben a 18, mientras que en invierno la media ronda los 15 bajo cero.
Las primeras señales de alarma se produjeron a mediados de la década de los años ochenta del siglo pasado, pero hasta 1999 el Gobierno no tomó cartas en el asunto, cuando creó el Programa de Foto-protección Especial.
Se denomina el "semáforo solar". Es un panel con cuatro colores, verde, amarillo, rojo y púrpura, en función del menor o mayor grado de radiación.
Hay uno en todas las escuelas, en muchas intersecciones de calles, una compañía de taxis los lleva colgando en el techo y tanto el periódico local como las radios y las televisiones informan diariamente sobre el grado de radiación solar.
"Nuestro principal trabajo es informar y concienciar -precisó Navarro-. Sin embargo, el tema no está bien asumido por la población, porque se pone crema una sola vez al día o usa sólo el sombrero al mediodía".
En la región de Magallanes, donde se encuentra Punta Arenas, la incidencia del cáncer de piel aumentó un 61 por ciento entre los años 1994 y 2000, y en el periodo 2000-2004 se contabilizaron 45 casos nuevos.
"Los niveles son los mismos que en la capital o en el norte del país, pero aquí es significativo porque no debería suceder ya que es previsible y por tanto evitable", afirmó la doctora Lidia Amarales, directora regional del Ministerio de Salud en Punta Arenas.
Además, en Punta Arenas la incidencia del melanoma maligno, el peor de su categoría, representa el 18 por ciento de todos los cánceres, mientras a nivel mundial se sitúa entre el 1,8 y el 5 por ciento.
Las autoridades sanitarias advierten de que, a pesar de que hay que asumir el hábito de protegerse, el control debe ser estricto en los días de primavera cuando la capa de ozono se debilita y la incidencia es mayor.
Tan malo es exagerar -algunos dicen que "aquí nos estamos achicharrando y se nos cae la piel a tiras"- como lo que hacen algunos operadores turísticos, que "simplemente ocultan el problema y no hay que olvidar que un cáncer de piel puede aparecer 20 años después de la exposición al sol", alertó Navarro.
Punta Arenas, Chile
Con EFE.-
Febrero 10 de 2005
Publicado en: http://eltiempo.terra.com.co/
Las autoridades sanitarias del destino turístico quieren concientizar a los visitantes y a pobladores del peligro de la exposición al sol.
"Tenemos el mismo nivel de radiación que en Natal (noreste de Brasil), que está casi en la línea del Ecuador, y eso es consecuencia directa del agujero de la capa de ozono", afirmó Andrés Hernández, científico del Laboratorio Ozono de la sureña Universidad de Magallanes.
Desde Punta Arenas, que situada a 2.240 kilómetros de Santiago de Chile es la ciudad continental más austral del mundo, parten la mayoría de los aviones y barcos que viajan a la Antártida.
La ciudad sufre unos extraordinarios niveles de radiación ultravioleta debido al agujero de la capa de ozono -de 28 millones de kilómetros cuadrados, más grande que la superficie de Estados Unidos- que se cierne sobre la Antártida y que afecta a gran parte del Cono Sur.
La capa de ozono actúa como filtro en la atmósfera y absorbe las nocivas radiaciones ultravioletas.
Durante unos ocho o diez días concretos de la primavera austral (septiembre-diciembre) y con temperaturas no superiores a los 13-14 grados centígrados, la ciudad de Punta Arenas recibe índices de radiación ultravioleta de 11 o superiores, muy por encima del nivel 4,4 considerado normal y no peligroso para la salud.
Debido a esto, la capa de ozono se ha hecho más delgada, bajando a unos niveles de 170 unidades Dobson, cuando el límite a partir del cual la radiación es perjudicial es por debajo de 220.
"El problema es que aquí la gente no puede percibir las radiaciones. Como siempre hace mucho frío, y el sol sale poco, cuando luce todo el mundo se expone y es en esos momentos cuando existe el riesgo", explicó el coordinador del Programa de Foto-protección del Ministerio de Salud chileno, Gustavo Navarro.
En Punta Arenas las temperaturas medias en verano se sitúan en alrededor de los 15 grados y sólo en días excepcionales suben a 18, mientras que en invierno la media ronda los 15 bajo cero.
Las primeras señales de alarma se produjeron a mediados de la década de los años ochenta del siglo pasado, pero hasta 1999 el Gobierno no tomó cartas en el asunto, cuando creó el Programa de Foto-protección Especial.
Se denomina el "semáforo solar". Es un panel con cuatro colores, verde, amarillo, rojo y púrpura, en función del menor o mayor grado de radiación.
Hay uno en todas las escuelas, en muchas intersecciones de calles, una compañía de taxis los lleva colgando en el techo y tanto el periódico local como las radios y las televisiones informan diariamente sobre el grado de radiación solar.
"Nuestro principal trabajo es informar y concienciar -precisó Navarro-. Sin embargo, el tema no está bien asumido por la población, porque se pone crema una sola vez al día o usa sólo el sombrero al mediodía".
En la región de Magallanes, donde se encuentra Punta Arenas, la incidencia del cáncer de piel aumentó un 61 por ciento entre los años 1994 y 2000, y en el periodo 2000-2004 se contabilizaron 45 casos nuevos.
"Los niveles son los mismos que en la capital o en el norte del país, pero aquí es significativo porque no debería suceder ya que es previsible y por tanto evitable", afirmó la doctora Lidia Amarales, directora regional del Ministerio de Salud en Punta Arenas.
Además, en Punta Arenas la incidencia del melanoma maligno, el peor de su categoría, representa el 18 por ciento de todos los cánceres, mientras a nivel mundial se sitúa entre el 1,8 y el 5 por ciento.
Las autoridades sanitarias advierten de que, a pesar de que hay que asumir el hábito de protegerse, el control debe ser estricto en los días de primavera cuando la capa de ozono se debilita y la incidencia es mayor.
Tan malo es exagerar -algunos dicen que "aquí nos estamos achicharrando y se nos cae la piel a tiras"- como lo que hacen algunos operadores turísticos, que "simplemente ocultan el problema y no hay que olvidar que un cáncer de piel puede aparecer 20 años después de la exposición al sol", alertó Navarro.
Punta Arenas, Chile
Con EFE.-
Conocida Multinacional fomenta proyecto medioambiental
RSC.- El programa medioambiental de Coca-Cola lleva a 40 de sus empleados a construir una estación en la Antártida
MADRID, 10 Feb 05 (EUROPA PRESS)
Publicado en http://www.basefinanciera.com/
La multinacional estadounidense Coca-Cola llevará este mes a 40 de sus empleados, entre ellos un español, a construir una estación de investigación en la Antártida, en el marco de su programa de concienciación medioambiental de la plantilla.
La expedición de prolongará entre los días 13 de febrero y 1 de marzo; los 40 empleados de Coca-Cola se sumarán al equipo del explorador Robert Swan y su organización INSPIRE!, con el fin de "concienciar al mundo sobre la importancia de preservar un entorno natural como el de la Antártida".
Para la compañía, esta cooperación supone "una oportunidad excepcional de transmitir a sus empleados la preocupación por el impacto de sus actividades en el entorno", ofreciéndoles al mismo tiempo la posibilidad de participar en una misión real "en la que podrán desarrollar sus capacidades de liderazgo, toma de decisiones y trabajo en equipo".
El equipo de Coca-Cola, en el que participa el analista de la filial española Pedro Fernández, forma parte del Equipo Europeo 2005, cuya misión es continuar con el trabajo de construcción de una base educativa en la Isla King George, un observatorio que en el futuro será utilizado para misiones formativas para jóvenes.
De esta forma, los empleados de Coca-Cola podrán participar en tareas como la determinación del mejor uso de la base, o su diseño, ubicación y equipamiento. La compañía se ha comprometido a seguir enviado personal a la zona hasta 2008, momento en el que el observatorio será donado a la Fundación Misión Antrtida, patrocinada por INSPIRE!.
Además, los trabajadores de Coca-Cola darán soporte a INSPIRE! para minimizar la contaminación ocasionada por la presencia del hombre en la Antártida y devolverle su estado original. Este es el tercer año consecutivo que Coca-Cola y Swan organizan esta expedición.
Ambas entidades cooperaron también en 2002, durante la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo (Sudáfrica), para promover la retirada de 1.000 toneladas de residuos de la base de investigación rusa ubicada en la Antártida.
MADRID, 10 Feb 05 (EUROPA PRESS)
Publicado en http://www.basefinanciera.com/
La multinacional estadounidense Coca-Cola llevará este mes a 40 de sus empleados, entre ellos un español, a construir una estación de investigación en la Antártida, en el marco de su programa de concienciación medioambiental de la plantilla.
La expedición de prolongará entre los días 13 de febrero y 1 de marzo; los 40 empleados de Coca-Cola se sumarán al equipo del explorador Robert Swan y su organización INSPIRE!, con el fin de "concienciar al mundo sobre la importancia de preservar un entorno natural como el de la Antártida".
Para la compañía, esta cooperación supone "una oportunidad excepcional de transmitir a sus empleados la preocupación por el impacto de sus actividades en el entorno", ofreciéndoles al mismo tiempo la posibilidad de participar en una misión real "en la que podrán desarrollar sus capacidades de liderazgo, toma de decisiones y trabajo en equipo".
El equipo de Coca-Cola, en el que participa el analista de la filial española Pedro Fernández, forma parte del Equipo Europeo 2005, cuya misión es continuar con el trabajo de construcción de una base educativa en la Isla King George, un observatorio que en el futuro será utilizado para misiones formativas para jóvenes.
De esta forma, los empleados de Coca-Cola podrán participar en tareas como la determinación del mejor uso de la base, o su diseño, ubicación y equipamiento. La compañía se ha comprometido a seguir enviado personal a la zona hasta 2008, momento en el que el observatorio será donado a la Fundación Misión Antrtida, patrocinada por INSPIRE!.
Además, los trabajadores de Coca-Cola darán soporte a INSPIRE! para minimizar la contaminación ocasionada por la presencia del hombre en la Antártida y devolverle su estado original. Este es el tercer año consecutivo que Coca-Cola y Swan organizan esta expedición.
Ambas entidades cooperaron también en 2002, durante la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo (Sudáfrica), para promover la retirada de 1.000 toneladas de residuos de la base de investigación rusa ubicada en la Antártida.
Cientificos uruguayos descubren invertebrados en la Antartida
DESCUBRIMIENTO CIENTÍFICO
09.02.2005
Publicado en http://www.montevideo.com.uy
Una pareja de científicos uruguayos descubrió la existencia de miles de invertebrados en la Isla Rey Jorge en la Antártida, rompiendo un mito mantenido durante décadas.
Los organismos descubiertos por estos científicos se denominan invertebrados de vida libre porque subsisten por sí mismos sin ser parásitos de otros animales, como los piojos, cuya existencia ya era conocida.
"Antes, según la bibliografía, no existían. Y no sólo los hay sino que son muy diversos, y es muy importante porque nos permiten determinar la calidad del ambiente", explicó la microbióloga Odile Volonterio.
"Se van rompiendo mitos, ya no se puede decir que no existen. Es alentador saber que hay mucha diversidad -apuntó el microbiólogo Rodrigo Ponce de León-, aunque nos quedan años de estudio por delante".
El hallazgo de estos organismos fue paralelo a la investigación principal de Volonterio y Ponce de León.
Ambos, junto al biólogo molecular estadounidense Paul Gill y al botánico checo Jirí Komárek, integran el equipo que permaneció una semana en la Isla Rey Jorge (a 150 kilómetros del Círculo Polar Antártico) tomando muestras para un proyecto ideado por la bioquímica Silvia Batista, y cuyo principal objetivo es estudiar a los microorganismos fijadores de nitrógeno presentes en la isla.
Están financiados por el Instituto Antártico Uruguayo, en cuya base montaron su centro de investigación, y cuentan con el apoyo del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y de la facultad de Ciencias de la Universidad de la República de Uruguay.
Aprendiendo a respirar
Todos los seres vivos necesitan el nitrógeno para vivir, pero la mayoría, los humanos entre ellos, no lo pueden obtener directamente del aire, por lo que son necesarios los microorganismos que lo fijan.
Estos seres lo asimilan y lo traspasan a la tierra, ésta a las plantas, y de ahí a otros animales en una larga cadena hasta llegar al organismo humano.
"Que en la Antártida existen, ya lo sabíamos, porque si no, no habría vida, pero hay muy pocos y relativamente son muy importantes. Queremos saber cuáles son, cuántos son y en qué ambientes", explicó Volonterio.
Uno de estos microorganismos que mejor fijan el nitrógeno son las cianobacterias, y es por ello que el equipo invitó al proyecto al profesor Komárek, experto en este tipo de organismos.
"Son un grupo fantástico, los más viejos de la Tierra, son 2.000 millones de años más viejos que el resto de los organismos", aseguró Komárek mientras en la manos sujeta un pedazo de musgo "lleno" de cianobacterias.
"Pueden vivir en condiciones muy extremas, desde los 70 grados a los -30 y pueden llegar a vivir dentro de piedras", añadió.
Otro de los cometidos del grupo científico es obtener muestras para determinar la pureza del medio ambiente en la base.
"Quieren mantener el entorno lo más limpio posible. Estamos comparando el entorno en la base con lugares donde se va esporádicamente, con otros en los que casi nunca va nadie", explicó Volonterio.
Con este descubrimiento, Uruguay juega una buena carta en el estudio del medioambiente que se está desarrollando a nivel global..
(en base a EFE)
09.02.2005
Publicado en http://www.montevideo.com.uy
Una pareja de científicos uruguayos descubrió la existencia de miles de invertebrados en la Isla Rey Jorge en la Antártida, rompiendo un mito mantenido durante décadas.
Los organismos descubiertos por estos científicos se denominan invertebrados de vida libre porque subsisten por sí mismos sin ser parásitos de otros animales, como los piojos, cuya existencia ya era conocida.
"Antes, según la bibliografía, no existían. Y no sólo los hay sino que son muy diversos, y es muy importante porque nos permiten determinar la calidad del ambiente", explicó la microbióloga Odile Volonterio.
"Se van rompiendo mitos, ya no se puede decir que no existen. Es alentador saber que hay mucha diversidad -apuntó el microbiólogo Rodrigo Ponce de León-, aunque nos quedan años de estudio por delante".
El hallazgo de estos organismos fue paralelo a la investigación principal de Volonterio y Ponce de León.
Ambos, junto al biólogo molecular estadounidense Paul Gill y al botánico checo Jirí Komárek, integran el equipo que permaneció una semana en la Isla Rey Jorge (a 150 kilómetros del Círculo Polar Antártico) tomando muestras para un proyecto ideado por la bioquímica Silvia Batista, y cuyo principal objetivo es estudiar a los microorganismos fijadores de nitrógeno presentes en la isla.
Están financiados por el Instituto Antártico Uruguayo, en cuya base montaron su centro de investigación, y cuentan con el apoyo del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y de la facultad de Ciencias de la Universidad de la República de Uruguay.
Aprendiendo a respirar
Todos los seres vivos necesitan el nitrógeno para vivir, pero la mayoría, los humanos entre ellos, no lo pueden obtener directamente del aire, por lo que son necesarios los microorganismos que lo fijan.
Estos seres lo asimilan y lo traspasan a la tierra, ésta a las plantas, y de ahí a otros animales en una larga cadena hasta llegar al organismo humano.
"Que en la Antártida existen, ya lo sabíamos, porque si no, no habría vida, pero hay muy pocos y relativamente son muy importantes. Queremos saber cuáles son, cuántos son y en qué ambientes", explicó Volonterio.
Uno de estos microorganismos que mejor fijan el nitrógeno son las cianobacterias, y es por ello que el equipo invitó al proyecto al profesor Komárek, experto en este tipo de organismos.
"Son un grupo fantástico, los más viejos de la Tierra, son 2.000 millones de años más viejos que el resto de los organismos", aseguró Komárek mientras en la manos sujeta un pedazo de musgo "lleno" de cianobacterias.
"Pueden vivir en condiciones muy extremas, desde los 70 grados a los -30 y pueden llegar a vivir dentro de piedras", añadió.
Otro de los cometidos del grupo científico es obtener muestras para determinar la pureza del medio ambiente en la base.
"Quieren mantener el entorno lo más limpio posible. Estamos comparando el entorno en la base con lugares donde se va esporádicamente, con otros en los que casi nunca va nadie", explicó Volonterio.
Con este descubrimiento, Uruguay juega una buena carta en el estudio del medioambiente que se está desarrollando a nivel global..
(en base a EFE)
miércoles, febrero 09, 2005
Historias contadas por sus protagonistas
Publicado en Observa.com
http://www.observa.com.uy
7 feb 05
Cinco uruguayos viven todo el año en la Antártida por voluntad propia
¿Quién se iría un año a la Antártida, soportando sensaciones térmicas de cincuenta grados bajo cero?. Cinco uruguayos que viven en la Base Científica Antártica Artigas lo hacen por voluntad propia
"Yo lo hago por la parte económica", confiesa sin tapujos José Luis Suárez, cocinero de 44 años, con 20 en el Ejército y padre de tres hijos.
Es la tercera vez que se presenta voluntario para encargarse de la alimentación de los ochos habitantes de la base uruguaya en el continente blanco.
Con lo que ganó la primera vez dio la entrada para comprar su casa; con lo de la segunda, saldó la hipoteca. "Y ahora vuelvo a tener deudas, pero con lo que gano aquí en tres meses, las liquido", explicó.
Y no es para menos. Trabajando en Montevideo, Suárez percibe 4.850 pesos mensuales (unos 180 dólares). En la base obtiene 50 dólares diarios.
"Yo lo hago por la vieja... por la vieja necesidad", dijo sonriendo "Tuerca" o Alfredo Silveira, un divorciado, de 50 años y con dos hijas, apodado así porque es el mecánico de la base.
Este año "Tuerca" repite su experiencia, pero su compañero y electricista Juan Alvarez (42 años, casado y con una hija), que admite que también viene por dinero, le lleva ventaja: es la cuarta vez que se presenta como voluntario, aunque la primera que se va a quedar un año.
A pesar de la "vieja necesidad", todos afirmaron con rotundidad que la experiencia les fascina.
"A mí me encanta la Antártida. Con esta vez, completo la experiencia", subrayó la doctora María Silva Peruggia, madre de dos hijos, que va a pasar su primer verano pero ya completó todo un invierno meridional y la primavera en la base por voluntad propia.
José Luis prepara exquisitos manjares con las limitaciones propias de disponer de víveres para cinco meses sin posibilidad de repuesto.
Algunos de los elementos más deseados son las verduras frescas, que en la base, a menos que haya llegado un cargamento, son inexistentes.
La colaboración entre las bases es "muy buena", relató el teniente coronel Carlos Cabara, quien vivió un año como jefe de la misión.
En el "barrio", como llaman los residentes a la zona de la Isla Rey Jorge donde está ubicado el asentamiento -a 150 kilómetros del Círculo Polar Antártico-, se encuentran también las bases chilena, rusa, china, coreana, argentina, alemana, brasileña y peruana.
Cuando un avión aterriza en el aeropuerto chileno Marshall -el único en la isla-, siempre trae personal, material o víveres para otras bases, que, en verano, organizan el "mundialito".
"Todas las bases se juntan en Chile (en la Arturo Frei). Antes jugábamos al fútbol pero se paró por las duras confrontaciones entre nosotros -explicó "Tuerca" bajito y con cara de vergüenza-. Ahora jugamos al baloncesto, al voleibol o al tenis de mesa".
A tres o cuatro kilómetros de la base uruguaya, en la playa, hay seis tanques de combustible propiedad de la base rusa.
Rusia cede uno de ellos a Uruguay y el buque Vanguardia lo llena una vez al año con 170.000 litros de gasóleo que sirven para abastecer los dos generadores y los dos vehículos de la base.
El agua la obtienen del Lago Uruguay, situado a escasos 50 metros de la base y de donde mediante un sistema de bombas sumergibles se extraen 474.500 litros anuales.
Precisamente, ahora un equipo de la empresa estatal de agua está trabajando en la substitución del sistema de aprovisionamiento para convertirlo en automático.
"En la Antártida ver el sol es casi excepcional" en el invierno, explicó Fernando Torena, miembro de la Fuerza Aérea y meteorólogo de la base durante el periodo noviembre-marzo.
En invierno, a mediados del año, las condiciones son realmente extremas, con temperaturas que pueden llegar a los -20 grados y con una sensación térmica de -65 grados.
"La sensación térmica se produce por causa del viento: a más velocidad, más rápida es la absorción del calor humano", destacó el meteorólogo.
Esto significa que si la temperatura es de 7 grados bajo cero pero sopla un viento de 33 nudos (64 kilómetros/hora), la sensación térmica es de -33 y en un minuto las partes expuestas pueden congelarse.
La fosa séptica se vacía cada dos años y se traslada por barco a Montevideo.
El mismo destino tiene la basura que se genera, aunque antes es reciclada por el buzo Jaime Vega, de 27 años, encargado además de sacar y volver a colocar un mareógrafo, que controla la intensidad y características de las mareas.
"Aquí el principal objetivo es la investigación científica. Nosotros colaboramos para que los proyectos salgan", concluyó Suárez mientras le lanza trozos de carne cruda a la skua (pájaro marino) "Pancha", una de las decenas marcadas por los ornitólogos.
(EFE)
http://www.observa.com.uy
7 feb 05
Cinco uruguayos viven todo el año en la Antártida por voluntad propia
¿Quién se iría un año a la Antártida, soportando sensaciones térmicas de cincuenta grados bajo cero?. Cinco uruguayos que viven en la Base Científica Antártica Artigas lo hacen por voluntad propia
"Yo lo hago por la parte económica", confiesa sin tapujos José Luis Suárez, cocinero de 44 años, con 20 en el Ejército y padre de tres hijos.
Es la tercera vez que se presenta voluntario para encargarse de la alimentación de los ochos habitantes de la base uruguaya en el continente blanco.
Con lo que ganó la primera vez dio la entrada para comprar su casa; con lo de la segunda, saldó la hipoteca. "Y ahora vuelvo a tener deudas, pero con lo que gano aquí en tres meses, las liquido", explicó.
Y no es para menos. Trabajando en Montevideo, Suárez percibe 4.850 pesos mensuales (unos 180 dólares). En la base obtiene 50 dólares diarios.
"Yo lo hago por la vieja... por la vieja necesidad", dijo sonriendo "Tuerca" o Alfredo Silveira, un divorciado, de 50 años y con dos hijas, apodado así porque es el mecánico de la base.
Este año "Tuerca" repite su experiencia, pero su compañero y electricista Juan Alvarez (42 años, casado y con una hija), que admite que también viene por dinero, le lleva ventaja: es la cuarta vez que se presenta como voluntario, aunque la primera que se va a quedar un año.
A pesar de la "vieja necesidad", todos afirmaron con rotundidad que la experiencia les fascina.
"A mí me encanta la Antártida. Con esta vez, completo la experiencia", subrayó la doctora María Silva Peruggia, madre de dos hijos, que va a pasar su primer verano pero ya completó todo un invierno meridional y la primavera en la base por voluntad propia.
José Luis prepara exquisitos manjares con las limitaciones propias de disponer de víveres para cinco meses sin posibilidad de repuesto.
Algunos de los elementos más deseados son las verduras frescas, que en la base, a menos que haya llegado un cargamento, son inexistentes.
La colaboración entre las bases es "muy buena", relató el teniente coronel Carlos Cabara, quien vivió un año como jefe de la misión.
En el "barrio", como llaman los residentes a la zona de la Isla Rey Jorge donde está ubicado el asentamiento -a 150 kilómetros del Círculo Polar Antártico-, se encuentran también las bases chilena, rusa, china, coreana, argentina, alemana, brasileña y peruana.
Cuando un avión aterriza en el aeropuerto chileno Marshall -el único en la isla-, siempre trae personal, material o víveres para otras bases, que, en verano, organizan el "mundialito".
"Todas las bases se juntan en Chile (en la Arturo Frei). Antes jugábamos al fútbol pero se paró por las duras confrontaciones entre nosotros -explicó "Tuerca" bajito y con cara de vergüenza-. Ahora jugamos al baloncesto, al voleibol o al tenis de mesa".
A tres o cuatro kilómetros de la base uruguaya, en la playa, hay seis tanques de combustible propiedad de la base rusa.
Rusia cede uno de ellos a Uruguay y el buque Vanguardia lo llena una vez al año con 170.000 litros de gasóleo que sirven para abastecer los dos generadores y los dos vehículos de la base.
El agua la obtienen del Lago Uruguay, situado a escasos 50 metros de la base y de donde mediante un sistema de bombas sumergibles se extraen 474.500 litros anuales.
Precisamente, ahora un equipo de la empresa estatal de agua está trabajando en la substitución del sistema de aprovisionamiento para convertirlo en automático.
"En la Antártida ver el sol es casi excepcional" en el invierno, explicó Fernando Torena, miembro de la Fuerza Aérea y meteorólogo de la base durante el periodo noviembre-marzo.
En invierno, a mediados del año, las condiciones son realmente extremas, con temperaturas que pueden llegar a los -20 grados y con una sensación térmica de -65 grados.
"La sensación térmica se produce por causa del viento: a más velocidad, más rápida es la absorción del calor humano", destacó el meteorólogo.
Esto significa que si la temperatura es de 7 grados bajo cero pero sopla un viento de 33 nudos (64 kilómetros/hora), la sensación térmica es de -33 y en un minuto las partes expuestas pueden congelarse.
La fosa séptica se vacía cada dos años y se traslada por barco a Montevideo.
El mismo destino tiene la basura que se genera, aunque antes es reciclada por el buzo Jaime Vega, de 27 años, encargado además de sacar y volver a colocar un mareógrafo, que controla la intensidad y características de las mareas.
"Aquí el principal objetivo es la investigación científica. Nosotros colaboramos para que los proyectos salgan", concluyó Suárez mientras le lanza trozos de carne cruda a la skua (pájaro marino) "Pancha", una de las decenas marcadas por los ornitólogos.
(EFE)
Uruguay y el turismo antártico
Publicado en http://www.eluniversal.com.mx/
EFE - EL UNIVERSAL
Martes 08 de febrero de 2005
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En un país como Uruguay, donde el cerro más alto tiene 500 metros, la nieve sólo se ve en sueños; a partir de ahora, quien quiera ver el blanco espectáculo, podrá hacerlo gracias a los viajes turísticos que Uruguay organiza a su base en la Antártida.
La primera sensación tras bajar del avión militar Hércules que durante tres horas ensordeció a los pasajeros y les fue congelando las vértebras por el contacto con su gélido suelo, fue de emoción.
"Por fin llegamos", era lo que expresaban los ojos de todos, incluso de la tripulación que una vez más había podido partir desde Punta Arenas (Chile) y aterrizar en el aeropuerto Marshall, en la isla Rey Jorge, a 150 kilómetros del Círculo Polar Antártico.
La segunda, el frío intenso. A pesar de los trajes especiales con los que todos se abrigaban, la sensación térmica de menos diez grados hacía mella.
Excitados, los pasajeros fueron trasladados a la base científica que Uruguay tiene en la Antártida desde hace 20 años.
"De chico, a los once años, me acuerdo que hice un mapa en la escuela y con plastilina blanca creé la Antártida. En ese momento decidí que un día vendría", confesó el odontólogo Ricardo Méndez.
Ricardo es uno de los nueve intrépidos uruguayos que pagaron mil 200 dólares por pasar cinco días en la Base Científica Antártica Artigas, un programa turístico organizado por el Instituto Antártico Uruguayo y el Ministerio de Turismo.
Con 85 años, decidió ir "a uno de los lugares más mágicos de la Tierra" y no sólo no se dejó amedrentar por la edad sino que envalentonó a una amiga de la juventud, Beatriz Silva, de 81.
De 42 pasajeros que transportó el Hércules, sólo nueve pagaron el viaje, pues otros tantos disfrutan de una invitación y el resto eran científicos o técnicos que iban a trabajar.
De hecho, según afirmó el ministro de Turismo uruguayo, Pedro Bordaberry, el objetivo último de llevar turistas es obtener dinero para financiar tanto esos proyectos como la base en sí, cuyos recursos quedaron muy mermados tras la crisis financiera que atravesó el país en 2002.
En la base residen actualmente durante todo el año ocho personas -cuatro menos de las que solía haber-: cinco permanentes (un cocinero, un buzo operador, un electricista, un mecánico y el jefe del asentamiento) y tres de forma rotativa (un doctor, un meteorólogo y un radio operador).
Viven soportando temperaturas que oscilan desde una media de un grado sobre cero en verano hasta los -20 en invierno, con sensaciones térmicas de hasta -65 grados.
La base está formada por siete módulos prefabricados con un sistema de puerta doble que impide al gélido viento colarse al interior, que permanece caliente.
Dentro del mayor de ellos, sofás, libros, películas, dos ordenadores con internet y hasta una mesa de billar crean un ambiente acogedor.
La base se encuentra en la bahía Maxwell y está enmarcada entre el glaciar Collins -10 mil años, 25 kilómetros de largo por 5 de ancho y casi uno de profundidad- y el lago Uruguay, y dista 50 metros de las frías aguas por donde de vez en cuando se pasea alguna ballena azul buscando krill con el que alimentarse.
No son los únicos visitantes. Asiduos del "barrio" son también las focas y los pingüinos.
En la parte norte de la isla se encuentra el estrecho de Drake, a 1.000 millas náuticas (mil 850 kilómetros) de Suramérica y donde descansa una colonia de elefantes marinos.
El teniente Coronel Carlos Cabara intenta sin mucho éxito evitar que el grupo moleste a los inmensos animales, que rugen para asustar a unas personas que no se dejan amedrentar, por lo que optan por reptar y dirigir sus 500 kilos de peso hacia el mar.
Por ser el más experimentado del equipo, Cabara es el que dirige el ascenso al glaciar: esforzados, los turistas suben caminando, evitando las grietas y los salientes de agua, comunes en el verano austral.
Cuando el viento sopla del sudeste, los múltiples icebergs que están a la deriva en la bahía Maxwell desprenden fragmentos, bloques de hielo azulado que al llegar a la costa crepitan cual llama prendida y contrastan su fría transparencia con el rojo, el rosa, el amarillo y el naranja de las algas que yacen lánguidas sobre los cantos rodados simulando un manto de pétalos de rosa.
Tras cinco inolvidables días en el continente blanco los turistas volverán a subir al avión.
"Es increíble. Pensar que tengo 81 años y estoy aquí, y si no hubiera venido me habría perdido esta magnífica experiencia. ¡Qué fantástico!", resume Beatriz con una espléndida sonrisa. pmm
EFE - EL UNIVERSAL
Martes 08 de febrero de 2005
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En un país como Uruguay, donde el cerro más alto tiene 500 metros, la nieve sólo se ve en sueños; a partir de ahora, quien quiera ver el blanco espectáculo, podrá hacerlo gracias a los viajes turísticos que Uruguay organiza a su base en la Antártida.
La primera sensación tras bajar del avión militar Hércules que durante tres horas ensordeció a los pasajeros y les fue congelando las vértebras por el contacto con su gélido suelo, fue de emoción.
"Por fin llegamos", era lo que expresaban los ojos de todos, incluso de la tripulación que una vez más había podido partir desde Punta Arenas (Chile) y aterrizar en el aeropuerto Marshall, en la isla Rey Jorge, a 150 kilómetros del Círculo Polar Antártico.
La segunda, el frío intenso. A pesar de los trajes especiales con los que todos se abrigaban, la sensación térmica de menos diez grados hacía mella.
Excitados, los pasajeros fueron trasladados a la base científica que Uruguay tiene en la Antártida desde hace 20 años.
"De chico, a los once años, me acuerdo que hice un mapa en la escuela y con plastilina blanca creé la Antártida. En ese momento decidí que un día vendría", confesó el odontólogo Ricardo Méndez.
Ricardo es uno de los nueve intrépidos uruguayos que pagaron mil 200 dólares por pasar cinco días en la Base Científica Antártica Artigas, un programa turístico organizado por el Instituto Antártico Uruguayo y el Ministerio de Turismo.
Con 85 años, decidió ir "a uno de los lugares más mágicos de la Tierra" y no sólo no se dejó amedrentar por la edad sino que envalentonó a una amiga de la juventud, Beatriz Silva, de 81.
De 42 pasajeros que transportó el Hércules, sólo nueve pagaron el viaje, pues otros tantos disfrutan de una invitación y el resto eran científicos o técnicos que iban a trabajar.
De hecho, según afirmó el ministro de Turismo uruguayo, Pedro Bordaberry, el objetivo último de llevar turistas es obtener dinero para financiar tanto esos proyectos como la base en sí, cuyos recursos quedaron muy mermados tras la crisis financiera que atravesó el país en 2002.
En la base residen actualmente durante todo el año ocho personas -cuatro menos de las que solía haber-: cinco permanentes (un cocinero, un buzo operador, un electricista, un mecánico y el jefe del asentamiento) y tres de forma rotativa (un doctor, un meteorólogo y un radio operador).
Viven soportando temperaturas que oscilan desde una media de un grado sobre cero en verano hasta los -20 en invierno, con sensaciones térmicas de hasta -65 grados.
La base está formada por siete módulos prefabricados con un sistema de puerta doble que impide al gélido viento colarse al interior, que permanece caliente.
Dentro del mayor de ellos, sofás, libros, películas, dos ordenadores con internet y hasta una mesa de billar crean un ambiente acogedor.
La base se encuentra en la bahía Maxwell y está enmarcada entre el glaciar Collins -10 mil años, 25 kilómetros de largo por 5 de ancho y casi uno de profundidad- y el lago Uruguay, y dista 50 metros de las frías aguas por donde de vez en cuando se pasea alguna ballena azul buscando krill con el que alimentarse.
No son los únicos visitantes. Asiduos del "barrio" son también las focas y los pingüinos.
En la parte norte de la isla se encuentra el estrecho de Drake, a 1.000 millas náuticas (mil 850 kilómetros) de Suramérica y donde descansa una colonia de elefantes marinos.
El teniente Coronel Carlos Cabara intenta sin mucho éxito evitar que el grupo moleste a los inmensos animales, que rugen para asustar a unas personas que no se dejan amedrentar, por lo que optan por reptar y dirigir sus 500 kilos de peso hacia el mar.
Por ser el más experimentado del equipo, Cabara es el que dirige el ascenso al glaciar: esforzados, los turistas suben caminando, evitando las grietas y los salientes de agua, comunes en el verano austral.
Cuando el viento sopla del sudeste, los múltiples icebergs que están a la deriva en la bahía Maxwell desprenden fragmentos, bloques de hielo azulado que al llegar a la costa crepitan cual llama prendida y contrastan su fría transparencia con el rojo, el rosa, el amarillo y el naranja de las algas que yacen lánguidas sobre los cantos rodados simulando un manto de pétalos de rosa.
Tras cinco inolvidables días en el continente blanco los turistas volverán a subir al avión.
"Es increíble. Pensar que tengo 81 años y estoy aquí, y si no hubiera venido me habría perdido esta magnífica experiencia. ¡Qué fantástico!", resume Beatriz con una espléndida sonrisa. pmm
Historias contadas por sus protagonistas
Chus Lago revive su aventura en la Antártida
Por Héctor NÚÑEZ
Publicado en La Nueva España - http://www.lne.es/
8 feb 05
La alpinista gallega Chus Lago dio ayer en el salón de actos de Cajastur de Mieres una conferencia enmarcada dentro de las XVII Jornadas de montaña de la villa minera. En su ponencia, la viguesa expuso su dos últimas aventuras: su viaje a la Antártida y el «Leopardo de las nieves», expedición que consiste en conquistar los cinco picos más elevados de la extinta Unión Soviética.
La alpinista gallega es una de las mejores del panorama nacional y en 1999 pasó a la historia al ser la primera española y la tercera del mundo, tras la inglesa Alison Heargraves y la norteamericana Francis Distefano, en conquistar la cima del mítico Everest sin la ayuda de oxígeno artificial.
Chus Lago ofreció una distendida conferencia que se centró en vídeos sobre su aventura en la Antártida, de la que regresó el pasado 8 de enero, en la que se convirtió en la primera mujer en ascender la cota más alta del continente helado, el pico Vinson, y en su experiencia en el «Leopardo de las nieves». Las jornadas de montañismo continuarán el próximo martes en el mismo salón de actos de Cajastur, donde la alpinista asturiana Rosa Fernández ofrecerá una conferencia sobre sus experiencias en sus expediciones al Himalaya. El jueves será el turno de la montañera y profesora universitaria mierense Elisa Villa. El viernes, la charla correrá a cargo de Cecilia Buil y el sábado cerrará las jornadas de montaña una de las grandes figuras del alpinismo mundial, la norteamericana Lynn Hill.
Por Héctor NÚÑEZ
Publicado en La Nueva España - http://www.lne.es/
8 feb 05
La alpinista gallega Chus Lago dio ayer en el salón de actos de Cajastur de Mieres una conferencia enmarcada dentro de las XVII Jornadas de montaña de la villa minera. En su ponencia, la viguesa expuso su dos últimas aventuras: su viaje a la Antártida y el «Leopardo de las nieves», expedición que consiste en conquistar los cinco picos más elevados de la extinta Unión Soviética.
La alpinista gallega es una de las mejores del panorama nacional y en 1999 pasó a la historia al ser la primera española y la tercera del mundo, tras la inglesa Alison Heargraves y la norteamericana Francis Distefano, en conquistar la cima del mítico Everest sin la ayuda de oxígeno artificial.
Chus Lago ofreció una distendida conferencia que se centró en vídeos sobre su aventura en la Antártida, de la que regresó el pasado 8 de enero, en la que se convirtió en la primera mujer en ascender la cota más alta del continente helado, el pico Vinson, y en su experiencia en el «Leopardo de las nieves». Las jornadas de montañismo continuarán el próximo martes en el mismo salón de actos de Cajastur, donde la alpinista asturiana Rosa Fernández ofrecerá una conferencia sobre sus experiencias en sus expediciones al Himalaya. El jueves será el turno de la montañera y profesora universitaria mierense Elisa Villa. El viernes, la charla correrá a cargo de Cecilia Buil y el sábado cerrará las jornadas de montaña una de las grandes figuras del alpinismo mundial, la norteamericana Lynn Hill.
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