lunes, enero 16, 2006

catamarán polar

Publicado en http://economia.eluniversal.com
13 enero 2006

Madrid.- A bordo de un novedoso ''catamarán polar'', tres experimentados aventureros españoles concluyeron una expedición científica de dos meses en la Antártida oriental, pero sobre todo humana, pues se atrevieron a enfrentar el ''mayor reto geográfico del planeta''.

''La Expedición Transantártica Española ha finalizado la Gran Travesía Polar, un reto que les ha llevado a recorrer 4.500 km en tan sólo 62 días sobre el desierto helado'', indicaron los organizadores en Madrid en un comunicado remitido a la AFP.
''¡Lo hemos conseguido! ¡Es fabuloso!'', exclamó Ramón Larramendi, explorador y director del proyecto, desde la cubierta del barco ruso ''Akademik Federov'' que lo recogió el jueves cerca de la base rusa Progress (este) junto a Juan Manuel Viu, geólogo medioambiental y piloto comercial e Ignacio Oficialdegui, biólogo medioambiental y alpinista.
Estos tres expedicionarios se lanzaron el 12 de noviembre pasado en la aventura de recorrer el continente helado en una especie de trineo tirado por cometas en forma de paracaídas para intentar no sólo una aventura deportiva y técnica en un ambiente inhóspito por excelencia, donde la temperatura oscila cerca de los 45 grados bajo cero, sino también para colaborar en investigaciones científicas sobre el cambio climático que lleva adelante el Instituto Glaciológico de Grenoble (Francia).
El objetivo principal de esta expedición era realizar la primera travesía de la Antártida oriental sin utilizar avituallamientos aéreos ni apoyos mecánicos y demostrar la viabilidad del ''catamarán polar'' como un ''sistema revolucionario'' que no agrede el medioambiente y aprovecha el viento.
La parte científica consistió en ''recoger muestras de hielo de zonas inaccesibles del plateau antártico que permitirán, mediante un estudio de isótopos de carbono, determinar las variaciones climáticas que se produjeron desde que se depositó el hielo hasta ahora'', explicó Lorena Cabeza, responsable de comunicación de la Expedición Transantártica Española.
Esas muestras de hielo también permitirán estudiar los vientos catabáticos del plateau antártico, es decir el fenómeno de corrientes de aire que descienden desde las alturas al fondo de los valles producidos por el deslizamiento al ras de suelo del aire frío y denso.
El ''catamarán polar'', desarrollado por Larramendi, que lo probó en Groenlandia, es un trineo de madera de fresno unido con 36 cuerdas a los cometas -que para toda la travesía fueron 10-, que funcionan como velas.
En la parte delantera del ''catamarán polar'' va el conductor y en la mitad trasera hay un habitáculo cerrado de 7m2 dividido en dos compartimentos: uno para dormir y otro para el copiloto.
Aprovechando los vientos de 50 km que en general soplan en la Antártida, los expedicionarios recorrieron de norte a sur unos 3.000 km hasta los primeros días de enero, y alcanzaron la base rusa de Vostok, a un promedio de 250 km diarios.

2 comentarios:

  1. A más de cuarenta bajo cero, en un catamarán
    La expedición de 'Al filo de lo imposible' ha culminado con éxito su difícil travesía Transantártica en 62 días, en los que han recorrido 4.500 kilómetros

    SAN SEBASTIÁN. DV. El madrileño, de origen donostiarra, Ramón Hernando de Larramendi, Ignacio Oficialdegui de Pamplona y Juanma Viu de Zaragoza, han concluido con éxito lo que, quizá haya sido la gran aventura de su vida. El pasado jueves 12 de enero los tres componentes de la Expedición Transantártica de Al filo de lo imposible culminaba su aventura, al cruzar en un catamarán polar la Antártida. Han sido 62 días de navegación por el hielo. Han sido cuatro mil quinientos kilómetros. Han sido días de frío. Ahora son días de gloria...

    El 28 de octubre pasado, los tres aventureros polares junto a parte del equipo de Al filo de lo imposible encabezado por su director Sebastián Álvaro, ponían rumbo a Suráfrica. Desde Ciudad del Cabo volaron a la Antártida y el día 11 de noviembre comenzaba la larga travesía.

    Tenían por delante días de incertidumbre, jornadas de gran esfuerzo, momentos de peligro. Tenían para ellos el gran continente helado. El blanco por horizonte y el objetivo de llegar al otro lado de la Antártida después de atravesarla a lo largo de más de cuatro mil kilómetros y cruzar la denominada y temible «Zona de Inaccesibilidad». Con todo ello, dos meses después, el pasado 12 de enero se hicieron con el nada desdeñable récord de ser los primeros en recorrer la distancia más larga en regiones polares con medios no mecánicos y sin ningún tipo de asistencia exterior.

    Frío y viento

    Dos meses de dureza extrema. Sesenta y dos días de aventura soportando muchos grados bajo cero durante muchos días seguidos. El frío era la constante inalterable. Y así nos lo cuenta desde la Antártida Ramón Hernando de Larramendi, con quien DV estuvo hablando tras culminar su aventura: «El frío era un factor de riesgo y de peligro. Y ha hecho mucho frío, con temperaturas bajísimas. Lo cotidiano era estar a menos 35º o a menos 40º». Muchos días también en que se ha llegado a casi menos 50º».

    Antes de partir, Ramón nos contaba que uno de los principales elementos para concluir antes o más tarde la travesía era el viento. Y el aire en movimiento no les ha faltado. ¿Todo lo contrario!. Si hacía mucho frío, también tenían mucho viento, acentuando, aún más si cabe la sensación de frío: «Pensábamos que el viento que tendríamos sería suave. Pero la realidad ha sido que el viento ha sido muy fuerte», y hablamos de la meteorología que ha hecho en el transcurso de los 62 días de travesía: «En el interior de la Antártida por regla general hace muchísimo sol, y como está tan lejos de la costa no hemos tenido grandes tormentas, pero sí vientos muy fuertes, que, naturalmente, nos han ayudado a progresar con el catamarán polar», señala Ramón, quien, ahora, después de la experiencia, recordaba que han vivido la Antártida en estado puro: «Es un continente perfectamente blanco. No hay nada. No hay flora, no hemos visto fauna. Solo hielo y hielo...»

    Roturas del catamarán

    El aventurero polar reconocía que la experiencia vivida en la Antártida no ha sido fácil: «Han sido dos meses muy duros. Del frío ya te he hablado, ha sido un frío excesivo durante mucho tiempo seguido; el viento, como también te he comentado, ha sido más fuerte de lo esperado. Y por último, el terreno ha sido más difícil de lo que pensábamos».

    Respecto al terreno y dada la gran experiencia que tiene Ramón en aventuras, recorridos y expediciones polares, dijo: «Pensaba que sería como el de Groenlandia. Tanto este país helado como la Antártida tienen en el interior una similitud. Los dos son un tremendo plató, pero el terreno de la Antártida tiene unas irregularidades bestiales».

    Esta dificultad en el relieve unida al viento hacía que la cosa se complicara: «Se nos rompía más fácil el catamarán. La mezcla del terreno malo con el fuerte viento hizo que el catamarán sufriera más de la cuenta por lo que hemos tenido varias roturas. Precisamente una parte muy importante en el diseño del trineo era prever esas roturas. De hecho, ha sido un éxito porque las hemos podido arreglar», comentaba con orgullo Ramón Hernando de Larramendi.

    Varios sustos

    Fruto de las roturas, y más concretamente con la primera de ellas el desánimo en la expedición fue unánime: «Cuando rompimos el catamarán por primera vez, la verdad es que nos desanimamos bastante porque si nos quedábamos sin medio de locomoción, se acababa la historia y tendríamos que salir de allí rescatados. Era la primera avería seria que podía dar al traste con todo. Ahora bien, cuando lo arreglamos y aquello funcionaba ya nos animamos».

    Se me ocurre preguntarle a Ramón si en el trascurso de la larga travesía se han visto alguna vez tirados, si se han sentido en peligro. La respuesta del madrileño, sin tapujos y sincera: «Lo que nos preocupaba mucho era el frío. Teníamos que andar con muchísima precaución para no congelarnos. Otra preocupación era que el catamarán se fuera solo. Sí, no te rías. Cuando se hacen maniobras y el viento es fuerte, el que lo está dirigiendo se puede caer del catamarán. Otra terrible preocupación era que alguien se cayera y no nos diéramos cuenta. La huella se borra enseguida y el tiempo cambia muy bruscamente. Esto era un peligro objetivo y por ello procurábamos hablar siempre entre nosotros, para saber que estábamos todo en el catamarán».

    Afortunadamente no perdieron a ningún tripulante, pero sí perdieron la carga: «El susto más grande nos dimos cuando perdimos parte de la carga», recuerda Ramón, y nos lo cuenta: «Estábamos ya haciendo lo que sería la última etapa. Queríamos navegar 24 horas para llegar al final cuanto antes. Un bache nos obligó a poner la carga de otra manera no planificada anteriormente. Y terminó cayéndose. En los petates había perdidas cosas imprescindibles incluso para sobrevivir. Tuvimos que retroceder». Al final, la encontraron. Cargaron con los petates y regresaron al catamarán.

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  2. Algunos Datos

    Inicio travesía: 11 de noviembre de 2005
    Fin de la travesía: 12 de enero de 2006
    Días de travesía: 62
    Kilómetros recorridos: 4.500
    Máxima velocidad alcanzada: 27 kilómetros por hora.
    Velocidad mínima: 1,5 km. por hora.
    El día de más distancia recorrida: 311 kilómetros. Récord del mundo de la Antártida. El récord de distancia antártica había sido establecido en 1997 por el belga Alain Hubert con 271 kilómetros en una travesía con esquís y cometas, y hasta ahora nadie había sido capaz de batirlo.
    El día de menos recorrido: 8 kilómetros.
    Temperatura mínima: -50º
    Temperatura máxima: -25º

    ALGUNOS RÉCORDS:
    1- Mayor distancia recorrida en la Antártida en un solo día.
    2- La travesía polar más rápida de la historia sin medios mecanizados.
    3- Primera expedición en alcanzar el Polo de Inaccesibilidad sin ayuda mecánica ni apoyo exterior.

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