Lagos de la Antártida se comunican a distancias de 290 kilómetros
Publicado en http://www.cronica.com.mx/
20 de abril 2006
Los enormes lagos debajo de la superficie de las placas antárticas del hielo se pueden conectar una con otra por un sistema de plomería debajo del hielo, según Martin Siegert y sus colegas en un estudio publicado en Nature.
Basados en imágenes de satélites de los lagos, el equipo detectó un bombeo subglacial desde dos lagos a unos 290 kilómetros de distancia.
Creen que estos cambios en la elevación del hielo se pueden considerar por el flujo de alrededor 1.8 kilómetros cúbicos de agua en un periodo de 16 meses debajo de la cubierta de 3 kilómetros en la Antártida.
Fría como es, la cubierta de hielo forma una suerte de cobija que atrapa el calor que emite la Tierra. Además, el hielo atrapado ejerce una enorme presión la cual baja el punto de congelamiento del agua.
Entonces, empiezan los enormes flujos subterráneos de ingentes cantidades de líquido.
El descubrimiento es publicado hoy en la revista inglesa Nature.
El físico Duncan Wingham del University College London de Reino Unido usó lecturas de radar para medir la elevación de las placas de hielo de la Antártida.
En un área específica llamada Domo C, situada exactamente por arriba de lagos subglaciares congelados, ocurrió un fenómeno que llamó su atención: el hielo subió tres metros en el curso de 16 meses, entre 1996 a 1998.
Los cambios en la elevación del nivel de las placas congeladas ocurren a una velocidad diez veces menor cada año. En este periodo, dos zonas relativamente cercanas (290 kilómetros) también arriba de lagos, el hielo declinó un metro o poco más.
La única explicación es que el agua pasó súbitamente de un lago a otro, a través de vías de comunicación todavía no totalmente dilucidadas, que podrían tener un gran impacto en el conocimiento de la mecánica de las placas polares.
"Los lagos subglaciares juegan un papel importante en el equilibrio de esta zona, y probablemente el paso de grandes cantidades de líquido de un cuerpo de agua a otro sea un fenómeno común, pero nunca lo habíamos visto", asegura Martín Siegert, de la Universidad de Bristol y coautor del estudio.
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