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La Bizionia argentinensis_: Descifran el genoma completo de una bacteria antártica
Era un microorganismo no descripto
Jueves 7 de febrero de 2008 Publicado en la Edición impresa
Si hacía falta algo más que décadas de residencia ininterrumpida en el continente blanco para probar que la Argentina es realmente un país antártico, ahora tendremos... ¡una bacteria!: sí, Bizionia argentinensis , un microorganismo capaz de vivir en las aguas congeladas de esa masa de hielo polar de 14.000.000 de kilómetros cuadrados y que acaba de ser descubierta por investigadores de la empresa local de biotecnología Bio Sidus y del Instituto Antártico Argentino. "La sacamos del agua superficial de la Caleta Potter, Isla 25 de Mayo, frente a la base Jubany por un sistema de captura a distintas profundidades -cuenta el doctor Marcelo Criscuolo, director ejecutivo de Bio Sidus-. Estábamos buscando un organismo que no hubiera sido descripto y antes de llegar a ésta aislamos más de 400 especies."
La Antártida es materia de estudios científicos desde fines del siglo XIX, pero la idea de un trabajo conjunto entre la compañía biotecnológica y el Instituto Antártico surgió en 2001. Se concretó en el proyecto "Genoma Blanco", un acuerdo que comprometió a ambas instituciones a unir esfuerzos para el análisis de la microflora del Continente Antártico.
"Uno frecuentemente tiene la visión de que en la Antártida sólo hay bases militares -dice Criscuolo-. Sin embargo, todos los países están haciendo ciencia y tecnología, que es una manera de reclamar soberanía. Pensamos que había que apoyar la investigación antártica, y que podía ser importante en la rama de la biotecnología."
Aprovechando la capacidad instalada y los recursos humanos destacados en la zona, los científicos decidieron estudiar la flora viviente del lugar.
"Nos encontramos con un mundo apasionante: el de las bacterias extremófilas", cuenta Criscuolo.
Los extremófilos son organismos especialmente adaptados a vivir en condiciones o ambientes muy diferentes de los que nos son habituales, tales como temperaturas muy altas o muy bajas; acidez o salinidad elevadas; ausencia de agua o gran cantidad de radiación. Aunque no hace mucho se pensaba que en esos lugares era imposible que hubiera vida, distintos descubrimientos demostraron lo contrario.
El interés de estos organismos no radica tanto en ellos mismos, sino en sus enzimas, que permiten reacciones bioquímicas en condiciones en las que una enzima normal se destruiría. Fue precisamente estudiando los extremófilos del parque Yellowstone, en los Estados Unidos, que se descubrió Thermus aquaticus , una bacteria resistente al calor que permitió desarrollar la técnica que hizo posible el desarrollo de la biotecnología (la reacción en cadena de la polimerasa o PCR, que multiplica el ADN ad infinítum por un proceso automático y así permite su identificación incluso a partir de muestras muy pequeñas). Valga recordar que las ventas de esta polimerasa superan los 80 millones de dólares.
Dentro de este tipo de bacterias, en la Antártida están las psicrófilas y psicrofílicas, que exhiben una compleja gama de adaptaciones para sobrevivir en un medio extremadamente frío y con escasos nutrientes. "Estas modificaciones despiertan nuestro mayor interés y curiosidad, tanto por el atractivo de comprender su funcionamiento como por las expectativas que generan sus posibles aplicaciones prácticas", afirma el Instituto Antártico en su presentación del programa.
Luego de lacaracterización bioquímica y molecular de Bizionia argentinensis , los científicos enviaron su descripción al Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology, revista científica donde se registran las nuevas entidades microbianas.
El paso posterior fue secuenciar su ADN. "Esta bacteria es el primer organismo cuyo genoma es secuenciado completamente en el país -afirma Criscuolo-. Su interés radica en que es rico en genes que hoy no conocemos, pero que fabrican estructuras biológicas y enzimas que le permitieron adaptarse a temperaturas extremadamente bajas; es decir, que pueden funcionar en ambientes muy fríos."
Según Walter Mac Cormack, del Instituto Antártico Argentino, el descubrimiento podrá tener "aplicación potencial en la industria alimentaria, del cuero y en la producción de jabones".
La información completa de la secuencia genética de B. argentinensis se puso a disposición de la comunidad científica local, luego de entregarla simbólicamente a la presidenta Kirchner durante un acto que se realizó ayer a la tarde en la Casa de Gobierno.
Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACION
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