lunes, junio 01, 2009

Arte en Montevideo: Memorias de nieves, memorias de tierras

Julia Vicente de Estol - "De realidades imaginarias"
3 de junio a 10 de julio de 2009
Goethe-Institut, Canelones 1524, Montevideo
Entrada Libre
cultura@montevideo.goethe.org

Memorias de nieves, memorias de tierras

Seguramente, el visitante y espectador, sentirá que participa de un espacio donde se confunden límites entre sala de arte y museo de rango científico. Las huellas inclusas en las tiras verticales, las piedras enjoyadas por indicios fósiles, parecerían conformar un muestrario que está hablando de un contexto geográfico impreciso. Las huellas juegan a ser caprichosas texturas trabajadas por los elementos con ayuda de un clima intempestivo. Las piedras, ofician de evidencias que alguien ha recogido y trasladado para probar cierta evidencia relativa a la tierra que habitaron. Sin embargo, los blancos estandartes, las oscuras piedras, no pertenecen a un territorio real, a un escenario geográfico identificable. Quieren ser fabuladas memorias de nieves, míticas memorias de tierras. Nieves y tierras que se ubican en la elusiva geografía de las “realidades imaginarias”.
Aluden, sugieren, pero no conforman datos comprobables, claros. Simulan ordenarse según una cierta taxonomía, pero es una taxonomía a-científica, sin metodología ni pautas codificadoras. No adjuntan una catalogación descriptiva de su procedencia, de su filiación física. Son memorias que pueden hablar del territorio antártico o pueden remitir a un continente paralelo ubicado en la imaginación frondosa de navegantes exaltados ante horizontes conjeturales jamás visitados. Un territorio más cercano a elucubraciones utópicas que a las descripciones de una realidad definida, irrefutable. Como si esta propuesta de Julia Vicente de Estol quisiera decir que una posible Antártida no es sólo lo que se sabe sino lo que se sueña, lo que se fantasea, los vuelos que la imaginación emprende para redefinir la identidad de un territorio. Un territorio que la artista ofrece desde las parcelas alusivas, desde lo que se detiene en la riqueza del fragmento antes que en la prepotencia excluyente del todo.
Memorias de nieves, entonces, simuladas por la tersura del látex, por esa condición casi ambigua de ser materia cálida y, simultáneamente, fría. Memorias que susurran historias de una demorada hermosura, de una belleza displicente, casi involuntaria. Memorias que son, esencialmente, huellas de esas historias. Las advenedizas danzas del viento dejando los registros de sus evoluciones coreográficas sobre una superficie inmaculada. Simulaciones níveas que se pliegan azarosamente, que irradian desde un centro o se desgranan en una curva lánguida. Se acumulan o se dispersan, crean floraciones etéreas, pétalos escamados, congelados aletos. Dibujan, sin que se perciba el trazo dominante, gestando una blanda, dócil orografía, pequeñas islas desarraigadas de una insinuada y original inmensidad. Memorias de tierras, de las piedras que enjoyaron esas tierras de raros esplendores. Lo que la nieva había cobijado, escondido, es ahora desnudado y expuesto, blandiendo memorias diferentes y, sin embargo, conjugadas. En las superficies de esas piedras se acumulan, apretadamente, piedritas, sedimentos arenosos- Desde ellas destellan leves brillos. En la suave sensualidad de su forma se incrustan zonas transparentes, amarilladas o vidriosas, donde han sido atrapados viajeros audaces, peces de aspecto tropical, caballitos de mar, alguna errática mariposa, que, de seguro equivocaron su destino.
Julia Vicente de Estol, en su larga trayectoria creadora, ha transitado por diferentes disciplinas hacedoras. La cerámica, la escultura, el objeto, la instalación. En todas ellas ha demostrado ponderar sus implicancias de relato. El dramatismo o la suavidad expresiva en la cerámica, la ductilidad volumétrica en la escultura, la solidez formal en los objetos, la densidad sutil en las puestas en escena instaladoras. Ahora, en esta “De realidades imaginarias” afina cautelosamente la sintaxis de esa delicada teatralidad. En la fuerza y, sin oposición visible, la ternura física con que trabaja las formas en látex, la opulencia austera y sensual de sus piedras-monolitos. La ambigua tibieza que parece impregnar la atmósfera de escenario. Todo ofrecido con una enorme fineza técnica, con un manejos cuidadoso del los recursos dicentes, de la precisión con que se hilvana el relato. Como si con esa precisión narrativa quisiese participar su certeza sobre la existencia de esa realidad trascendente, de jerarquía bellamente simbólica. Una realidad imaginaria que se esconde y aguarda mucho más allá de la invención apenas ocurrente, de la pirotecnia tan estridente como previsible.

Alfredo Torres, curador del proyecto Terra Australis

Currículo
Julia Vicente de Estol nace en Montevideo, Uruguay
Estudia Dibujo y Pintura con Alceu y Edgardo Ribeiro. Cerámica y modelado con Carlos Héller, Heber Ramos Paz y Marcos López Lomba. Plástica Decorativa con Luis Gentieu y Ofelia Barere. Orfebrería en el Taller Zina Fernández. Metalística y diseño con Jaime Pellisier. Profundización en cerámica con Luis Fernández Chiti. Escultura con Mariví Ugolino. Ha asistido a diferentes talleres y clínicas teórico-prácticas con Clio Bugel y Alfredo Torres.
Entre 1963 y la actualidad ha participado en numerosas muestras colectivas realizadas en el país y en Alemania, Argentina, Estados Unidos y Portugal.
Entre las individuales: “Objetos y estudios para la proyección de la cerámica al muro”, Estudio A, Montevideo, Uruguay (1971); “Ensamblaje de piedras patinadas”, Cátedra Alicia Goyena, Montevideo, Uruguay (1995); Esculturas, Museo del Gaucho y la Moneda, Montevideo, Uruguay (1997); Esculturas, Club del Lago y Galería Latina, Punta del Este, Uruguay (1998); “Vivencias medulares: esculturas en hueso y bronce patinado”, Molino de Pérez, Montevideo, Uruguay (2004); “La gran ecuación”, Cátedra Alicia Goyena, Montevideo, Uruguay (2005-2006); “De realidades imaginarias”, Instituto Goethe, Montevideo, Uruguay (2009).
Entre los reconocimientos recibidos se destacan: Premio Adquisición del Salón Municipal de Artes Plásticas, Montevideo, Uruguay (1967); Premio y Menciones Honoríficas, Primer Salón de Cerámica, organizado por el Banco de la República Oriental del Uruguay, Montevideo, Uruguay (1977); Mención Especial, Concurso Banco Hipotecario del Uruguay, Montevideo, Uruguay (1996).
Poseen obras suyas los siguientes museos e instituciones nacionales: Museo Juan Manuel Blanes, Museo del Gaucho y la Moneda; Banco de la República Oriental del Uruguay; Banco Hipotecario del Uruguay
Sus obras se encuentran en colecciones privadas de Argentina, Brasil, España, Estados Unidos Y Uruguay

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