Dos grandes laboratorios de los cambios en el planeta
Los científicos Fernando Hiraldo y Manuel Catalán exponen las líneas de investigación para dar con las claves del desarrollo sostenible
ANA R.TENORIO - Diario de Cádiz
Cádiz. 24 nov 04
Dos expertos conocedores de otros tantos singulares laboratorios naturales para investigar el estado actual del clima y la biodiversidad de nuestro planeta, y prever su posible futuro, protagonizaban ayer la tercera jornada del ciclo 'De Atapuerca al espacio' organizado por la Diputación Provincial.
El doctor en Física de la UCA Manuel Catalán, uno de los científicos españoles más experimentados en la investigación en la Antártida, y Fernando Hiraldo, director de la Estación Biológica de Doñana, daban cuenta al público que llenaba el Salón Regio de la riqueza de datos que puede aportar la indagación de la conducta de la naturaleza y las consecuencias de la acción sobre ella en estos ámbitos excepcionales, que resumen en buena parte la biodiversidad del planeta en que vivimos.
Manuel Catalán lleva siete años participando en proyectos de investigación en la Antártida y actualmente es presidente del Grupo Internacional que controla todas las actuaciones marítimas en el Océano Antártico. Desde esa prolongada experiencia de investigación 'in situ', coincide en que "en el momento actual el problema del posible cambio climático en nuestro planeta es preocupante. La atmósfera -afirma- se está oscureciendo debido a que las sociedades industriales producen grandes cantidades de anhídrido carbónico, de forma que el calor del sol entra a través de esa capa pero no sale y puede producirse un posible calentamiento del planeta".
El científico subraya ese matiz de la posibilidad, "puesto que lo que estamos investigando aún es si se está produciendo efectivamente ese calentamiento a una escala que pueda derivar en un cambio climático que suponga un nuevo equilibrio ambiental, diferente al que la humanidad ha conocido hasta ahora", aunque apunta que "por lo que vamos averiguando, todo parece indicar que vamos hacia eso".
Sin embargo, advierte que "no son fiables científicamente las teorías catastrofistas que vaticinan un cambio brusco, porque esos cambios son procesos que llevan mucho tiempo. Algunas de estas teorías y los datos en que se basan no están contrastados científicamente y se exagera, por ejemplo, cuando se habla de la subida del nivel del mar, que no es tan espectacular como se dice, puesto que es cierto que en algunos lugares este nivel sube, pero también en otros baja, de forma que la media de elevación de ese nivel en todo el planeta no supera el milímetro por año".
Otro tanto ocurre con respecto al calentamiento de la atmósfera, que, según indica Manuel Catalán,
"es cierto que se está produciendo, pero no en la proporción que algunos apuntan, puesto que también en este caso hay que atender al fenómeno a nivel planetario, cuya media de aumento es de unas décimas de grado por año".
La importancia de la investigación en la Antártida para encontrar respuesta a muchas de estas preguntas con respecto al futuro del planeta se apoya en varias razones. Una de ellas radica en que "es un lugar donde se pueden estudiar las condiciones naturales en 'estado puro', porque no ha habido en él presencia humana. Pero, a pesar de que tanto en la Antártida como en el Círculo Polar Ártico no se produce contaminación, las corrientes atmosféricas llevan hasta allí estos gases y, dado que en estas zonas se encuentran los polos magnéticos de la Tierra, sus efectos se manifiestan en ellas de forma más clara".
Es lo que ha permitido constatar la disminución de las moléculas de ozono que protegen al planeta, el famoso 'agujero', uno de los resultados más relevantes de esta investigación en la Antártida. Pero no el único, ya que el estudio de los hielos polares permite también la investigación de las partículas del aire de la Tierra desde épocas remotas y, comparándolo con los de otras zonas, comprobar los cambios que ha experimentado por la acción del hombre. Todo ello, junto con la investigación de la acción depuradora de los océanos que se produce en esa zona y de los animales que la pueblan, se encamina, en fin, a tratar de averiguar los límites para un desarrollo sostenible en el planeta, es decir que no lleve a su destrucción.
Fernando Hiraldo centraba su intervención en las grandes líneas de investigación que se llevan a cabo en la Estación Biológica de Doñana, "la gran instalación natural de Europa y un lugar inigualable para estudiar la evolución natural de los grandes ecosistemas, los procesos ecológicos y los efectos que puede tener un cambio climático en esos procesos".
Hiraldo hizo un breve recorrido por la historia por este excepcional escenario natural "en tiempos sólo muy conocido por las grandes fortunas de Andalucía que lo utilizaban como coto de caza", deteniéndose en la decisiva llegada al mismo, en 1952 del José Antonio Valverde, que puso en marcha la reserva y la Estación Biológica con ayuda internacional.
Ayudándose de diapositivas, Hiraldo explicó el proceso geológico de formación de Doñana y describió algunos de los grandes proyectos de investigación que se llevan a cabo en la Estación. Uno de ellos, constante y a gran escala, es el seguimiento minucioso de los procesos naturales que se producen en la reserva natural tanto en el medio físico, como en el biológico y de evolución ecológica. Algo que comparó "al exhaustivo control médico al que se somete a un paciente enfermo". Junto a este macroproyecto, cada año se desarrollan en Doñana una media de 40 proyectos temáticos propuestos por científicos tanto españoles como extranjeros. Una investigación, que, explicó, tiene un doble objetivo: "Por una parte, disponer de la información necesaria para sentar las bases sólidas para gestionar el parque protegido. Otro objetivo -añadió- , más lejano pero más importante, es convertir la reserva un gran laboratorio de la naturaleza, donde estudiar cómo funcionan los ecosistemas del planeta y cual es su resistencia para un desarrollo sostenible".
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