Entrevista de Andalucía Inestiga publicada en
http://www.andaluciainvestiga.com/
24 mayo 2006
El almirante Manuel Catalán tiene 71 años y es un gran privilegiado porque ha disfrutado cuatro veranos australes en los remotos mares del polo sur. Ha visto decenas de focas marinas y la inmensidad del cielo estrellado, pero lo que más le impresionó del continente de hielo es "su naturaleza virgen, como la del planeta hace 10.000 años".
C. García
Manuel Catalán es almirante y científico. Tiene 71 años y ha dedicado prácticamente toda su vida a la investigación del continente antártico. No habla de miedo, ni de soledad cuando se refiere a sus estancias en los remotos mares del continente de hielo, sólo recuerda "los placeres de la naturaleza virgen" y cómo se potencian las buenas cualidades de la gente cuando está aislada. "Yo no soy psicólogo, pero he observado que las personas buenas se vuelven buenísimas, y también al revés", sostiene recordando sus días en las bases españolas de las islas Decepción y Livingston.
El oceanógrafo estuvo entre los primeros españoles que hace 19 años levantaron el asentamiento militar de Juan Carlos I y después ha vuelto a la Antártida cuatro veranos australes enteros (de noviembre a marzo). "Me considero un afortunado, la gente paga por viajar a este continente y disfrutar de la naturaleza virgen. Y es que una vez que vas, te entra el ‘mono’. Hace un año estuve allí por última vez y volvería ahora mismo nadando, si supiera que la temperatura del agua me permitiría llegar", comenta con sentido del humor.
El investigador describe apasionado el blanco paraje de glaciares y aguas heladas. Lo que más le impresionó de este gélido mundo no son las decenas de focas marinas que avistó –"más de las que podría contar con los dedos de las manos y los pies"– ni los estrellados cielos desde el medio de la nada sino "todo el conjunto de la naturaleza virgen": "Es como debió ser el planeta hace 10.000 años, antes de que lo trabajáramos tanto para mal", señala recalcando su faceta más ecologista.
En este mismo sentido, alerta sobre el 'desbordado' turismo de esta región. "Este año 25.000 personas visitaron la Antártida", apostilla, aunque reconoce que la contaminación que provocan estos tours no es recalcable: "Muchos ni se bajan de los barcos, pero hay que intentar regular los comportamientos siguiendo las pautas del Tratado Antártico, que prohíbe contaminar", señala. Catalán es de Denia (Valencia) pero vive en Cádiz hace tantos años, que se encuentra en esta ciudad "de primera división con previsión de permanencia", confiesa gracioso.
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