Aumenta el tamaño del agujero de la capa de ozono
Publicado en http://www.ambientum.com
Jueves, 12 de Mayo de 2005
Algo ocurre en la estratosfera del Polo Norte, a decenas de kilómetros de altura. Científicos de la Universidad de Cambridge en Reino Unido concluyeron el pasado 25 de abril en la reunión de la Unión Europea de Geofísica en Viena (Austria) que el «agujero» de la capa de ozono alcanzó su máximo en los últimos 50 años. Los primeros signos de esta destrucción fueron observados en enero, el comienzo del fin de la noche polar, y se prolongaron durante febrero y marzo.
«La destrucción observada supera el 30 por ciento», dijo el doctor Markus Rex, del Instituto Alfred Wegener en Postdam (Alemania). Este hecho contrasta con las optimistas predicciones de otros científicos, que profetizaron que la capa de ozono, tanto sobre el Ártico como sobre la Antártida, se recuperaría a lo largo de este siglo. En 2003, por ejemplo, la Antártida registró el mayor agujero conocido, como puede verse en estas instantáneas. El ozono sufre aún un duro castigo. El panorama alentador se debía a la prohibición para emitir clorofluorocarbonos (CFC, de los que hay presentes en nuestra atmósfera dos tipos, el CFC-11 y el CFC-12), los gases inertes de los esprays y neveras antiguas que contribuyen a la destrucción del ozono estratosférico. ¿Recuerdan la fecha? Montreal, año 1987.
Hace sólo dos años, un estudio de la NASA con tres satélites mostró que la destrucción del ozono entre 35 y 45 kilómetros se ralentizaba. Los efectos del protocolo empezaban a ser verificados científicamente. Uno de los autores, Michael Newchurch, de la Universidad de Alabama en EE UU, llegó a declarar: «éste es el comienzo de la recuperación de la capa de ozono». Pero en septiembre de ese año, caía un jarro de agua fría: la NASA también detectaba el mayor agujero de ozono sobre la Antártida, que cubrió ¡toda la superficie del continente blanco!
Efectos perjudiciales
Las noticias del Polo Norte no resultan alentadoras. ¿Qué ocurre? ¿Estaban todos equivocados? El debate acentúa si cabe el vital papel protector del ozono; y es que nos jugamos mucho. Esta delgada capa de oxígeno triatómico actúa como un escudo para determinadas radiaciones ultravioletas de tipo B (UVB) que son muy perjudiciales para la vida y su crecimiento. Los UVB propician la aparición de más casos de cataratas y de cegueras, el envejecimiento prematuro de la piel, melanomas, e interfieren en los procesos fotosíntéticos. La Agencia de Protección Ambiental de EE UU (EPA) cita estudios en los que los científicos han detectado reducciones en la producción de fitoplacton en las zonas de entre el 6 y el 12 por ciento, atribuibles de forma directa al aumento de los rayos UVB en zonas marginales de hielo de la Antártida.
¿Quién tiene razón? El «agujero» no es más que un adelgazamiento extremo de la capa de ozono. Los científicos sospechan que parte de la explicación radicaría en el cambio climático, y examinan las relaciones entre el calentamiento global y la destrucción del ozono: aquí podría residir una de las claves. Los «adelgazamientos» ocurren cuando la luz solar rompe la larga noche ártica y antártica, y golpea los CFC hacinados en la estratosfera. Sueltan el cloro, que es el que se «come» literalmente vivo el ozono.
Fuente: La Razón
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