martes, abril 10, 2007

Australia planea militarizar su zona de influencia en la Antártida



Antawa – abril 2007
El 5 de abril de 2007, el Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI por su sigla en inglés) publicó un informe denominado “Activos congelados: asegurando el futuro antártico de Australia”, donde se habla de la necesidad que tiene Australia de proteger su flanco Sur, ante las amenazas que sobre los recursos naturales podrían significar que el Tratado Antártico deje de funcionar y los países decidieran explotar el territorio antártico reclamado por ese país.
La publicación tuvo abundante repercusión en los medios de habla inglesa vinculados a la actividad antártica y expresan una preocupación: ¿Vamos hacia una militarización de la Antártida?
En el informe se menciona que si bien Australia congeló sus reclamos territoriales a raíz de la firma del Tratado Antártico de 1959, las actuales circunstancias obligan a prever que existen amenazas sobre los recursos naturales aún sin explotar en el continente blanco.
Hacen notar que su país no cuenta con medios para defender la vasta extensión marítima que existe entre sus costas del sur y el continente antártico, ni tampoco para controlar las vastas regiones cubiertas de hielo, de su reclamo territorial que cubre casi la mitad del continente helado.
Esta aparente debilidad la constatan a partir de los incidentes ocurridos recientemente con la flota pesquera de Japón que caza ballenas en aguas del Océano Glaciar Antártico, que son reclamadas por Australia.
Entre otros aspectos, se menciona que Australia no tiene capacidad aérea para operar profundamente en el continente antártico y se menciona en comentarios de prensa que las amenazas más destacadas son países con gran potencial como Estados Unidos, India, Rusia o China.
Paralelamente desde Nueva Zelanda surgen voces de apoyo para esta teoría de militarización, puesto que ese país también reclama mares y territorios en la región austral.
Según el informe australiano, su país no tiene la capacidad militar para proteger estas áreas y ni siquiera existen agencias de inteligencia que puedan monitorear las posibles amenazas.
Esta debilidad debería ser rebatida rápidamente porque a pesar de que existe un acuerdo para no explotar recursos minerales hasta el año 2048, en vista de la escalada de los precios del petróleo y otros hechos similares que ocurren en el mundo nadie puede asegurar que algún país con el potencial suficiente y la necesidad que lo obligue, pueda declararse fuera del Tratado Antártico y comenzar la explotación de regiones que eran reclamadas por su país y que han quedado descuidadas por la buena fe con que actuaron hasta ahora.
Los australianos que apoyan esta postura, creen que se debería crear la figura de un Embajador en la Antártida, además de establecer instituciones que creen conciencia de ese reclamo como ser una Universidad que dedique un Campus a la Antártida, mientras que paralelamente se prepara un estudio sobre los recursos minerales disponibles en el territorio reclamado.

El informe, según lo expresa el sumario de “Strategic Insights 34 – Antarctica” describe los retos que debe afrontar Australia para mantener la vigencia de sus reclamos territoriales ante la posible explotación ilegal de los recursos, la pesca pirata, el cambio climático, el aumento de visitas turísticas y la posibilidad de explotar la reserva de agua dulce que significa el hielo antártico.
Los responsables de la publicación son Anthony Bergin, Director de Investigaciones del ASPI y Marcus Haward del Centro Cooperativo de Investigaciones del Clima y Ecosistemas.

Reclamos territoriales
Siete de los estados miembros consultivos del Tratado Antártico mantienen reclamos sobre territorio en la Antártida, aún cuando el Art. 4° del Tratado habla de un "congelamiento" permanente de pretensiones de soberanía.
Los reclamos territoriales, en general no son reconocidas por otros países ni por las Naciones Unidas.
Estados Unidos y Rusia rechazan cualquier reclamo territorial, pero se han reservado el derecho a hacerlas en caso de que otros estados intenten hacer efectivas las suyas.
Los países que reclaman son: Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y Reino Unido.

Para ver más información, visitar Australian Strategic Policy Institute (ASPI) http://www.aspi.org.au/

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