DOCTOR WHO 05/039 THE ICE WARRIORS (1967)
Reseña: El Doctor llega a un futuro cercano en la Tierra, donde se reinicia la glaciación. Deben dirigirse a una base polar, donde unos científicos intentan revertir el fenómeno con un ionizador. Ahí mora una gigantesca criatura humanoide, conocida como el "Guerrero del Hielo".
Dr. Who: La serie de ciencia ficción más larga de la historia televisiva (695 capítulos emitidos entre 1963 y 1989)
Comentario:
Dr Who es una de las series más carismáticas de la ciencia-ficción europea y mundial. Con 695 episodios en 26 años, esta serie es algo más que épica. El papel de Dr Who lo ocuparon siete actores durante los 26 años. El que más duró estuvo en el puesto durante siete años (Tom Baker). Resumiendo mucho, la serie trata sobre un extraterrestre que viaja a través del tiempo en una cabina de teléfonos (muy británico).
Sin duda alguna, lo más curioso de esta realización es la forma en que justifican el cambio de actores. Aparentemente, el Dr. Who tiene más de 750 años, y tiene que regenerarse cada cierto tiempo. Por cierto, que los cambios no son sólo físicos sino también psicológicos. Con los efectos especiales típicos de las series británicas (o sea poco especiales), Dr. Who nos presenta una lucha entre el bien (obviamente Who) y el mal (los daleks creados por un individuo bajo el nombre de Davros (para mi que era Griego). Su lucha por el bien es encomiable y muchos humanos (como la chica Bond y "vengadora" Honor Blackman) le ayudarán en su misión.
Una serie genial (pocas series son tan buenas y duran tanto tiempo) creada por algunas de las mejores mentes de la BBC.
Por cierto que Steven Spielberg quiso revivir la serie pero no cuajaron las negociaciones con la BBC.
http://www.muchatv.com/serie.php?idserie=98
viernes, agosto 06, 2004
"The Thing" película de terror antartico
La Cosa
película de terror ambientada en la Antártida
Un breve comentario del film
Un equipo noruego de investigación científica trabajando en la Antártida descubre un platillo volador enterrado bajo la eterna nieve, y a uno de sus originales ocupantes. El ser escapa y es perseguido por los noruegos hasta llegar a otro campamento científico, éste ocupado por un equipo norteamericano. Antes de poder advertir el peligro, los noruegos mueren, dejando a los norteamericanos perplejos ante el aparente frenesí con el que los noruegos trataban de matar a un perro. El perro, desde luego, es la entidad extraterrestre, que tiene la capacidad de absorber e imitar cualquier forma de vida, logrando así disfrazarse en cualquier entorno y atacar a sus víctimas, no con la idiota malicia de un clásico monstruo, sino con el frío e implacable instinto de la reproducción y la supervivencia. Para cuando los americanos se dan cuenta de la situación varios de ellos están ya infectados... ¿pero quiénes? Si la creatura imita perfectamente a sus víctimas, y si ya se reprodujo, ¿cómo saber quién es humano y quién no?
Esa pregunta, esa disyuntiva de confianza y desconfianza entre amigos, esa inminente paranoia, es el nudo central de la película. Los actores, todos ellos fantásticos, aunque algunos con papeles más jugosos que otros, empiezan a resentir la tensión de la situación en un aislamiento casi total, pues están atrapados dentro del centro de investigación, en uno de los ambientes más hostiles para el hombre; y en otro plano están atrapados dentro de sus mentes, pues no saben siquiera si ellos mismos se reconocerían si la criatura los hubiera asimilado.
Pero esta no es una cinta de suspenso psicológica, aunque está fundamentada en esos principios... por el contrario, esta es una de las películas de horror más visceral (literalmente) que se han hecho. Con ayuda del genial Rob Bottin, Carpenter plasmó en la pantalla algunas de las escenas más perturbadoras y surreales del cine de terror. Los efectos (todos ellos realizados en el foro o en locación... nada de computadoras en esa época) podrían describirse como "asquerosos", pero en realidad poseen una malsana belleza, tanto por al destreza con la que están hechos como por la torcida imaginación que los diseñó.
"The Thing" pertenece al salón de la fama del terror junto a cintas como "Dawn of the Dead", "Videodrome" y "The Fly" (la de Cronemberg - otro remake notable), todas ellas haciendo magnífico uso de los convencionalismos del horror, pero con provocativas e interesantes ideas como respaldo de sus perturbadoras imágenes. Confirmadas clásicas, dignas de verse por el público en general e indispensables para los fans del género.
Pablo
"The Thing" o "La cosa del otro mundo"
Universal Pictures, 1982
109 minutos
Dirigida por John Carpenter
Escrita por Bill Lancaster, basado en la historia corta de John W. Campbell Jr.
Editada por Todd Ramsay
Elenco:
Kurt Russell .... MacReady
Wilford Brimley .... Blair
T.K. Carter .... Nauls
David Clennon .... Palmer
Keith David.... Childs
Richard A. Dysart .... Doctor Copper
Charles Hallahan .... Norris
Peter Maloney.... Bennings
Richard Masur .... Clark
Donald Moffat .... Garry
Joel Polis .... Fuchs
Thomas G. Waites .... Windows
http://www.cinencanto.com/critic/m_thing.htm
Otros links relacionados:
http://www.imdb.com/title/tt0084787/
La cosa
El film es un remake de el Enigma... de Otro Mundo (1951) de Howard Hawks que, a su vez, era una adaptación de la novela corta ¿Quién va ahí? de John W. Campbell. Pero la versión de Carpenter retoma aspectos del libro que, por razones técnicas no se incluyeron en el film original, como la capacidad del ser de asumir cualquier forma orgánica. Otra novela que guarda especial similitud con el desarrollo de la historia es En las Montañas de la Locura, del maravilloso H.P. Lovecraft.
http://www.cinefantastico.com/lacosa.htm
The Thing en video game
Llega hasta nosotros la continuación jugable de la gran película de terror "La Cosa" de John Carpenter, film de culto desde hace casi 2 décadas. Prepárate para transportarte a una desértica Antártida y sentir el terror en su forma más básica, el miedo a lo desconocido...
En la década de los 80, John Carpenter filmaba y dirigía "The Thing", un thriller de ciencia-ficción con toques "gore" que tuvo mucho éxito de público, y que, a día de hoy, se considera una de las mejores películas de terror. Su mezcla de tensión, sangre, desconfianza y el miedo a lo desconocido en forma de extraterrestre que puede mutar y mimetizarse con su entorno abrió la desconfianza sobre lo que ya conocemos, y permitió a Kurt Russell protagonizar su primera película de envergadura.
Ahora, muchos años después, Universal Interactive se puso en contacto con Computer Artworks, un grupo desarrollador inglés para crear lo que se puede ya considerar la secuela de la película, pero que llega en forma de videojuego. Después de poder jugar con la versión en castellano finalizada, tenemos que decir que el resultado cumple nuestras expectativas, y que John Carpenter tiene razones de peso para sentirse satisfecho.
Emprendamos el viaje hacia una zona desconocida, donde lo que conocemos puede no ser lo que pensamos, y nuestros aliados pueden volverse nuestros verdugos por culpa de un alienígena.
El frío polar nos espera...
película de terror ambientada en la Antártida
Un breve comentario del film
Un equipo noruego de investigación científica trabajando en la Antártida descubre un platillo volador enterrado bajo la eterna nieve, y a uno de sus originales ocupantes. El ser escapa y es perseguido por los noruegos hasta llegar a otro campamento científico, éste ocupado por un equipo norteamericano. Antes de poder advertir el peligro, los noruegos mueren, dejando a los norteamericanos perplejos ante el aparente frenesí con el que los noruegos trataban de matar a un perro. El perro, desde luego, es la entidad extraterrestre, que tiene la capacidad de absorber e imitar cualquier forma de vida, logrando así disfrazarse en cualquier entorno y atacar a sus víctimas, no con la idiota malicia de un clásico monstruo, sino con el frío e implacable instinto de la reproducción y la supervivencia. Para cuando los americanos se dan cuenta de la situación varios de ellos están ya infectados... ¿pero quiénes? Si la creatura imita perfectamente a sus víctimas, y si ya se reprodujo, ¿cómo saber quién es humano y quién no?
Esa pregunta, esa disyuntiva de confianza y desconfianza entre amigos, esa inminente paranoia, es el nudo central de la película. Los actores, todos ellos fantásticos, aunque algunos con papeles más jugosos que otros, empiezan a resentir la tensión de la situación en un aislamiento casi total, pues están atrapados dentro del centro de investigación, en uno de los ambientes más hostiles para el hombre; y en otro plano están atrapados dentro de sus mentes, pues no saben siquiera si ellos mismos se reconocerían si la criatura los hubiera asimilado.
Pero esta no es una cinta de suspenso psicológica, aunque está fundamentada en esos principios... por el contrario, esta es una de las películas de horror más visceral (literalmente) que se han hecho. Con ayuda del genial Rob Bottin, Carpenter plasmó en la pantalla algunas de las escenas más perturbadoras y surreales del cine de terror. Los efectos (todos ellos realizados en el foro o en locación... nada de computadoras en esa época) podrían describirse como "asquerosos", pero en realidad poseen una malsana belleza, tanto por al destreza con la que están hechos como por la torcida imaginación que los diseñó.
"The Thing" pertenece al salón de la fama del terror junto a cintas como "Dawn of the Dead", "Videodrome" y "The Fly" (la de Cronemberg - otro remake notable), todas ellas haciendo magnífico uso de los convencionalismos del horror, pero con provocativas e interesantes ideas como respaldo de sus perturbadoras imágenes. Confirmadas clásicas, dignas de verse por el público en general e indispensables para los fans del género.
Pablo
"The Thing" o "La cosa del otro mundo"
Universal Pictures, 1982
109 minutos
Dirigida por John Carpenter
Escrita por Bill Lancaster, basado en la historia corta de John W. Campbell Jr.
Editada por Todd Ramsay
Elenco:
Kurt Russell .... MacReady
Wilford Brimley .... Blair
T.K. Carter .... Nauls
David Clennon .... Palmer
Keith David.... Childs
Richard A. Dysart .... Doctor Copper
Charles Hallahan .... Norris
Peter Maloney.... Bennings
Richard Masur .... Clark
Donald Moffat .... Garry
Joel Polis .... Fuchs
Thomas G. Waites .... Windows
http://www.cinencanto.com/critic/m_thing.htm
Otros links relacionados:
http://www.imdb.com/title/tt0084787/
La cosa
El film es un remake de el Enigma... de Otro Mundo (1951) de Howard Hawks que, a su vez, era una adaptación de la novela corta ¿Quién va ahí? de John W. Campbell. Pero la versión de Carpenter retoma aspectos del libro que, por razones técnicas no se incluyeron en el film original, como la capacidad del ser de asumir cualquier forma orgánica. Otra novela que guarda especial similitud con el desarrollo de la historia es En las Montañas de la Locura, del maravilloso H.P. Lovecraft.
http://www.cinefantastico.com/lacosa.htm
The Thing en video game
Llega hasta nosotros la continuación jugable de la gran película de terror "La Cosa" de John Carpenter, film de culto desde hace casi 2 décadas. Prepárate para transportarte a una desértica Antártida y sentir el terror en su forma más básica, el miedo a lo desconocido...
En la década de los 80, John Carpenter filmaba y dirigía "The Thing", un thriller de ciencia-ficción con toques "gore" que tuvo mucho éxito de público, y que, a día de hoy, se considera una de las mejores películas de terror. Su mezcla de tensión, sangre, desconfianza y el miedo a lo desconocido en forma de extraterrestre que puede mutar y mimetizarse con su entorno abrió la desconfianza sobre lo que ya conocemos, y permitió a Kurt Russell protagonizar su primera película de envergadura.
Ahora, muchos años después, Universal Interactive se puso en contacto con Computer Artworks, un grupo desarrollador inglés para crear lo que se puede ya considerar la secuela de la película, pero que llega en forma de videojuego. Después de poder jugar con la versión en castellano finalizada, tenemos que decir que el resultado cumple nuestras expectativas, y que John Carpenter tiene razones de peso para sentirse satisfecho.
Emprendamos el viaje hacia una zona desconocida, donde lo que conocemos puede no ser lo que pensamos, y nuestros aliados pueden volverse nuestros verdugos por culpa de un alienígena.
El frío polar nos espera...
Bases estraterrestres en la Antartida?
Publicado en BASES EXTRATERRESTRES EN LA TIERRA
http://www.angelfire.com/tx/CHEL/TIERRA.html#ANTARTICA
por VOLKER7@HOTMAIL.COM
ANTÁRTICA
UBICACIÓN Y DESCRIPCION DE 2 BASES EXTRATERRESTRES.
Información recibida el 3/8/96.
Lugar: Montañas Admiralty - Mt. Levick - En la cima helada.
Propósito: Regulador del clima, según las ordenes dadas por una Nave Espacial.
Experimentos humanos para hacer resistentes a los cuerpos.
Radio interferencia y verificación de comunicaciones en el hemisferio sur.
Pueden poner la radio interferencia en las comunicaciones a voluntad.
Interceptan cualquier mensaje que consideran importante.
Los Homo Sapiens no se pueden comunicar afuera de este planeta sin chocar con sus interferencias.
Compuesta de: 25 ET's - Homo Sapiens 73, para labores y entrenamiento - Híbridos 55 -11 Naves espaciales para regular el clima -
Equipamiento para controlar la televisión.
Reactor atómico altamente sofisticado .
Armas atómicas no convencionales para atacar a otros planetas. La tierra es su Base para la guerra contra planetas habitados en esta área de la Vía Láctea.
Lugar: Montañas Sör Rondane.
Propósito: Experimentos con la fauna.
Aquí trabajan en la superficie, hacen climas diferentes con calefacción de energía atómica.
Animales híbridos.
Comunicación con otras Bases que trabajan en proyectos similares.
ADN de sus propias especies animales. Hacen nuevas especies.
Una Base puramente científica.
Compuesta de: 26 ET's - Híbridos 100 - Homo Sapiens 21 - Animales de la Tierra 7,855 - animales de otras especies 4,350 - 20 Naves para congelar su transporte.
Ellos están acostumbrados a hacer esto aún con cuerpos humanos.
http://www.angelfire.com/tx/CHEL/TIERRA.html#ANTARTICA
por VOLKER7@HOTMAIL.COM
ANTÁRTICA
UBICACIÓN Y DESCRIPCION DE 2 BASES EXTRATERRESTRES.
Información recibida el 3/8/96.
Lugar: Montañas Admiralty - Mt. Levick - En la cima helada.
Propósito: Regulador del clima, según las ordenes dadas por una Nave Espacial.
Experimentos humanos para hacer resistentes a los cuerpos.
Radio interferencia y verificación de comunicaciones en el hemisferio sur.
Pueden poner la radio interferencia en las comunicaciones a voluntad.
Interceptan cualquier mensaje que consideran importante.
Los Homo Sapiens no se pueden comunicar afuera de este planeta sin chocar con sus interferencias.
Compuesta de: 25 ET's - Homo Sapiens 73, para labores y entrenamiento - Híbridos 55 -11 Naves espaciales para regular el clima -
Equipamiento para controlar la televisión.
Reactor atómico altamente sofisticado .
Armas atómicas no convencionales para atacar a otros planetas. La tierra es su Base para la guerra contra planetas habitados en esta área de la Vía Láctea.
Lugar: Montañas Sör Rondane.
Propósito: Experimentos con la fauna.
Aquí trabajan en la superficie, hacen climas diferentes con calefacción de energía atómica.
Animales híbridos.
Comunicación con otras Bases que trabajan en proyectos similares.
ADN de sus propias especies animales. Hacen nuevas especies.
Una Base puramente científica.
Compuesta de: 26 ET's - Híbridos 100 - Homo Sapiens 21 - Animales de la Tierra 7,855 - animales de otras especies 4,350 - 20 Naves para congelar su transporte.
Ellos están acostumbrados a hacer esto aún con cuerpos humanos.
jueves, agosto 05, 2004
El misterio de los primeros mapas de la Antartida
¿Cómo es posible que mapas de los siglos XVI al XVIII detallen con precisión milimétrica el continente antártico, que no fue descubierto hasta 1818? Y lo que es más, ¿cómo se explica que esos mapas lo dibujen sin hielos, cuando hace 6000 años sus costas están literalmente congeladas. Los cartógrafos los tienen así de claro: ellos copiaron sus mapas de cartas de navegación diseñadas en la oscura noche de los tiempos. Pero ¿por quién?
A principios de los años treinta, durante una inspección de los fondos del antiguo palacio imperial de Topkapi, en Estambul, se descubrió un viejo mapa pintado sobre piel de gacela en una polvorienta estantería de madera. Pronto se supo que el mapa en cuestión fue diseñado en 1513 por un almirante de la flota otomana llamado Piri Reis. Este hombre, un navegante de reconocido prestigio en su época, que incluso llegó a publicar un libro – el Kitabi Bahriye- en el que describe palmo a palmo el Mar Egeo, dibujó con extraordinaria precisión las costas atlánticas de África, la Antartida, España y Sudamérica sobre aquel pedazo de piel. Y lo hizo tomando los datos necesarios de un buen número de mapas antiguos cuyo origen nunca ha llegado a esclarecerse.
Pese a la extraordinaria precisión geográfica que demuestra ese mapa, tuvieron que pasar casi tres décadas hasta que un profesor de Historia de la Ciencia de New Hampshire (Estados Unidos) se interesara por él. Charles Hapgood – el profesor en cuestión – no tardó en poner en manos del Escuadrón de Reconocimiento Técnico de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), encargado de la cartografía militar norteamericana, una copia del mapa del Almirante Reis con la intención de comprobar la precisión de sus contornos. El 6 de Julio de 1960, el teniente coronel Harold Z. Ohlmeyer redactó sus conclusiones. En ellas admitía que la costa antártica que representaba el mapa tuvo, forzosamente, que "ser cartografiada antes de que fuera cubierta por la capa de hielo". Y añadía que, en nuestros días, "la capa de hielo en esta región tiene más de un kilómetro de grosor".
Las precisiones del teniente coronel Ohlmeyer despertaron todas las alertas de los científicos. Tal y como Hapgood no tardó en calcular, las regiones antárticas cartografiadas por Reis estuvieron libres por última vez de hielos hace al menos... ¡6.000 años! Esto es, varios siglos antes de que -según la cada vez más malherida arqueología ortodoxa- surgieran los primeros vestigios de la cultura egipcia en el delta del Nilo. Y es que, si en el 4.000 a.C. no existía "oficialmente" ninguna civilización desarrollada sobre el planeta, ¿cómo pudo haber alguien que cartografiara esas regiones hace tanto tiempo? Y lo que es más, ¿tan antiguos eran los mapas en los que se basó Reis para confeccionar su hoy famosa carta marina?
Por fortuna para nosotros, el Almirante Reis lo dejó bien claro: él no "inventó" su mapa, sino que se limitó a copiar varios otros mapas antiguos a los que había tenido acceso en la Biblioteca Imperial de Constantinopla. Según el profesor Hapgood, muchos de los mapas custodiados en el siglo XVI en ese recinto habían llegado hasta allí gracias a marineros fenicios. "Tenemos evidencia -asegura Hapgood – de que éstos los consultaron y estudiaron en la gran Biblioteca de Alejandría (Egipto) y que esas compilaciones fueron hechas por geógrafos que trabajaron allí". Tampoco hay que perder de vista que, durante la Tercera Cruzada, los venecianos asaltaron Alejandría y muchos de los marineros de ese puerto italiano comenzaron a manejar mapas de precisión justo a partir del año 1204. ¿Fue, pues, el saber acumulado en el antiguo Egipto el que copió Piri Reis en su mapa?
Un "pequeño detalle", denunciado hasta la saciedad por el científico espacial francés Maurice Chatelain (que falleció, por cierto, recientemente en California), tiende a asentar esta tesis. Según Chatelain, la deformación que presentan las líneas de costa en el mapa de Piri Reis obedece a que esta carta "representaba una proyección plana de la superficie esférica de la Tierra tal y como podría ser vista hoy por un astronauta situado a una gran altura sobre Egipto". Efectivamente. Una foto de satélite tomada a 4.300 kilómetros sobre la vertical de El Cairo mostraría, exactamente, esa deformación de las costas... lo que ha permitido a cientificos de la talla de Chatelain suponer que el mapa de Piri Reis es, en verdad, una copia de enésima generación de un mapa antiquísimo realizado desde la vertical de la moderna ciudad de las pirámides de Gizéh.
Sea como fuere, la precisión del mapa de Reis no se detiene ahí. El Almirante turco ubicó en su longitud y latitud correctas Sudamérica y África. Empresa, por cierto, nada fácil si tenemos en cuenta que hasta el siglo XVIII nuestros marineros no pudieron calcular con precisión las longitudes, al carecer de cronómetros que ofrecieran márgenes de error de pocos segundos. No obstante, y para ser ecuánimes, debe reconocerse que Piri Reis cometió ciertos "errores", como repetir dos veces el curso del río Amazonas o el de ignorar la existencia del río Orinoco. Sobre el primero, el profesor Hapgood atribuye el "fallo" a que el Almirante copió de mapas distintos dos veces el mismo río; y lo demuestra argumentando que si bien uno de esos Amazonas recoge la isla de Marajo en su delta, el otro no lo hace porque está basado en una carta de hace ¡15.000 años!, cuando todavía Marajo estaba unida al continente... En cuanto al Orinoco, Hapgood disculpa a Piri Reis argumentando que, en lugar de este rio, el Almirante dibujó dos profundos entrantes en el continente que debieron transformarse en el río hace también varios miles de años.
Las rotundas afirmaciones de Hapgood cortan el aliento aún más de dos décadas después de ser formuladas. De hecho, recientemente, idéntica tesis ha sido retomada por el periodista e historiador Graham Hancock en su obra Fingerprints of the Gods, en la que pretende demostrar que hace más de doce mil años habitó la Tierra una cultura muy desarrollada, científica y tecnológicamente. Su libro, que ha merecido toda clase de críticas por haber pasado de largo investigaciones previas de expertos como Sitchin o Von Daniken, conduce hacia otros mapas antiguos que bebieron de las mismas misteriosas fuentes documentales que Piri Reis y que recogen las mismas cartografías "imposibles" subglaciales de la Antártida, así como costas en su época aún no descubiertas.
El ejemplo más destacado es el mapa antártico de Oronce Finé, trazado en 1531. Su descripción del continente helado se ajusta casi totalmente a las cartografías de la Antártida desarrolladas a partir de su descubrimiento oficial en 1818. Y es que -permítaseme la licencia lingüistica- Finé hiló muy fino, pues no sólo dibujó detalles de sus costas no descubiertos hasta fechas recientes, sino que ubicó correctamente el emplazamiento del Polo Sur, trazando su rnapa gracias a cartas necesariamente elaboradas, siempre según el profesor Hapgood, "cuando las costas debían estar libres de hielos". Hapgood quedó fascinado con este mapa. Llevó copias del mismo al doctor Richard Strachan, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), para su análisis, confirmando que Finé copió su carta de otras anteriores y que las originales muestran el perfil de los ríos antárticos con el aspecto que debían presentar hace seis rnilenios, antes de que los depósitos de sedimentos modificaran parte de su aspecto.
Pero Finé no fue el único en copiar esos misteriosos "mapas madre". Un contemporáneo suyo, apodado Mercator -y al que muchos identifican con el célebre cartógrafo Gerard Kremer –, trazó un Atlas en 1569 en el que ubicaba con precisión lugares descubiertos muchos siglos más tarde, como el Mar de Amudsen o el Mar de Bellinghausen. Lo cierto es que Mercator tuvo lazos muy estrechos con Egipto, llegando incluso a visitar la Gran Pirámide en 1563. Y no sería descabellado suponer que, fruto de esas conexiones, Mercator obtuvo los "mapas madre" (o copias de los mismos, perdidas hoy) que le sirvieron de documentación para su obra. Una obra, por cierto, que sirvió de guía doscientos años más tarde a Philippe Buache, un cartógrafo ochocentista que también dibujó la Antártida desprovista -esta vez en su totalidad – de hielos. Un mapa que, por cierto, no ha podido "imitarse" hasta que los científicos obtuvieron nuevos datos de este continente en 1958, con motivo del Año Geofísico Internacional.
¿No son los datos contenidos en estos mapas un indicio más que sólido de la existencia de un saber muy anterior al que admite la historia? La respuesta a esta interrogante sólo puede ser afirmativa.
Artículo realizado por Javier Sierra y publicado en la revista MAS ALLÁ en su especial monográfico: "GRANDES MISTERIOS DE LA TIERRA" en Junio de 1996.
A principios de los años treinta, durante una inspección de los fondos del antiguo palacio imperial de Topkapi, en Estambul, se descubrió un viejo mapa pintado sobre piel de gacela en una polvorienta estantería de madera. Pronto se supo que el mapa en cuestión fue diseñado en 1513 por un almirante de la flota otomana llamado Piri Reis. Este hombre, un navegante de reconocido prestigio en su época, que incluso llegó a publicar un libro – el Kitabi Bahriye- en el que describe palmo a palmo el Mar Egeo, dibujó con extraordinaria precisión las costas atlánticas de África, la Antartida, España y Sudamérica sobre aquel pedazo de piel. Y lo hizo tomando los datos necesarios de un buen número de mapas antiguos cuyo origen nunca ha llegado a esclarecerse.
Pese a la extraordinaria precisión geográfica que demuestra ese mapa, tuvieron que pasar casi tres décadas hasta que un profesor de Historia de la Ciencia de New Hampshire (Estados Unidos) se interesara por él. Charles Hapgood – el profesor en cuestión – no tardó en poner en manos del Escuadrón de Reconocimiento Técnico de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), encargado de la cartografía militar norteamericana, una copia del mapa del Almirante Reis con la intención de comprobar la precisión de sus contornos. El 6 de Julio de 1960, el teniente coronel Harold Z. Ohlmeyer redactó sus conclusiones. En ellas admitía que la costa antártica que representaba el mapa tuvo, forzosamente, que "ser cartografiada antes de que fuera cubierta por la capa de hielo". Y añadía que, en nuestros días, "la capa de hielo en esta región tiene más de un kilómetro de grosor".
Las precisiones del teniente coronel Ohlmeyer despertaron todas las alertas de los científicos. Tal y como Hapgood no tardó en calcular, las regiones antárticas cartografiadas por Reis estuvieron libres por última vez de hielos hace al menos... ¡6.000 años! Esto es, varios siglos antes de que -según la cada vez más malherida arqueología ortodoxa- surgieran los primeros vestigios de la cultura egipcia en el delta del Nilo. Y es que, si en el 4.000 a.C. no existía "oficialmente" ninguna civilización desarrollada sobre el planeta, ¿cómo pudo haber alguien que cartografiara esas regiones hace tanto tiempo? Y lo que es más, ¿tan antiguos eran los mapas en los que se basó Reis para confeccionar su hoy famosa carta marina?
Por fortuna para nosotros, el Almirante Reis lo dejó bien claro: él no "inventó" su mapa, sino que se limitó a copiar varios otros mapas antiguos a los que había tenido acceso en la Biblioteca Imperial de Constantinopla. Según el profesor Hapgood, muchos de los mapas custodiados en el siglo XVI en ese recinto habían llegado hasta allí gracias a marineros fenicios. "Tenemos evidencia -asegura Hapgood – de que éstos los consultaron y estudiaron en la gran Biblioteca de Alejandría (Egipto) y que esas compilaciones fueron hechas por geógrafos que trabajaron allí". Tampoco hay que perder de vista que, durante la Tercera Cruzada, los venecianos asaltaron Alejandría y muchos de los marineros de ese puerto italiano comenzaron a manejar mapas de precisión justo a partir del año 1204. ¿Fue, pues, el saber acumulado en el antiguo Egipto el que copió Piri Reis en su mapa?
Un "pequeño detalle", denunciado hasta la saciedad por el científico espacial francés Maurice Chatelain (que falleció, por cierto, recientemente en California), tiende a asentar esta tesis. Según Chatelain, la deformación que presentan las líneas de costa en el mapa de Piri Reis obedece a que esta carta "representaba una proyección plana de la superficie esférica de la Tierra tal y como podría ser vista hoy por un astronauta situado a una gran altura sobre Egipto". Efectivamente. Una foto de satélite tomada a 4.300 kilómetros sobre la vertical de El Cairo mostraría, exactamente, esa deformación de las costas... lo que ha permitido a cientificos de la talla de Chatelain suponer que el mapa de Piri Reis es, en verdad, una copia de enésima generación de un mapa antiquísimo realizado desde la vertical de la moderna ciudad de las pirámides de Gizéh.
Sea como fuere, la precisión del mapa de Reis no se detiene ahí. El Almirante turco ubicó en su longitud y latitud correctas Sudamérica y África. Empresa, por cierto, nada fácil si tenemos en cuenta que hasta el siglo XVIII nuestros marineros no pudieron calcular con precisión las longitudes, al carecer de cronómetros que ofrecieran márgenes de error de pocos segundos. No obstante, y para ser ecuánimes, debe reconocerse que Piri Reis cometió ciertos "errores", como repetir dos veces el curso del río Amazonas o el de ignorar la existencia del río Orinoco. Sobre el primero, el profesor Hapgood atribuye el "fallo" a que el Almirante copió de mapas distintos dos veces el mismo río; y lo demuestra argumentando que si bien uno de esos Amazonas recoge la isla de Marajo en su delta, el otro no lo hace porque está basado en una carta de hace ¡15.000 años!, cuando todavía Marajo estaba unida al continente... En cuanto al Orinoco, Hapgood disculpa a Piri Reis argumentando que, en lugar de este rio, el Almirante dibujó dos profundos entrantes en el continente que debieron transformarse en el río hace también varios miles de años.
Las rotundas afirmaciones de Hapgood cortan el aliento aún más de dos décadas después de ser formuladas. De hecho, recientemente, idéntica tesis ha sido retomada por el periodista e historiador Graham Hancock en su obra Fingerprints of the Gods, en la que pretende demostrar que hace más de doce mil años habitó la Tierra una cultura muy desarrollada, científica y tecnológicamente. Su libro, que ha merecido toda clase de críticas por haber pasado de largo investigaciones previas de expertos como Sitchin o Von Daniken, conduce hacia otros mapas antiguos que bebieron de las mismas misteriosas fuentes documentales que Piri Reis y que recogen las mismas cartografías "imposibles" subglaciales de la Antártida, así como costas en su época aún no descubiertas.
El ejemplo más destacado es el mapa antártico de Oronce Finé, trazado en 1531. Su descripción del continente helado se ajusta casi totalmente a las cartografías de la Antártida desarrolladas a partir de su descubrimiento oficial en 1818. Y es que -permítaseme la licencia lingüistica- Finé hiló muy fino, pues no sólo dibujó detalles de sus costas no descubiertos hasta fechas recientes, sino que ubicó correctamente el emplazamiento del Polo Sur, trazando su rnapa gracias a cartas necesariamente elaboradas, siempre según el profesor Hapgood, "cuando las costas debían estar libres de hielos". Hapgood quedó fascinado con este mapa. Llevó copias del mismo al doctor Richard Strachan, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), para su análisis, confirmando que Finé copió su carta de otras anteriores y que las originales muestran el perfil de los ríos antárticos con el aspecto que debían presentar hace seis rnilenios, antes de que los depósitos de sedimentos modificaran parte de su aspecto.
Pero Finé no fue el único en copiar esos misteriosos "mapas madre". Un contemporáneo suyo, apodado Mercator -y al que muchos identifican con el célebre cartógrafo Gerard Kremer –, trazó un Atlas en 1569 en el que ubicaba con precisión lugares descubiertos muchos siglos más tarde, como el Mar de Amudsen o el Mar de Bellinghausen. Lo cierto es que Mercator tuvo lazos muy estrechos con Egipto, llegando incluso a visitar la Gran Pirámide en 1563. Y no sería descabellado suponer que, fruto de esas conexiones, Mercator obtuvo los "mapas madre" (o copias de los mismos, perdidas hoy) que le sirvieron de documentación para su obra. Una obra, por cierto, que sirvió de guía doscientos años más tarde a Philippe Buache, un cartógrafo ochocentista que también dibujó la Antártida desprovista -esta vez en su totalidad – de hielos. Un mapa que, por cierto, no ha podido "imitarse" hasta que los científicos obtuvieron nuevos datos de este continente en 1958, con motivo del Año Geofísico Internacional.
¿No son los datos contenidos en estos mapas un indicio más que sólido de la existencia de un saber muy anterior al que admite la historia? La respuesta a esta interrogante sólo puede ser afirmativa.
Artículo realizado por Javier Sierra y publicado en la revista MAS ALLÁ en su especial monográfico: "GRANDES MISTERIOS DE LA TIERRA" en Junio de 1996.
Estudio sobre los sismos antarticos
La Universidad de Granada detecta seismos de hasta siete grados en el Arco de Scotia de la Antártida
GRANADA, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
Publicado en Europa Press
http://www.europapress.es
La Universidad de Granada ha publicado el primer estudio sobre la geodinámica del Arco de Scotia, en la Antártida, descubriendo seísmos de hasta siete grados en la escala de Richter, extrapolables a otras regiones muy pobladas del planeta como la Falla de San Andrés (California), el Arco del Caribe o Japón.
Según informó hoy la institución académica, la tesis de Fernando Bohoyo Muñoz supone el primer estudio en profundidad de la zona, de la que tan sólo existían algunos datos poco sistematizados procedentes de expediciones británicas en los años setenta.
El estudio, realizado en el Departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, ha dado lugar a la publicación de varios artículos en revistas internacionales y a la participación en julio de sus autores en la reunión bianual del Comité Científico Internacional SCAR de Bremen (Alemania), integrado por 28 países implicados en el conocimiento de la Antártida. En diciembre, volverán al continente para continuar el estudio científico.
continúa...
GRANADA, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
Publicado en Europa Press
http://www.europapress.es
La Universidad de Granada ha publicado el primer estudio sobre la geodinámica del Arco de Scotia, en la Antártida, descubriendo seísmos de hasta siete grados en la escala de Richter, extrapolables a otras regiones muy pobladas del planeta como la Falla de San Andrés (California), el Arco del Caribe o Japón.
Según informó hoy la institución académica, la tesis de Fernando Bohoyo Muñoz supone el primer estudio en profundidad de la zona, de la que tan sólo existían algunos datos poco sistematizados procedentes de expediciones británicas en los años setenta.
El estudio, realizado en el Departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, ha dado lugar a la publicación de varios artículos en revistas internacionales y a la participación en julio de sus autores en la reunión bianual del Comité Científico Internacional SCAR de Bremen (Alemania), integrado por 28 países implicados en el conocimiento de la Antártida. En diciembre, volverán al continente para continuar el estudio científico.
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miércoles, agosto 04, 2004
El mito de la expedición nazi a la Antartida
Rumbo al oasis antártico
fragmento de un artículo publicado en Mundo Misterioso
2002
http://www.mundomisterioso.com
La conjunción del misterioso aspecto esotérico del régimen nazi y la increíble aceleración de su tecnología militar al final de la guerra, fueron el combustible que genero multitud de leyendas tras acabar la contienda. Nazis fugados a inhóspitos parajes en increíbles submarinos y aparatos bélicos, formaron parte de una mitología en la que es difícil separar realidad y ficción. Uno de esos mitos, quizás nunca bien investigados es el de las bases nazis en el continente antártico.
La historia comienza a rastrearse gracias a un curioso telegrama del almirante y jefe de las fuerzas navales Doenitz, que paso casi desapercibido en diciembre de 1943, cuando los aliados estaban más afanados y concentrados en acabar con la bestia nazi. El telegrama decía así: “La flota submarina alemana se siente orgullosa de haber construido un paraíso terrenal, una fortaleza inexpugnable para el Führer en alguna parte del mundo”.
Lo cierto es que el tiempo pasó y la guerra llego a su fin, pero dos hechos mas que misteriosos volvieron a reabrir la polémica sobre la posible existencia de una base nazi en tierras del polo sur. El primero sucedió el 10 de julio de 1945.
Aquel amanecer prometía ser como cualquier otro en el tranquilo puerto de Mar de Plata en la costa argentina. Lejos quedaba ya la guerra y la rendición de Alemania, que se había producido hacia tres largos meses. Al despuntar el alba varias embarcaciones se hicieron a la mar para faenar en el tranquilo balneario. En eso andaban varios pescadores cuando atónitos, observaron algo increíble. Entre las brumas, se adivinaba la silueta de un submarino. Navegaba lentamente, como si tuviera problemas en las máquinas. Pero la sorpresa residía en la bandera que ondeaba. No cabía duda, era la bandera nazi. Los marineros no daban crédito a lo que estaban viendo. Sin embargo las enormes dimensiones y las características del sumergible eran las de un U-Boot. Un submarino de guerra nazi.
Los marineros pusieron rumbo de nuevo al puerto para dar cuenta a las autoridades. Mientras eso sucedía, advirtieron que el submarino encaraba el mismo rumbo que ellos. Parecía seguirles. Efectivamente, minutos mas tarde, el submarino enfilaba ya su proa hacia el puerto pasando la escollera sin que su presencia fuera en principio advertida por los trabajadores del muelle. Luego, detuvo sus motores y desde cubierta comenzó a emitir señales luminosas con un claro mensaje a los responsables marítimos: ¡Formamos parte de la derrotada escuadra del Reich. Nos rendimos a las autoridades!. Era asombroso. Aquel sumergible, alejado completamente de su pais de origen, había recalado casi en el fin del mundo. ¿De donde demonios salía?, y sobre todo, ¿Qué había hecho en todos esos meses?. ¿Acaso siguió combatiendo en solitario?.
El submarino, U-Boot 530, llevaba una tripulación tres veces superior a la normal. Además viajaba sin armamento y con una cantidad de víveres sin precedentes. Las sorpresas no acabarían ahí. Algo más extraordinario aún iba a suceder. Un mes mas tarde, concretamente el 17 de agosto, se difundió como la pólvora una noticia explosiva. Otro submarino alemán acababa de rendirse de nuevo. El comunicado decía: “El sumergible alemán se encuentra ya fondeado en el puerto de Mar del Plata, es el U-997. Su tripulación se compone de 32 hombres, de los cuales cuatro con oficiales. El comandante es el teniente de fragata Heinz Schaeffer”.
Aparentemente el nuevo submarino buscaba el mismo destino final que el U-530, pero fue capturado en alta mar por un rastreador de la armada argentina, que estaba realizando misiones de patrullaje en la zona. De acuerdo con la documentación encontrada a bordo, el sumergible zarpo también de Kiel el 13 de abril, de Oslo (Noruega) el 22, y de Kristiansand (Dinamarca) el 2 de mayo . Continuó viaje en incursión sumergida por la zona vigilada del Atlántico, pasando entre las islas Faroe e Islandia, dirigiéndose al sur rumbo a las Islas Canarias. A partir de ahí navego en superficie siguiendo la costa Brasileña hasta llegar a Mar del Plata. Se encontraba en perfecto estado y poseía instrumentos modernos para la época, como un equipo de hundimiento simulado, consistentes en cajas con sustancias químicas que una vez arrojadas, producían burbujas dando la sensación de que la nave estaba hundiéndose.
Había permanecido un total de casi cinco meses navegando en solitario. Para que nos hagamos una idea de lo que significa eso, el U-977 permaneció sumergido 66 días.
Pero había algo interesante en su travesía. En la costa Noruega antes de partir hacia su lejano destino final, desembarcaron del submarino 16 hombres casados. Eran suboficiales que en su mayor parte tenían familia en Alemania. Quizás esa decisión tenia relación con el tipo de misión que deberían desempeñar en su destino final. O quizás ni el mismo Schaeffer supiera el motivo de esa decisión, y no hizo mas que cumplir las ordenes que recibió por radio desde Berlín.
Empezaba a ser evidente que los dos sumergibles aparecidos, tenían más bien la apariencia de ser meros transportes submarinos, y que seguían una ruta “en convoy” con más submarinos acompañándoles. Esto quedo claro cuando llegaron las noticias de un tercer submarino del supuesto convoy. Se trataba de un sumergible nazi procedente de Noruega, que apareció frente a Leixoes en Portugal el 4 de junio de 1945. La tripulación de esta nave también estaba sobrecargada con 47 hombres que tampoco sobrepasaban los 25 años. En este caso la rendición se produjo por problemas en sus máquinas.
¿Se dirigían hacia una base en el polo sur? Hoy sabemos que hubo una discreta expedición nazi a la Antártida. Discreta ya que no se publicito excesivamente en los medio de comunicación de la época. De hecho ni siquiera aviso de su partida a las diferentes sociedades científicas de la época. Fue a finales de 1938 y regreso al año siguiente, causando una gran sorpresa mundial debido al silencio absoluto que cubrió sus actividades, desde el comienzo hasta la terminación de las mismas.
capitán Alfred Ritscher, al regresar a Hamburgo a bordo del Schwabeland el 12 de abril de 1939. Cinco meses más tarde se iniciaba la Guerra Mundial y evidentemente, el III Reich estaba buscando localizaciones seguras para sus bases en el sur. La declaración del jefe de la expedición antártica nazi no dejaba lugar a dudas.
En una de las pocas declaraciones de Ritscher a la prensa, dijo lo siguiente: "Es la primera vez que aviones alemanes volaban sobre el Continente Antártico, en condiciones por demás difíciles amerizaron en las heladas costas polares para izar el pabellón indicativo de la soberanía alemana. Los aviones arrojaban cada 25 kilómetros, pilotes con la bandera del Reich, como también se marcaban los puntos extremos de cada vuelo. Se ha descubierto una región de 600.000 kilómetros cuadrados de los cuales, 350.000 han sido fotografiados en tal forma que es posible confeccionar un mapa perfecto de la zona descubierta". Así mismo también hablo de unas cordilleras de 4000 metros de altura que habían sido delimitadas por los aviones nazis. Todo ese territorio quedo bautizado como New Schwabeland (Nueva Suevia).
Cuando la actividad de esa zona durante la guerra decreció a mediados de 1940, esas bases se convirtieron en depósitos donde se acumuló todo el material necesario para construir un refugio en el interior del continente. Víveres, combustibles, ropas y otros elementos eran transportados por los U-Boot's alemanes.
Hipotéticamente la base de submarinos debió construirse en tres años, para entonces en 1943, el almirante Doenitz hizo su famosa y enigmática declaración elogiando los trabajos de la flota submarina nazi. Hoy sabemos que en agosto de 1940, el doctor Wohlwill, director del Deutsche Reichsinstitut fuer Metallen (Instituto Alemán del Reich para el Metal), hizo un llamamiento a los técnicos alemanes especializados en metalurgia para preparar proyectos de construcción a base de metales no ferruginosos, destinados a soportar temperaturas inferiores a ¡60 grados bajo cero!. Desde luego no era para las frías estepas rusas. ¿En que otro lugar del planeta, que no sea la Antártida, podía hacer falta ese tipo de aleación?.
No sabemos realmente si la construcción se llevo a cabo o no, pero quizás cuando en 1947 el almirante americano Byrd, capitaneó una de las más famosas expediciones militares sin precedentes al continente antártico, lo que realmente buscaba era esa legendaria base.
Puede que algún soleado día del siglo XXI se den a conocer los documentos secretos que guarda el Departamento de Estado y los servicios de inteligencia americanos y entonces, sepamos de una buena vez, que ocurrió realmente en la Antártida durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Quizás, solo quizás, el ejercito del almirante Byrd había librado la ultima batalla de la guerra. Enfrentándose así, al ultimo batallón nazi en las gélidas tierras del Polo Sur.
Este artículo proviene de Mundo Misterioso
La dirección de esta noticia es:
http://www.mundomisterioso.com/article.php?sid=1338
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2002
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La conjunción del misterioso aspecto esotérico del régimen nazi y la increíble aceleración de su tecnología militar al final de la guerra, fueron el combustible que genero multitud de leyendas tras acabar la contienda. Nazis fugados a inhóspitos parajes en increíbles submarinos y aparatos bélicos, formaron parte de una mitología en la que es difícil separar realidad y ficción. Uno de esos mitos, quizás nunca bien investigados es el de las bases nazis en el continente antártico.
La historia comienza a rastrearse gracias a un curioso telegrama del almirante y jefe de las fuerzas navales Doenitz, que paso casi desapercibido en diciembre de 1943, cuando los aliados estaban más afanados y concentrados en acabar con la bestia nazi. El telegrama decía así: “La flota submarina alemana se siente orgullosa de haber construido un paraíso terrenal, una fortaleza inexpugnable para el Führer en alguna parte del mundo”.
Lo cierto es que el tiempo pasó y la guerra llego a su fin, pero dos hechos mas que misteriosos volvieron a reabrir la polémica sobre la posible existencia de una base nazi en tierras del polo sur. El primero sucedió el 10 de julio de 1945.
Aquel amanecer prometía ser como cualquier otro en el tranquilo puerto de Mar de Plata en la costa argentina. Lejos quedaba ya la guerra y la rendición de Alemania, que se había producido hacia tres largos meses. Al despuntar el alba varias embarcaciones se hicieron a la mar para faenar en el tranquilo balneario. En eso andaban varios pescadores cuando atónitos, observaron algo increíble. Entre las brumas, se adivinaba la silueta de un submarino. Navegaba lentamente, como si tuviera problemas en las máquinas. Pero la sorpresa residía en la bandera que ondeaba. No cabía duda, era la bandera nazi. Los marineros no daban crédito a lo que estaban viendo. Sin embargo las enormes dimensiones y las características del sumergible eran las de un U-Boot. Un submarino de guerra nazi.
Los marineros pusieron rumbo de nuevo al puerto para dar cuenta a las autoridades. Mientras eso sucedía, advirtieron que el submarino encaraba el mismo rumbo que ellos. Parecía seguirles. Efectivamente, minutos mas tarde, el submarino enfilaba ya su proa hacia el puerto pasando la escollera sin que su presencia fuera en principio advertida por los trabajadores del muelle. Luego, detuvo sus motores y desde cubierta comenzó a emitir señales luminosas con un claro mensaje a los responsables marítimos: ¡Formamos parte de la derrotada escuadra del Reich. Nos rendimos a las autoridades!. Era asombroso. Aquel sumergible, alejado completamente de su pais de origen, había recalado casi en el fin del mundo. ¿De donde demonios salía?, y sobre todo, ¿Qué había hecho en todos esos meses?. ¿Acaso siguió combatiendo en solitario?.
El submarino, U-Boot 530, llevaba una tripulación tres veces superior a la normal. Además viajaba sin armamento y con una cantidad de víveres sin precedentes. Las sorpresas no acabarían ahí. Algo más extraordinario aún iba a suceder. Un mes mas tarde, concretamente el 17 de agosto, se difundió como la pólvora una noticia explosiva. Otro submarino alemán acababa de rendirse de nuevo. El comunicado decía: “El sumergible alemán se encuentra ya fondeado en el puerto de Mar del Plata, es el U-997. Su tripulación se compone de 32 hombres, de los cuales cuatro con oficiales. El comandante es el teniente de fragata Heinz Schaeffer”.
Aparentemente el nuevo submarino buscaba el mismo destino final que el U-530, pero fue capturado en alta mar por un rastreador de la armada argentina, que estaba realizando misiones de patrullaje en la zona. De acuerdo con la documentación encontrada a bordo, el sumergible zarpo también de Kiel el 13 de abril, de Oslo (Noruega) el 22, y de Kristiansand (Dinamarca) el 2 de mayo . Continuó viaje en incursión sumergida por la zona vigilada del Atlántico, pasando entre las islas Faroe e Islandia, dirigiéndose al sur rumbo a las Islas Canarias. A partir de ahí navego en superficie siguiendo la costa Brasileña hasta llegar a Mar del Plata. Se encontraba en perfecto estado y poseía instrumentos modernos para la época, como un equipo de hundimiento simulado, consistentes en cajas con sustancias químicas que una vez arrojadas, producían burbujas dando la sensación de que la nave estaba hundiéndose.
Había permanecido un total de casi cinco meses navegando en solitario. Para que nos hagamos una idea de lo que significa eso, el U-977 permaneció sumergido 66 días.
Pero había algo interesante en su travesía. En la costa Noruega antes de partir hacia su lejano destino final, desembarcaron del submarino 16 hombres casados. Eran suboficiales que en su mayor parte tenían familia en Alemania. Quizás esa decisión tenia relación con el tipo de misión que deberían desempeñar en su destino final. O quizás ni el mismo Schaeffer supiera el motivo de esa decisión, y no hizo mas que cumplir las ordenes que recibió por radio desde Berlín.
Empezaba a ser evidente que los dos sumergibles aparecidos, tenían más bien la apariencia de ser meros transportes submarinos, y que seguían una ruta “en convoy” con más submarinos acompañándoles. Esto quedo claro cuando llegaron las noticias de un tercer submarino del supuesto convoy. Se trataba de un sumergible nazi procedente de Noruega, que apareció frente a Leixoes en Portugal el 4 de junio de 1945. La tripulación de esta nave también estaba sobrecargada con 47 hombres que tampoco sobrepasaban los 25 años. En este caso la rendición se produjo por problemas en sus máquinas.
¿Se dirigían hacia una base en el polo sur? Hoy sabemos que hubo una discreta expedición nazi a la Antártida. Discreta ya que no se publicito excesivamente en los medio de comunicación de la época. De hecho ni siquiera aviso de su partida a las diferentes sociedades científicas de la época. Fue a finales de 1938 y regreso al año siguiente, causando una gran sorpresa mundial debido al silencio absoluto que cubrió sus actividades, desde el comienzo hasta la terminación de las mismas.
capitán Alfred Ritscher, al regresar a Hamburgo a bordo del Schwabeland el 12 de abril de 1939. Cinco meses más tarde se iniciaba la Guerra Mundial y evidentemente, el III Reich estaba buscando localizaciones seguras para sus bases en el sur. La declaración del jefe de la expedición antártica nazi no dejaba lugar a dudas.
En una de las pocas declaraciones de Ritscher a la prensa, dijo lo siguiente: "Es la primera vez que aviones alemanes volaban sobre el Continente Antártico, en condiciones por demás difíciles amerizaron en las heladas costas polares para izar el pabellón indicativo de la soberanía alemana. Los aviones arrojaban cada 25 kilómetros, pilotes con la bandera del Reich, como también se marcaban los puntos extremos de cada vuelo. Se ha descubierto una región de 600.000 kilómetros cuadrados de los cuales, 350.000 han sido fotografiados en tal forma que es posible confeccionar un mapa perfecto de la zona descubierta". Así mismo también hablo de unas cordilleras de 4000 metros de altura que habían sido delimitadas por los aviones nazis. Todo ese territorio quedo bautizado como New Schwabeland (Nueva Suevia).
Cuando la actividad de esa zona durante la guerra decreció a mediados de 1940, esas bases se convirtieron en depósitos donde se acumuló todo el material necesario para construir un refugio en el interior del continente. Víveres, combustibles, ropas y otros elementos eran transportados por los U-Boot's alemanes.
Hipotéticamente la base de submarinos debió construirse en tres años, para entonces en 1943, el almirante Doenitz hizo su famosa y enigmática declaración elogiando los trabajos de la flota submarina nazi. Hoy sabemos que en agosto de 1940, el doctor Wohlwill, director del Deutsche Reichsinstitut fuer Metallen (Instituto Alemán del Reich para el Metal), hizo un llamamiento a los técnicos alemanes especializados en metalurgia para preparar proyectos de construcción a base de metales no ferruginosos, destinados a soportar temperaturas inferiores a ¡60 grados bajo cero!. Desde luego no era para las frías estepas rusas. ¿En que otro lugar del planeta, que no sea la Antártida, podía hacer falta ese tipo de aleación?.
No sabemos realmente si la construcción se llevo a cabo o no, pero quizás cuando en 1947 el almirante americano Byrd, capitaneó una de las más famosas expediciones militares sin precedentes al continente antártico, lo que realmente buscaba era esa legendaria base.
Puede que algún soleado día del siglo XXI se den a conocer los documentos secretos que guarda el Departamento de Estado y los servicios de inteligencia americanos y entonces, sepamos de una buena vez, que ocurrió realmente en la Antártida durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Quizás, solo quizás, el ejercito del almirante Byrd había librado la ultima batalla de la guerra. Enfrentándose así, al ultimo batallón nazi en las gélidas tierras del Polo Sur.
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El mapa de Piri Reis y otros mitos
La Antártida, ¿el sepulcro de hielo de la Atlántida?
Fragmento de un artículo de Expediente Omega
19 Setiembre 2000
La Antártida, descubierta en 1820, es el cuarto continente más grande del mundo y en su mayor parte continua inexplorado. Son muchos los investigadores que creen que bajo el hielo, a gran profundidad, hay pruebas de la existencia de una civilización avanzada que domino el mundo: la Atlántida. El punto de partida es la teoría geológica desarrollada por Charles Hapgood y apoyada nada menos que por el físico Albert Einstein. Hapgood creía que, con el paso del tiempo, el peso del hielo en los casquetes polares arrastró la corteza terrestre por el globo, igual que una piel de naranja deslizándose alrededor de la fruta. Lo llamaba "desplazamientos de la corteza terrestre".Hapgood creía que la corteza terrestre podía desplazarse súbita y rápidamente, con efectos devastadores, lo cual era suficiente para que continentes enteros desaparecieran. El propio Albert Einstein encontro sus argumentos muy impresionantes y aprobo la hipótesis de Hapgood animándole a continuar sus investigaciones. Cuando, en 1958, se publicó el libro de Hapgood The Earth´s Shifting Crust, Einstein escribió el prólogo. Hoy en día este fenómeno se denomina " deriva continental de las placas tectónicas ". Se acepta comúnmente una velocidad de desplazamiento de tan sólo 16 km cada millón de años. Hay también científicos escépticos a la teoría de Hapgood que la consideran poco argumentada, afirman que la corteza terrestre es tan grande que sería imposible que se moviera por entero.No niegan, por otro lado, que la Antártida guarde grandes secretos.
Ya en 1976, Rand y Rose Flem-Ath, una pareja canadiense leyeron el libro de Hapgood Maps of the Ancient Sea Kings, llegando a la conclusion de que la mítica Atlántida se encontraba bajo el hielo de la Antártida. Esto marcó el inicio de su investigación que se prolongó durante dos décadas, tiempo en que mantuvieron contactos con Hapgood y reunieron datos que apuntan a que la desconocida civilización pudo existir. Estos les llevó al Museo Británico de Londres. Comparando los modernos hallazgos científicos con viejos manuscritos, mapas y mitos, encontraron información que parecía respaldar su teoría. Llegaron a la conclusión de que desde el año 10.000 a.C. los restos de la Atlántida permanecían enterrados bajo los hielos de la Atlántida. Según su interpretación que hacen de los escritos de Platón, la Atlántida fue destruida por un cataclismo hacia el año 9.600 a.C. Los Flem- Ath no fueron los primeros en relacionar historias de culturas diferentes con desastres geológicos. Tanto en las leyendas de los indios norteamericanos como en las mitologías orientales y la Biblia judeocristiana, se repite la misma historia: una tierra desaparecida súbitamente a raíz de un diluvio catastrótico. Los Flem-Ath piensan que si hace 10.000 años existía una civilización tan evolucionada, es posible que pudiesen preveer el desastre e hicieran planes de evacuación. Incluso, aunque no lo hubieran hecho, sigue siendo posible que algunas personas sobrevivieran huyendo a tierras más altas, por encima del nivel de las aguas. La coincidencia de la destrucción de la Atlántida, según la interpretación hecha por Platón, y la aparicion de la agricultura les hizo pensar que los atlantes pudieron enseñar a cultivar la tierra a otros grupos humanos despues de su huída. Aceptando la posibilidad de que algunos escaparan al presunto cataclismo, es posible que llevaran consigo algunos artefactos de su mundo.
Piri Reis, almirante turco, dibujó un mapamundi en 1513 basándose en viejas cartas marinas. En el mapa figuraba la costa oriental de América del Sur y parte de la Antártida. Este mapa fue examinado en 1956 por los Flem-Ath, por Hapgood y por expertos de la USAF. Lo sorprendente del mapa es que en la época de procedencia del mapa la costa oriental de América del Sur todavía no había sido cartografiada por entero y la Antártida no había sido descubierta hasta 1820. En el mapa el continente aparece sin hielo y es casi igual que una carta geológica de la Antártida de 1949. Los investigadores llegaron a la conclusión de que la costa había sido cartografiada antes de ser cubierta por la capa de hielo, y en esta región el hielo tiene actualmente más de un kilómetro y medio de espesor. Se ignora cómo se pudo hacer este mapa con los datos y el nivel de conocimientos geográficos de 1513, ¿ provenía quizás de los antiguos habitantes de la Atlántida ? ¿ De dónde sacó Piri Reis la información para confeccionar el mapa ?. Entonces se encontró otro mapa misterioso, otro documento " imposible": el de Oronteus Finaceus, copiado en 1531. En él figuraba la totalidad de la Antártida con un gran detalle, incluyendo la situación precisa de montañas, llanuras y ríos. Todo ello estaba reflejado en la carta geológica de 1949 y concuerda con la descripción que hizo Platón 2.000 años antes. Las cartas originales en las cuales se basaron estos mapas debieron ser hechas por personas que habían alcanzado un nivel tecnológico que el hombre sólo ha adquirido plenamente a lo largo del presente siglo. Para que tal civilización pudiese desarrollarse con éxito tuvo que estar emplazada en un continente de clima benigno, capaz de sustentar a una población en expansión. Si se sitúa la Atlántida 3.200 km al norte del Círculo Polar, se hubiera podido tratar de una civilización de navegantes.
Sintesis de una hipotesis
Así la hipotesis de los Flem-Ath, después de barajar antiguas cartas náuticas, teorias geológicas y mitos situaba la Atlántida en el Polo Sur. Estos són los siete puntos clave de su investigación que podrían apuntar cómo válida su teoría:
1. El relato de Platón sobre la Atlántida estaba basado en historias contadas por su antecesor Solón, quien a su vez las había escuchado de boca de sacerdotes egipcios,
¿ una prueba de su posible conexión con Egipto ?. Según el relato, la capital de la Atlántida estaba rodeada por canales circulares que unían las zonas de ocio, comerciales y reales de la ciudad.
2. El mapa de Piri Reis de 1513 se basa en antiguas cartas que debieron de ser trazadas por un pueblo navegante. Aparecen África, América del Sur y parte de la Antártida, en la actualidad cubierta por los hielos. Su margen de error es de medio grado, algo inexplicable antes de 1735.
3. El mapa de Oronteus Finaceus de 1531 fue también copiado de documentos antiguos. La Antártida aparece dibujada con montañas y ríos, lo que sugiere a los investigadores que fue visitada y, tal vez, habitada por hombres cuando estaba libre de hielo. El continente no fue descubierto hasta 1820.
4. Los investigadores que estudian la Antártida de hace 150.000 años a partir del análisis de muestras de hielo descubrieron que, en la parte cartografiada por Oronteus Finaceus, los ríos fluían en el año 4.000 a.C.
5. El volcán activo del monte Erebo, en la isla de Ross, en la Antártida, pudo haber sido una fuente de energía para los moradores de la Atlántida. Las plantas fósiles halladas en el continente indican que hubo un interestadio de clima templado.
6. Suponiendo que la corteza terrestre se desplazara súbitamente 3.200 km hace 10.000 años, según la teoría de Hapgood , la tierra habitada pudo haber sido engullida al interior del Círculo Polar Antártico.
Ver la pagina completa en Expediente Omega
Fragmento de un artículo de Expediente Omega
19 Setiembre 2000
La Antártida, descubierta en 1820, es el cuarto continente más grande del mundo y en su mayor parte continua inexplorado. Son muchos los investigadores que creen que bajo el hielo, a gran profundidad, hay pruebas de la existencia de una civilización avanzada que domino el mundo: la Atlántida. El punto de partida es la teoría geológica desarrollada por Charles Hapgood y apoyada nada menos que por el físico Albert Einstein. Hapgood creía que, con el paso del tiempo, el peso del hielo en los casquetes polares arrastró la corteza terrestre por el globo, igual que una piel de naranja deslizándose alrededor de la fruta. Lo llamaba "desplazamientos de la corteza terrestre".Hapgood creía que la corteza terrestre podía desplazarse súbita y rápidamente, con efectos devastadores, lo cual era suficiente para que continentes enteros desaparecieran. El propio Albert Einstein encontro sus argumentos muy impresionantes y aprobo la hipótesis de Hapgood animándole a continuar sus investigaciones. Cuando, en 1958, se publicó el libro de Hapgood The Earth´s Shifting Crust, Einstein escribió el prólogo. Hoy en día este fenómeno se denomina " deriva continental de las placas tectónicas ". Se acepta comúnmente una velocidad de desplazamiento de tan sólo 16 km cada millón de años. Hay también científicos escépticos a la teoría de Hapgood que la consideran poco argumentada, afirman que la corteza terrestre es tan grande que sería imposible que se moviera por entero.No niegan, por otro lado, que la Antártida guarde grandes secretos.
Ya en 1976, Rand y Rose Flem-Ath, una pareja canadiense leyeron el libro de Hapgood Maps of the Ancient Sea Kings, llegando a la conclusion de que la mítica Atlántida se encontraba bajo el hielo de la Antártida. Esto marcó el inicio de su investigación que se prolongó durante dos décadas, tiempo en que mantuvieron contactos con Hapgood y reunieron datos que apuntan a que la desconocida civilización pudo existir. Estos les llevó al Museo Británico de Londres. Comparando los modernos hallazgos científicos con viejos manuscritos, mapas y mitos, encontraron información que parecía respaldar su teoría. Llegaron a la conclusión de que desde el año 10.000 a.C. los restos de la Atlántida permanecían enterrados bajo los hielos de la Atlántida. Según su interpretación que hacen de los escritos de Platón, la Atlántida fue destruida por un cataclismo hacia el año 9.600 a.C. Los Flem- Ath no fueron los primeros en relacionar historias de culturas diferentes con desastres geológicos. Tanto en las leyendas de los indios norteamericanos como en las mitologías orientales y la Biblia judeocristiana, se repite la misma historia: una tierra desaparecida súbitamente a raíz de un diluvio catastrótico. Los Flem-Ath piensan que si hace 10.000 años existía una civilización tan evolucionada, es posible que pudiesen preveer el desastre e hicieran planes de evacuación. Incluso, aunque no lo hubieran hecho, sigue siendo posible que algunas personas sobrevivieran huyendo a tierras más altas, por encima del nivel de las aguas. La coincidencia de la destrucción de la Atlántida, según la interpretación hecha por Platón, y la aparicion de la agricultura les hizo pensar que los atlantes pudieron enseñar a cultivar la tierra a otros grupos humanos despues de su huída. Aceptando la posibilidad de que algunos escaparan al presunto cataclismo, es posible que llevaran consigo algunos artefactos de su mundo.
Piri Reis, almirante turco, dibujó un mapamundi en 1513 basándose en viejas cartas marinas. En el mapa figuraba la costa oriental de América del Sur y parte de la Antártida. Este mapa fue examinado en 1956 por los Flem-Ath, por Hapgood y por expertos de la USAF. Lo sorprendente del mapa es que en la época de procedencia del mapa la costa oriental de América del Sur todavía no había sido cartografiada por entero y la Antártida no había sido descubierta hasta 1820. En el mapa el continente aparece sin hielo y es casi igual que una carta geológica de la Antártida de 1949. Los investigadores llegaron a la conclusión de que la costa había sido cartografiada antes de ser cubierta por la capa de hielo, y en esta región el hielo tiene actualmente más de un kilómetro y medio de espesor. Se ignora cómo se pudo hacer este mapa con los datos y el nivel de conocimientos geográficos de 1513, ¿ provenía quizás de los antiguos habitantes de la Atlántida ? ¿ De dónde sacó Piri Reis la información para confeccionar el mapa ?. Entonces se encontró otro mapa misterioso, otro documento " imposible": el de Oronteus Finaceus, copiado en 1531. En él figuraba la totalidad de la Antártida con un gran detalle, incluyendo la situación precisa de montañas, llanuras y ríos. Todo ello estaba reflejado en la carta geológica de 1949 y concuerda con la descripción que hizo Platón 2.000 años antes. Las cartas originales en las cuales se basaron estos mapas debieron ser hechas por personas que habían alcanzado un nivel tecnológico que el hombre sólo ha adquirido plenamente a lo largo del presente siglo. Para que tal civilización pudiese desarrollarse con éxito tuvo que estar emplazada en un continente de clima benigno, capaz de sustentar a una población en expansión. Si se sitúa la Atlántida 3.200 km al norte del Círculo Polar, se hubiera podido tratar de una civilización de navegantes.
Sintesis de una hipotesis
Así la hipotesis de los Flem-Ath, después de barajar antiguas cartas náuticas, teorias geológicas y mitos situaba la Atlántida en el Polo Sur. Estos són los siete puntos clave de su investigación que podrían apuntar cómo válida su teoría:
1. El relato de Platón sobre la Atlántida estaba basado en historias contadas por su antecesor Solón, quien a su vez las había escuchado de boca de sacerdotes egipcios,
¿ una prueba de su posible conexión con Egipto ?. Según el relato, la capital de la Atlántida estaba rodeada por canales circulares que unían las zonas de ocio, comerciales y reales de la ciudad.
2. El mapa de Piri Reis de 1513 se basa en antiguas cartas que debieron de ser trazadas por un pueblo navegante. Aparecen África, América del Sur y parte de la Antártida, en la actualidad cubierta por los hielos. Su margen de error es de medio grado, algo inexplicable antes de 1735.
3. El mapa de Oronteus Finaceus de 1531 fue también copiado de documentos antiguos. La Antártida aparece dibujada con montañas y ríos, lo que sugiere a los investigadores que fue visitada y, tal vez, habitada por hombres cuando estaba libre de hielo. El continente no fue descubierto hasta 1820.
4. Los investigadores que estudian la Antártida de hace 150.000 años a partir del análisis de muestras de hielo descubrieron que, en la parte cartografiada por Oronteus Finaceus, los ríos fluían en el año 4.000 a.C.
5. El volcán activo del monte Erebo, en la isla de Ross, en la Antártida, pudo haber sido una fuente de energía para los moradores de la Atlántida. Las plantas fósiles halladas en el continente indican que hubo un interestadio de clima templado.
6. Suponiendo que la corteza terrestre se desplazara súbitamente 3.200 km hace 10.000 años, según la teoría de Hapgood , la tierra habitada pudo haber sido engullida al interior del Círculo Polar Antártico.
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