Editorial: Presencia en la Antártida es estratégica para Uruguay
Fuente: www.ultimasnoticias.com.uy
Montevideo, 15 de abril 2009
Es probable que a buena parte de la opinión pública no le resulten claros los importantes motivos del compromiso uruguayo con la investigación en la Antártida, en que ahora el país maneja dos bases. No obstante, con un esfuerzo que ya lleva 25 años, Uruguay ha alcanzado una posición estratégica en la que goza de voz, voto -y veto- en las decisiones que refieren al continente helado, mientras que está en una posición inmejorable para convertir sus años de estudio en nuevas perspectivas para la actividad del país, tanto por el conocimiento de los recursos pesqueros como por la eventual explotación de minerales.
Solamente 28 países forman hoy parte del tratado antártico, documento suscrito en 1959 por los primeros 12 Estados que habían instalado bases en el continente helado. Uruguay adhirió posteriormente e instaló allí la Base Artigas, pasando así a adquirir voz y voto en el reducido concierto internacional que rige los destinos de la Antártida. Un esfuerzo que se justifica como inversión hacia un porvenir en que la información científica recogida en la base, así como la eventual explotación de recursos minerales hoy escondidos bajo el hielo, se conviertan en un valioso patrimonio para el país.
Según lo señaló una documentada crónica que ayer publicó Ultimas Noticias, el compromiso de Uruguay con la investigación en el continente antártico se ha ampliado con la revitalización de la base Ecare, originalmente cedida por el Reino Unido a nuestro país y que había dejado de funcionar hace algunos años. Ecare es una sigla por Estación Científica Antártica Ruperto Elichiribehety, teniente de navío uruguayo que comandó en 1916 la primera incursión nacional en las heladas aguas del Sur, entonces intentando rescatar a miembros de la expedición de Sir Ernest Shackleton que vivían dificultades en la Isla Elefante.
Testimonio de la dinamización del esfuerzo que el país despliega en la Antártida fue también el viaje al continente de unas 350 personas, que fueron transportadas por un Hércules C-130 de la Fuerza Aérea y por el buque ROU 04 “General Artigas” de la Armada Nacional. El importante contingente incluyó investigadores, científicos y técnicos en distintas especialidades, así como personal militar y cadetes de la Escuela Naval que siguen estudios antárticos.
La base Ecare está ubicada en la península antártica, no muy distante de la base argentina Esperanza. Ofrece a los investigadores un escenario distinto al de la más populosa Base “Artigas”, en la Isla de Rey Jorge. No se utilizaba desde hace siete años, lo que generó algún deterioro, reparado ahora por personal de la Armada. De aquí en más será una sede permanente para el trabajo de entre seis y ocho científicos, que se conectarán mediante helicóptero con la base principal.
Otro dato importante sobre la dinamización de la actividad uruguaya en la Antártida es el aumento de las dotaciones presupuestales otorgadas por el Parlamento con el propósito de financiar la presencia uruguaya en estos territorios del Sur. En 2008 una asignación presupuestal que originalmente era de $ 19 millones pasó a ser de $ 24 millones, mientras que en este año y el próximo llegará a los $ 32 millones. Según la informada crónica de Ultimas Noticias, el combustible para alimentar al buque que aprovisiona la base y el consumo propio en calefacción son el principal gasto en el que se incurre, rondando el medio millón de litros de gasoil.
Son costos importantes, pero justificados. Al igual que lo ocurrido con los estudios científicos y el trabajo cartográfico que realizó la Armada con el propósito de sustentar el reclamo uruguayo de extensión de la zona de explotación económica exclusiva en la plataforma continental en 150 millas -lo que llevaría a que la superficie total del mar territorial uruguayo supere en un 45% la del territorio- el trabajo que se despliega en la Antártida es una prometedora apuesta para el futuro del país. Así como son hoy favorables las investigaciones sobre la posible presencia de hidrocarburos en la plataforma continental que se aspira a ampliar, tanto desde el punto de vista pesquero como por la eventual explotación de recursos minerales, la presencia en la Antártida es necesaria para el país.
El Tratado Antártico prevé un régimen muy severo para la admisión de nuevos miembros, que solamente pueden ingresar con el voto favorable de todos los integrantes actuales. Este hecho incluso ha postergado hasta ahora el ingreso de China, mientras que se considera poco probable que otros aspirantes puedan alcanzar la unanimidad requerida. Uno de los casos difíciles es el de Venezuela, que ha contado con el respaldo uruguayo en materia de formación de cuadros para el trabajo en las difíciles condiciones que impone el continente blanco.
Inicialmente dirigido a evitar la eventual utilización militar de los territorios helados, así como a evitar una carrera de reclamaciones territoriales, el Tratado Antártico nació con metas acotadas, pero paulatinamente la reunión consultiva anual de sus miembros se ha convertido en una suerte de administración continental. Hecho que también subraya el interés estratégico de la presencia uruguaya.
El país maneja ahora dos bases y dos perspectivas de la Antártida. Tiene un capital humano forjado en más de 25 años de presencia en el continente y allí lleva a cabo investigaciones que en muchos casos tienen un potencial reflejo en la explotación de recursos -marinos o minerales- o en el estudio de situaciones que interesan a toda la humanidad, como el calentamiento global. Tiene gente formada, también, en la navegación en aguas especialmente difíciles y en el manejo de aeronaves de gran porte en pistas heladas. Todo eso es un capital para el país y una herramienta en la búsqueda de nuevos horizontes para la actividad nacional.
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