Afirman que los buques de turismo antártico deberían tener sus cascos reforzados para hielo
Publicado en http://www.nuestromar.org/
10dic07
Un buque de cruceros se hunde en aguas de la Antártica, y otros tres acuden rápidamente al rescate: una bendición para los sobrevivientes, sin dudas. Pero también una indicación del crecimiento explosivo del turismo, que los críticos señalan como una amenaza al ambiente antártico y una actividad que pone a los pasajeros en riesgo.
Los 154 pasajeros y tripulantes del “EXPLORER” fueron todos rescatados a salvo de sus balsas por un crucero noruego, luego de irse al fondo de las aguas heladas, en noviembre.
El turismo en el continente más austral del planeta ha crecido en popularidad, pero son escasas las regulaciones de esta lucrativa industria. Ya han comenzado a arribar a la región cruceros gigantes, y algunos expertos temen por la ocurrencia de accidentes catastróficos y daño ambiental.
Según Jim Barnes, director ejecutivo de la Coalición Antártica y Océanos Australes, “bajo el protocolo ambiental del Tratado Antártico, todo el continente es considerado una reserva; se supone que está dedicado a la ciencia, y a la protección de la vida silvestre y el ambiente”.
De acuerdo con datos suministrados por la Asociación de Operadores Turísticos en la Antártida, en la temporada 1992-93 visitaron la región alrededor de 6.700 turistas. Durante la última temporada, la cifra se cuadriplicó, a 29.500.
Siete países han efectuado reclamos territoriales en la Antártida, pero no han sido reconocidos por nadie. En algunos casos, los países reclaman el mismo sector del continente. De tal modo, resulta poco claro saber qué autoridad está a cargo.
El Tratado Antártico fue firmado en 1959 con el propósito de prevenir las incursiones militares en la región. Sus miembros se reúnen anualmente y adoptan recomendaciones, pero no existe una autoridad única que obligue a su cumplimiento. Por ello, la industria del turismo antártico ha quedado mayormente autorregulada.
La Asociación de Operadores Turísticos en la Antártida fue fundada por siete compañías con el propósito de promover viajes “seguros y ambientalmente responsables”. El foro tiene ahora 99 miembros, pero algunos grupos de turismo trabajan por fuera de la asociación y no se obligan a seguir sus guías de seguridad y ambientales.
La firma GAP Adventures, con sede en Toronto (Canadá), es la propietaria del “EXPLORER”, y pertenece a la Asociación. Los pasajeros pagaron hasta 14.000 dólares por una suite, durante los 19 días del crucero.
El buque era relativamente pequeño (75 metros de eslora) con doble casco, y era anunciado por la compañía como “un buque apto para ir a cualquier parte, para los viajeros amantes de ir a todas partes”.
Pero la Antártida, con sus ventiscas cegadoras, nieblas, fuertes vientos y procelosos mares – aun en el período veraniego entre octubre y abril cuando los cruceros fluyen a la región por docenas - hace peligrosas las navegaciones hasta para los barcos más robustos.
“Si se pudo hundir un buque como ese, realmente debería hacerse un llamado de atención acerca de la utilización en esa zona de embarcaciones que carezcan de refuerzos para navegar entre hielos y que no posean doble casco”, reflexiona Barnes.
El “GOLDEN PRINCESS”, un crucero de 210 metros de eslora con capacidad para 2.425 pasajeros, estuvo en aguas antárticas esta temporada sin incidentes, aunque sus pasajeros no bajaron a tierra.
Durante la última reunión del Tratado Antártico se presentó un documento en el que se hacía referencia al “GOLDEN PRINCESS” – operado por la empresa Princess Cruises de California – como el buque de turismo más grande que haya visitado la zona hasta el momento. El documento recomendaba a los miembros del Tratado que prohibieran la operación de grandes cruceros, pero la propuesta no prosperó.
Julie Benson, portavoz de Princess Cruises, afirmó que la compañía tenía previstos cuatro cruceros más –dos en 2008 y dos en 2009 – con el “STAR PRINCESS”, un buque del mismo tamaño que el “GOLDEN PRINCESS”.
Benson reconoció que los buques de la compañía no tienen sus cascos reforzados para navegación en zona de hielos, pero afirmó que operaban bajo el sistema del Tratado Antártico.
“No consideramos necesarios dichos refuerzos, dado que nuestros cruceros se desarrollan durante los meses de verano, cuando la zona está relativamente libre de hielos, y nuestros buques sólo transitan zonas de aguas abiertas con muy limitada presencia de masas de hielo”, concluyó Benson.
(Fuentes: AP, Kansascity.com)
MARITIME NEWS
10/12/07
Traducción de NUESTROMAR
Cartas de los Lectores, publicada en LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=969699
Naufragio
Señor Director:
“El naufragio del Explorer trae a la actualidad un tema que fue ampliamente debatido en innumerables circunstancias y foros: la experiencia antártica. La geografía, el mar, los hielos, la meteorología, son absolutamente distintos en este continente que en otras regiones de la Tierra.
“He tenido el privilegio de realizar cinco campañas antárticas. En dos de ellas como comandante de buque, el querido y recordado Bahía Paraíso, y en otra, como comandante de la Fuerza Naval Antártica. Por ello, me permito opinar sobre el tema.
“Es imprescindible que quien va a navegar esos mares con la máxima responsabilidad sobre la seguridad náutica de un buque, el capitán, tenga experiencia previa. Esto quiere decir simple y estrictamente haber navegado antes bajo la guía o conducción de un experto.
“Si los capitanes de los buques de turismo que hacen cruceros a la Antártida no tienen experiencia certificada, deberían navegar llevando un práctico a bordo. Así se hizo durante años en los inicios de la actividad turística antártica. Sería, entonces, una simple y eficaz solución que, en acuerdo con Chile, se exigiera esa idoneidad a los capitanes o se obligara a la toma de prácticos en los puertos de Ushuaia y/o Punta Arenas.”
Ismael Jorge García
Vicealmirante (RE)
ijotage36@gesell.com.ar
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