lunes, abril 26, 2004

Trabajando como camarero en una embarcación que lo llevó a la Antártida con un rompehielos, siguió su camino. El destino siguiente fue Chile y posteriormente Perú, donde los autostops son frecuentes y de fácil acceso. En Perú se encuentra con dos amigos franceses y viajan juntos por 15 días.
Publicado en http://www.prensa.com/hoy/revista/1644036.html


Con solo un par de mochilas, una carpeta y un mapa, Ludovic Hubler salió de su hogar en Francia un 1 de enero de 2003 para hacer su sueño realidad: dar la vuelta al mundo “pidiendo lift“, aventón, bote o a punta de dedo —como lo quieran llamar—.

Levantando el dedo pulgar hacia arriba, este francés de 26 años se ubica en una estación de gasolina, observa minuciosamente a las personas que paran a descansar y llenar de gasolina sus autos para dirigirse a algún lugar. Cuando Hubler encuentra su posible “bote”, se acerca con el mapa y les da su speech: “mi nombre es Ludovic Hubler y estoy dando la vuelta al mundo, ¿creen, por favor, que me puedan llevar a esta dirección?” cuenta a La Prensa. “Pero no me voy con cualquiera, no tomo riesgos estúpidos”, asegura este guapo francés.


Desde el comienzo

Hubler luce bien.

No es mamarracho, como decimos en buen panameño, ni pareciera que pasa días sin bañarse.

Dicho esto, en un español bastante bueno nos cuenta que lo más difícil fue el inicio del viaje.

Relata que desde pequeño tenía este sueño, y a pesar de que tiene una madre sobreprotectora que no estaba muy de acuerdo con su idea, su padre le dijo que para aprender a ser responsable debía primero aprender a ser independiente, y la mejor manera de realizar este sueño era pidiendo “aventones”.

Pero Ludovic no se va sólo a su suerte, él ya tiene algunos contactos en el mundo y una página web preparada que actualiza en cada punto que pueda del viaje. De esta manera coloca fotos, escribe, recibe e-mails e intercambia información.

Y su apariencia es parte del plan. Asegura que nadie quiere “llevar a una persona que esté sucia y huela mal”.

Una tierna motivación

No todo es pedir lift por pedir. Hubler también ayuda a 30 niños con cáncer y leucemia, mientras hace su recorrido en un proyecto pedagógico.

¿Cómo? Estos niños están en el Hospital de Estrasburgo en Francia, y de una manera u otra, ellos viajan con él, pero virtualmente; él les enseña el mundo paso a paso, haciendo que los profesores de dibujo, matemática, lenguaje e historia orienten sus clases de acuerdo con el país en que se encuentre el viajero francés.

Como si fuera poco, recopila recetas de cada región a la que va; de esta manera les da un curso de cocina a los niños de manera virtual.


El recorrido

Ludovic salió de Estrasburgo, Francia, en carro con sus amigos para pasar el año nuevo en las montañas. De allí fue a Valencia, España, para saltar a Africa atravesando el estrecho Gibraltar. Arribó a Marruecos para luego dirigirse a Dakhlat, ciudad situada en el Sahara Occidental.

Pero la carretera llegó hasta Mauritania. Allí las cosas se complicaron... pero consiguió que una pareja de ingleses lo llevara hasta Nouakchott (capital de Mauritania). De allí emprendió su travesía por el Sahara en un grupo que se encontró con carros especiales para arena (tipo Hummer) hasta Senegal.

Luego de “terminar” con el Sahara en avioneta se fue a las Islas Canarias; luego vino un velero hacia Cabo Verde. Allí una pareja de cincuentones lo llevó en velero hasta Brasil (en ese trayecto trabajó en el velero para sufragar el viaje), específicamente a Recife, donde volvió al autostop (parar autos), como él lo llama.

Y sigue el viaje. De Brasil a Argentina, específicamente Buenos Aires, de donde agarró rumbo hacia Ushuaia, la ciudad más austral del mundo. En el trayecto se detuvo en Trelew, a la entrada de la Patagonia. Al llegar a la ciudad de Ushuaia se dirige a la Antártida.

Trabajando como camarero en una embarcación que lo llevó a la Antártida con un rompehielos, siguió su camino. El destino siguiente fue Chile y posteriormente Perú, donde los autostops son frecuentes y de fácil acceso. En Perú se encuentra con dos amigos franceses y viajan juntos por 15 días.

Ecuador es el siguiente destino que seguir para el viajero, donde se desplaza al centro de la Tierra, de allí Colombia, y en Cartagena encontró una embarcación que los trasladó a San Blas, luego por Colón atravesaron el Canal hasta llegar a la capital panameña. Aquí se hospedó en casa de unos compañeros que contactó vía e-mail .

Ayer sus amigos panameños lo llevaron hasta el Puente de las Américas para que emprendiera su próxima aventura: San José, Costa Rica.

Hoy Ludovic, luego de haber vivido tantas experiencias, es más seguro de sí mismo. “Ahora el recorrido es más fácil porque me reconocen más”, asegura.

Además, tiene un arma valiosa: cinco idiomas, francés, inglés, portugués, español y alemán.

—¿Qué ha sido lo peor que te ha pasado en esta riesgosa travesía?

—Me metieron a la cárcel. Por andar sin papeles de autorización dentro del puerto en Senegal, y esos policías son muy estrictos, pero después expliqué todo y me soltaron.

—¿Cómo financias este viaje?

—Tengo una página en internet con los logos de mis patrocinadores, escribo crónicas y artículos para Francia. No he venido con mucho dinero, pero es suficiente para sobrevivir.

Si quiere contactar a Ludovic Hubler puede acceder a su página web www.ludovichubler.com , en donde detalla paso a paso toda su travesía.

También puede escribirle a su correo electrónico ludovichubler@yahoo.fr.


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